Opinión
PP 'loves' PSOE

Por Anibal Malvar
Periodista
-Actualizado a
Daba esta madrugada Público noticia de que, tanto al PP como al PSOE, les aterra que no se puedan articular coaliciones de gobierno entre los cuatro grandes tras las elecciones del 20-D. Según las encuestas, solo dos fuerzas podrían garantizar mayoría absoluta sin ayuntar a otros terceros, cual nacionalistas u otras especies de sospechoso pelaje. Ese bipartito plausible sería, cómo no, fruto del apareamiento del PP con el PSOE.
La sombra de una gran coalición a la alemana empieza a planear sobre España como pájaro alado de billetes de 500. Seguro que las patronales están que trinan de contentas en sus jaulas de oro. Y ciertos inquilinos de Soto del Real y otras mansiones enrejadas tampoco piarán con mucho espanto ante la idea. Tal y como se ha desarrollado nuestra política democrática desde los 70, ni a sectores del PP ni a sectores del PSOE les avergonzaría explicar que se concubitan "por responsabilidad de Estado, en un momento de inestabilidad política de impredecibles consecuencias ante la volatilidad de los mercados, necesitados de ofrecer una imagen de solidez y eficacia ante los vectores económicos internacionales, y tal y tal y tal pascual". O sea, lo de siempre: OTAN, ni con helado de limón; subir los impuestos a las clases medias, ni poseídos por el demonio rojo; reformar el artículo 135 de la Constitución, impensable para un socialista. Hasta que toca.
Y ahora, quizá, toca.
Según sugiere también este diario, la otra opción sería convocar nuevas elecciones en 2016 ante la imposibilidad de formar gobierno. En tal supuesto, el PP contaría con el valor añadido de poder exiliar a Mariano Rajoy al paraíso de las huríes de la contraportada del As si sus resultados son desastrosos. En ese caso, el PP es tal vez el único partido que puede prever casi con total seguridad que va a beneficiarse de unos nuevos comicios gracias al cambio de líder, o como se llame lo que hace Mariano.
Sería una solución, la de repetir los comicios, poco cómoda para el pueblo español. El votante ha sacrificado casi todos sus fines de semana de 2015 entre sábados de reflexión y domingos de urnas, y así no hay quien rinda en la cola del paro. Una cosa es vivir en una dictadura, y otra muy distinta que nos tengan todo el día votando. Yo creo que los antidemócratas nos quieren desdemocratizar por agotamiento. Tener todos los fines de semana al ciudadano de a pie decidiendo entre Pedro Sánchez, Mariano Rajoy, Albert Rivera, Artur Mas, Susana Díaz, Esperanza Aguirre, Pablo Iglesias y Cristina Cifuentes no debe de ser muy sano. La gente tendrá también que disfrutar de algún rato para pensar en otras cosas más íntimas. No todo va a ser follar, que diría Krahe.
Aseguraba Aristóteles que "en las democracias las revoluciones son casi siempre obra de los demagogos". Ahora ya sabemos que las contrarrevoluciones también. Populares y socialistas europeos ya han pactado el secretista acuerdo de libre comercio con EEUU y otras tantas barbaridades. En Alemania, gobiernan ensortijados. En Portugal, hace nada, los socialistas, a pesar de que hubieran podido alcanzar mayoría absoluta con el apoyo de otras fuerzas de izquierda, han consentido un gobierno de derechas en minoría (ayer parece que enmendaron el error, aunque a ver qué sucede). Una alianza "temporal" PP-PSOE en España no sería nada contra natura, observando el paisaje. "Abel no fue muerto por Caín, solo fue cainizado", que dijo el poeta. Lo que no sé es si la cita será aplicable a la realidad política que estoy contando, porque no sé a quién atribuirle el papel de Abel tras repasar la historia de PP y PSOE. Ponga el lector una cruz donde le convenga.
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