Opinión
La búsqueda del líder
Por Público -
ALFONSO EGEA DE HARO
Profesor de Ciencia Política
El año 2010 se recordará como annus horribilis para la socialdemocracia en Europa y como inicio del debate interno y la búsqueda de nuevos liderazgos. La elección de Ed Miliband al frente del partido laborista británico es presentada como un giro a la izquierda, aunque este giro pueda ser recibido con escepticismo. Un escepticismo justificado no sólo porque fue precisamente el alejamiento de los planteamientos de izquierdas y del peso de los sindicatos uno de los factores que auparon a Tony Blair a reorientar el laborismo inglés, alejado del poder por 18 años. Dicho escepticismo tampoco se deriva del nuevo contexto en el que la solución a la crisis económica parece más alejada que nunca de las tesis socialdemócratas. Las dudas proceden, fundamentalmente, de la propia izquierda y la evolución reciente de la socialdemocracia europea.
A finales de los noventa, Gerard Schröder y Tony Blair representaban el nuevo impulso de la izquierda en Europa. Incluso antes de las elecciones europeas de 1999, ambos líderes presentaron un manifiesto conjunto “El camino por delante de la socialdemocracia en Europa”. En aquel momento, tanto la “Tercera Vía” de Blair como el “Nuevo Centro” de Schröder apostaban por sustituir el viejo dogma del igualitarismo por una estrategia “innovadora” basada en la mayor flexibilidad del mercado de trabajo, la reducción de la presión fiscal sobre el capital, la limitación del gasto público y el mantra ético de premiar el esfuerzo individual. Así se reconstruía la izquierda tras su larga ausencia en el poder en los principales países europeos. Y así se desmantela hoy, utilizando el mismo programa, convertido en arma de los partidos conservadores.
Es precisamente ese giro liberal del liderazgo de la socialdemocracia europea una de las causas y no la consecuencia de la situación actual. Es también uno de los impedimentos para el desarrollo de una agenda política progresista a nivel europeo. Por ello, el nacimiento de estos nuevos liderazgos en la izquierda ha de tener presente la evolución reciente del pensamiento socialdemócrata y no exclusivamente los efectos excepcionales que está teniendo la crisis económica en la fortuna electoral de los partidos de izquierdas. Esta toma de conciencia es un elemento necesario para que los nuevos líderes sean capaces de desarrollar un programa de izquierdas más creíble y no sea un mero eslogan al que recurrir en la carrera por el poder en el partido.