Opinión
Repita en voz alta, majestad: "Dic-ta-du-ra"
Por Sato Díaz
Coordinador de Política.
-Actualizado a
Día (mejor dicho, noche) grande en el Palacio de la Zarzuela. Un ir y venir de gentes, mucho trabajo. Un año más (y ya van 12) Felipe VI aprovecha la oportunidad de lucir ante la ciudadanía española sus dotes oratorias. Como cada Nochebuena, ¡las gambas, el turrón, el cava, el himno y el rey! El jefe del Estado pronuncia puntual su discurso navideño en el que repasa el año que está a punto de terminar. Siempre desde la perspectiva interesada y manipulada, desclasada y conservadora, de la Casa Real.
Este 2025 ha sido un año intenso para la monarquía, la institución ha cumplido 50 años, medio siglo de vida. Y a recordar dicha efeméride ha dedicado buena parte de su tiempo en prime time, el monarca. El 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte oficial de Francisco Franco, Juan Carlos I fue proclamado rey de España ante las Cortes franquistas jurando la lealtad a los principios del Movimiento Nacional. Y hasta hoy, la Jefatura del Estado continúa siendo un cargo hereditario para llegar al cual solo hace falta estar bien colocado en la línea sucesoria sin ser necesario mostrar especiales aptitudes para asumir tal responsabilidad, ni ganar méritos, ni recibir apoyo popular, ni rendir cuentas a la ciudadanía.
"Estos aniversarios me animan a hablaros esta Nochebuena de convivencia; de nuestra convivencia democrática, a través de la memoria del camino recorrido y de la confianza en el presente y en el futuro", aseguraba el rey ante las cámaras este 24 de diciembre. "España ha progresado cuando hemos sabido encontrar objetivos que compartir. Y la raíz de todo proyecto compartido es necesariamente la convivencia", reiteraba el monarca unas páginas más adelante de su discurso. Hasta en siete ocasiones ha mencionado Felipe VI la palabra 'convivencia' durante su intervención televisiva. Contraste con la ausencia de otros conceptos.
Este tiempo de, digamos, convivencia lo vincula el rey con las cinco décadas de periodo monárquico, desde la coronación de su padre hasta hoy. Según el relato de Zarzuela, existe una comunión convivencia-monarquía-democracia en la que España ha vivido en el último medio siglo. Sin embargo, Felipe VI ha hecho piruetas dialécticas para no nombrar en ningún momento el concepto 'dictadura'. Como si no fuera una sucesión histórica necesaria: de la dictadura franquista surgió la monarquía borbónica que se restauró en España por voluntad de Franco. La coyuntura histórica, la presión popular y el contexto internacional hicieron que la monarquía fuera irremediablemente de la mano de la democracia.
Cincuenta años después, Felipe VI ha evitado nombrar a la dictadura en su discurso. Lo que no se nombra, deja, en cierta medida, de existir. Sin dictadura, por tanto, tampoco hay víctimas del franquismo a las que reparar ni mención a ellas en la alocución real de este miércoles por la noche. La memoria democrática, por otro lado tan necesaria para la convivencia, vuelve a ser un gran ausente de la intervención de Felipe VI. Incluso en este año de 50 aniversario de la muerte de Franco. Cuatro sílabas no son tan difíciles de pronunciar. Repita en voz alta, majestad: "Dic-ta-du-ra".
Como tampoco es tan difícil de pronunciar la palabra 'incendio'. El año en el que se quemaron cerca de las 400.000 hectáreas en devastadores incendios forestales no hubo un recuerdo por parte del monarca para esta tragedia que se llevó por delante buena parte de las provincias de León, Salamanca o Cáceres, entre otras, durante el verano. "Los fenómenos climáticos son un condicionante cada vez mayor y en ocasiones trágico", reconocía Felipe VI, sin concretar más, ni criticar más, ni profundizar una pizca.
Ni rastro tampoco de las palabras 'genocidio', 'Palestina' o 'Gaza', precisamente en este año 2025, cuando el mundo entero ha visto casi en directo cómo se materializaba la masacre más cruel contra el pueblo palestino. Una masacre que hizo al mundo reaccionar, y las movilizaciones se sucedieron en todas las latitudes: manifestaciones masivas, Flotilla de la Libertad, boicot a La Vuelta ciclista o a Eurovisión... "En este mundo convulso, donde el multilateralismo y el orden mundial están en crisis, las sociedades democráticas atraviesan, atravesamos, una inquietante crisis de confianza", se limitó a reconocer el rey sobre la crisis política internacional en la que está envuelto el mundo, sobre una geopolítica de guerra que cada vez toma más protagonismo en el día a día.
Hay palabras que no pueden no ser pronunciadas en un año como este.
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