Muammar Gaddafi, de 68 años, parece un personaje sacado de otro tiempo. En primer lugar, no estaría de más conocer a su modisto o modista, e invitarlo a las pasarelas occidentales, empezando por Milán. Dejando a un lado las bromas y hablando de Milán, los italianos andan con el estómago revuelto a causa de la revuelta libia. Dicen que no pueden tolerar un Estado islamista junto a ellos. Los italianos se comportan con Gadafi como Israel se comportaba con Mubarak. Creen que Gadafi debe continuar para evitar una irrupción islamista.

Gaddafi está en el poder desde 1969, es decir desde hace 42 años. Dio un golpe de Estado cuando solo tenía 27 años. Desde entonces ha pasado por todo tipo de visicitudes, algunas memorables y otras no, y anoche, en un discurso televisado, dijo que quiere morir en Libia como mártir.

En Libia volvemos a estar ante una ecuación parecida a la egipcia. Los italianos temen que la alternativa a Gaddafi sea el islamismo. Algo parecido argumentaba Mubarak antes de su renuncia el 11 de febrero. Pero esta vez en Occidente prácticamente no se les ha hecho ningún caso, ni a Mubarak ni a Gaddafi. A Mubarak se le ha dejado caer en caída libre a pesar de sus buenas relaciones con Occidente e Israel. Ahora habrá que ver si Gaddafi consigue mantenerse en el poder y reprimir a la oposición. De momento, el número de muertos en Libia se cuenta por centenares.

Si Gaddafi cae como Mubarak, se abrirá un periodo muy interesante en el país. Se verá si los italianos tienen razón y el islamismo es la única alternativa viable a Gaddafi. Si es así, Occidente podrá actuar como lo hizo con Argelia hace dos décadas o podrá permitir que se consolide un Estado islamista a las puertas de Europa...