La frase-argumento que últimamente pronuncia todo el mundo es ‘La justicia debe ser igual para todos’. Bien. De acuerdo. (Salvando bobos e irrelevantes igualitarismos de entradas en los juzgados o grabaciones de declaraciones). ¿Pero por qué solo tiene que ser igual para todos la justicia?

¿No debe ser igual, y no lo es, para todos la educación, en la que los hijos de las altas y medias capas sociales pueden hacer masters y doctorados y los de las bajas y mediobajas, no, en que la proporción de inmigrantes no es la misma en unos colegios que en otros, en que se separan sexos y no, alumnos excelentes y no, y tantas otras diferencias?

¿No debe ser igual para todos que los votos de los ciudadanos tengan el mismo valor y cómputo sin trapisondas electorales?

¿O que la vivienda sea realmente accesible para todos?

¿No deben ser iguales las listas de espera en Sanidad, y el trato hospitalario y de habitaciones para personajes ‘importantes’, que no hace falta recordar, y no ‘importantes’ sino normales?

¿Qué unos son corruptos y otros no, y quienes pagan el pato siempre son los no corruptos?

¿No debe ser igual para todos la economía, sí, la economía, y no un sistema que propicia las desigualdades entre los ciudadanos para que todos puedan vivir con un mínimo de alivio?

¿No tienen trato preferente los niños de papá, las ricas esposas, por mor del derecho de herencia o prebendas de amistad?

¿Es igual para todos la dependencia de quienes no pueden valerse físicamente por sí mismos, y mueren esperando la caridad o el cumplimiento incumplido de la norma legal autonómica o central?

¿Es igual la libertad para unos que para otros?

¿Es igual el ocio, es igual el amor y su disolución, es igual el sexo?

¿Es igual de mínimamente justa la distribución de la riqueza en un país en el que se abren las fosas de la pobreza ante la indiferencia política, y, lo que es más grave, la aceptación popular?

¿Es igual que unos muertos estén enterrados y otros no?

¿Es igual, con los mismos derechos y desde ayer, ser empresario que trabajador?

¿Es igual ser del Opus que no, desde cualquier óptica práctica?

¿Es igual una opción política que otra?

¿Es igual ser honrado que no?

¿Y es igual hasta en lo cotidiano no haber visto nunca a Alfonso Guerra o a José María Aznar en alguna cola, aunque sea la del Documento Nacional de Identidad?

Y muy especialmente y hoy: El Tribunal Supremo ha archivado la querella contra Garzón por los cursos de Nueva York. Ya han surgido todo tipo de suposiciones y sospechas. Pero, ¿No debería ser igual la presunción de inocencia de los magistrados del Tribunal Supremo que la nuestra, y ello tanto si absuelven como si condenan? ¿Por qué nosotros somos honorables y ellos no?

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Gota de RACIONALIDAD NO ENCONTRADA: Ya sé que la prescripción es una institución fundamental, dicen, en el mundo del Derecho y de la seguridad jurídica, pero nunca la he comprendido. ¿A ustedes les parece bien que los delitos prescriban, incluidos los delitos fiscales?

Gota COSPEDALIANA: María Dolores Cospedal: ‘Rajoy me ha dicho que cuenta conmigo como secretaria general del PP’. O sea, dos cargos y dos sueldos, cuando hay cinco millones de españoles sin cargo ni sueldo. Cospedal también ha remachado que el PP es el partido de los trabajadores.

Gota taurina: El Gobierno de Bildu en San Sebastián deja entrever que no habrá corridas de toros en 2013. ¿Falta de afición o antiespañolismo?