Opinión
Mr. Burnet o alguien de su entorno

Por David Torres
Escritor
-Actualizado a
¿Es un director de proyectos de Quirón? ¿Es un proveedor externo? ¿Es un empresario? ¿Es un comisionista? ¿Es el novio de Ayuso? No, es un ciudadano anónimo que cruza el cielo de Madrid rumbo a Miami. Me ha costado darme cuenta, quizá porque soy corto de vista, quizá porque tengo bastantes oxidadas mis lecturas de tebeos, pero al final habrá que rendirse a la evidencia de que Alberto González Amador (o Burnet González, o como se llame) es un superhéroe. O un supervillano, no sé, nunca tuve muy claro cuál es la diferencia, ya les digo que yo dejé de leer tebeos cuando los X-Men eran todavía la Patrulla X.
Eso de cargarse a un fiscal general mediante una sentencia que parece redactada en la taberna del chino de Usera no es algo que suceda todos los días. Ya sabíamos que esta gente controla la Sala Segunda del Tribunal Supremo desde atrás, pero más que una sentencia judicial, se trata de un conjuro de espada y brujería, de ésos que volatilizan todo alrededor como una granada de mano. Con los tribunales en general y con el Supremo en particular ocurren estas cosas raras -típicas de los tebeos de superhéroes-, en las que se suspenden las leyes de la física, del Código Penal y del sentido común sin que se sepa muy bien cómo.
Así, unos independentistas catalanes acaban en el trullo en menos de un mes mientras que las pesquisas sobre la trama Gürtel van camino de cumplir dos décadas. Así, ciertos gerifaltes del PSOE pasarán las navidades entre rejas mientras Víctor de Aldama sigue revoloteando por ahí, libre como un pajarillo. Así, mientras unos raperos y unas trabajadoras se pudren a la sombra por ejercer la libertad de expresión o la libertad sindical, Montoro y otros 28 cuatreros permanecen en estado de hibernación jurídica con ocho delitos bien gordos a sus espaldas. A veces, las sentencias en España parecen sacadas de un cómic de Los 4 Fantásticos o escritas directamente por el chino de Usera.
Esta última semana hemos descubierto que el ciudadano anónimo anteriormente conocido como Alberto González Amador gozaba de una identidad secreta en la intranet del Grupo Quirón -González Burnet-, un apellido que remite al alias que usaba el detective Sonny Crockett en Corrupción en Miami. Aparte del guiño explícito a la cultura pop, hay que aplaudir el tronío de un señor que intentaba desgravarse el saxofón, el hilo dental, las pelotas de pádel y las bolsas de plástico, y que luego se ponía una peluca para ir al juzgado. La peluca y el apellido falso son para disimular, igual que Superman se escondía detrás de Clark Kent y de unas gafas. Pero crear una empresa en Florida y bautizarla Burnet & Brown, con alusiones a un marrón, a la corrupción y a Miami, es una jugada digna de Lex Luthor o del Joker.
Con mi habitual torpeza para los idiomas, no tengo muy claro cómo debe pronunciarse el apellido Burnet: si en catalán, en inglés, en francés, en escocés o en chulapo. Según Ayuso, hay que leerlo con la boca cerrada. Para más coña, acabo de enterarme, gracias a Google, de que Burnet en inglés significa “pimpinela”, en germánico “oso fuerte”, en escocés remite a un apellido de origen francés que puede traducirse por “marrón” y que en ningún caso debe confundirse con burnout, agotamiento laboral, una dolencia que no suelen padecer ni supervillanos ni superhéroes.
Con los nombres hay que tener mucho cuidado porque Quirón -que es como se llama el todopoderoso grupo hospitalario cuyas sedes reciben dinero del PP a manos llenas (cinco mil millones de euros en seis años vía Ayuso)- era también el nombre del centauro experto en medicina que adiestró a Aquiles. Después del escándalo del Hospital de Torrejón, donde ha salido a la luz cómo se las gastan los gestores privados, tampoco nos extrañaría nada que lo rebautizaran como Grupo Tánatos o Thanos, para seguir con la cultura pop y los tebeos. Tal y como marcha todo, quizá lo más práctico sería entregarle el Ministerio de Sanidad al completo a Alberto Burnet o a alguien de su entorno.
Comentarios de nuestros socias/os
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros socias y socios, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.