Un Gobierno es siempre de coalición: entre el ministro de Hacienda y el resto del Ejecutivo. Esta broma, que más de una vez ha hecho el vicepresidente segundo en foros públicos, refleja la soledad en la que se suelen encontrar los responsables del área económica en el Gobierno.

Cara al hipotético futuro Gabinete, lo que parece ambicionar Pedro Solbes es que haya un mayor equilibrio en esa siempre difícil coalición entre el responsable de controlar el presupuesto y los ministros del gasto -que son todos

los demás–.

En economía todo está interrelacionado –más aún en el Gobierno– y decisiones de gasto social, por poner un ejemplo, no es lógico hacerlas sin coordinarse. Y, sobre todo, no pueden hacerse a golpe de anuncio público antes de ser aprobadas y consensuadas con Economía. Es lo que ha pensado siempre el que ha portado la cartera económica fuera del Gobierno que fuese.

El vicepresidente ha sufrido un fuerte desgaste durante estos casi cuatro años teniendo que salir una y otra vez a recomponer los mensajes económicos a la opinión pública y a los empresarios. Y eso es lo que probablemente no querrá ver repetido. Porque daña la credibilidad y la fortaleza de la política económica.

Por eso, quiere reforzar la Comisión Delegada con un equipo propio y acotar las promesas electorales para que sean asumibles –la sempiterna prudencia–. Dos requisitos que a estas alturas no pueden sorprender.