Opinión
Lista de cosas inútiles
Por Begoña Huertas
El otro día empecé a hacer una lista de cosas que no servían para nada: explicarle al peluquero cómo quieres que te corte el pelo, preguntarle a tu novio qué está pensando, votar el próximo domingo… No, espera, ¿por qué he escrito esto último? Por inercia. Vivimos en un estado mental que nos hace creer que nuestras acciones no sirven para nada ante lo inevitable. Venimos sufriendo la crisis como quien sufre un terremoto.
No estamos acostumbrados a pensar. Generalmente actuamos o hablamos por impulso, por reflejo, sin razonamiento: “todos son iguales”, “no sirve de nada”, “yo ya lo sabía”. En las movilizaciones ciudadanas y ante las próximas elecciones he oído preguntarse a mucha gente por qué votamos partidos si luego gobiernan los mercados. Es una cuestión planteada de manera irreflexiva, como un estornudo, ya que si se piensa un poco queda claro que entre los políticos hay quien apoya el libre mercado y quien aboga por un mercado regulado. ¿Por qué partidos se presentan el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial?, ¿cómo que no se presentan a las elecciones? También esa es una respuesta mecánica.
A la hora de escribir –una columna, una novela, lo que sea- la primera idea no suele ser nunca la mejor, y de ahí el tan temido pero necesario “dale otra vuelta”. Una de las mejores pancartas de la manifestación del domingo pasado fue “Pienso, luego estorbo”. Hay que pensar sí, y además pensarlo dos veces. Lo inútil es el pensamiento automático.