Opinión
'Think tank': toma lacasitos

Por David Torres
Escritor
-Actualizado a
Creíamos que con FAES y con Disenso estaba agotado el espacio para los laboratorios de ideas de derechas, aunque la verdad es que ideas, lo que se dice ideas, tampoco es que tengan muchas. En FAES, una de las mejores fue que Aznar se afeitara el bigote y la otra la invención de las propias siglas, FAES, que no quiere decir Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, sino más bien Fascismo Español. Ni que decir tiene: ambas operaciones resultaron premonitorias. Después de Hitler y de Mussolini, parecía que el fascismo nunca volvería a salir del armario y ahí está otra vez, creciendo a la luz del día, rebosante de salud y sin cortarse un pelo.
Sin embargo, en lo que se refiere a la falta de espacio, estábamos equivocados. Iván Espinosa de los Monteros ha vuelto a demostrar que a la derecha siempre hay sitio. Sobre todo, a la derecha de la derecha, un lugar que, como decía el bueno de Pedro Reyes del cielo: “es infinito, pero muy estrecho”. En efecto, agolpados en el acto de presentación de Atenea, el nuevo think thank facha, estaban Víctor de Aldama, Cayetana Álvarez de Toledo, Dani Desokupa, Marcos de Quinto, Lucía Etxebarría, Vito Quiles, Ortega Smith, Cayetano Rivera y Alejo Vidal-Quadras. Vamos, lo mejor de cada casa. Cómo estaría de cargado el ambiente intelectual que Miguel Tellado, quien había prometido asistir, a última hora decidió no presentarse. Tampoco pudieron acudir Iker Jiménez ni Perico Delgado, que estaban muy ocupados intercambiándose camisetas, así como José Manuel Soto, que bien podía haber improvisado un himno con su guitarra. A lo mejor no lo invitaron por eso.
El nombre del think thank, Atenea, es todo un hallazgo, ya que la diosa griega de la inteligencia nació de un dolor de cabeza de Zeus, sólo que ya crecidita y revestida de todas sus armas. Este parto traumático alude a las tensiones históricas entre Vox y el PP, dos partidos que son primos hermanos y, más que primos hermanos, gemelos univitelinos: como que Abascal salió de una oreja de Génova después de amamantarse durante años a los pechos de Esperanza Aguirre. A su vez, Espinosa de los Monteros se escindió de la frente de Vox hecho y derecho, con barba y todo, y ahora se ha plantado en el atiborrado jardín filosófico de la derecha en forma de jaqueca o de migraña.
Ganarse la vida después de la sopa boba política no es tarea fácil, por eso los rebotados del Congreso no paran de idear maneras de seguir viviendo a lo grande sin dar un palo al agua. Albert Rivera, por ejemplo, aprovechó para fichar por un prestigioso bufete de abogados, Martínez-Echevarría, de donde lo echaron al poco tiempo por vago. Dos decisiones que el bufete todavía está lamentando, primero, la de contratarlo, y segundo, la de despedirlo, porque la indemnización que van a tener que abonarle asciende a 1,2 millones de euros, más o menos lo mismo que tendrían que haberle pagado al finalizar el contrato. Es difícil saber si les hubiera resultado más perjudicial que siguiera representando a la firma.
Albert Rivera es que no para de pensar, de ahí que haya creado su propio laboratorio de ideas personal, desde donde imparte charlas y conferencias al estilo de Amadeo Llados, sólo que en plan mental, haciendo burpees verbales: "La creatividad para mí es la capacidad de crear ideas nuevas, ¿no? Yo creo que el mundo de las ideas al final necesita gente creativa". Platón y Sócrates se quedarían bizcos de la envidia. Para potenciar su creatividad, Albert se ha dejado la barba a retales y se ha despeinado un poco. En la izquierda ya pueden espabilar, cuando de momento lo único que pueden oponer a esta flamante explosión de intelectualidad es la Taberna Garibaldi.
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