Este artículo se publicó hace 15 años.
El 12 de diciembre, la mejor respuesta
El actual Gobierno, a diferencia de lo que se hizo en ocasiones anteriores, no ha recortado los derechos de los trabajadores
Muchos ciudadanos piensan que la situación económica es tan grave que merece la convocatoria de una huelga general, como expresión radical del rechazo social a una crisis que hace que cuatro millones de personas se encuentren en desempleo.
Sin embargo, es necesario recordar que una huelga general es el más radical y costoso instrumento de actuación sindical que, por su envergadura e importancia, en el actual periodo democrático sólo ha sido utilizado por las organizaciones sindicales mayoritarias en respuesta a una agresión, siempre con un objetivo concreto, exigido a un destinatario concreto, que tenía la capacidad inequívoca de reparar el daño que se había causado o se podía causar.
Así fue en el caso de la huelga general de 24 horas del 14 de diciembre de 1988, contra el plan de empleo juvenil promovido por el Gobierno socialista de Felipe González; el 28 de mayo de 1992, también contra el gobierno de González, se convocó una huelga general de cuatro horas contra los recortes de las prestaciones por desempleo; el 27 de enero de 1994 se produjo la tercera huelga general a un gobierno socialista contra la reforma laboral que establecía contratos con bajos salarios para los jóvenes, el aumento de la movilidad geográfica y el recorte de las prestaciones por desempleo; y nuevamente el recorte del desempleo fue el motivo de la huelga general del 20 de junio de 2002, esta vez contra el "decretazo" del gobierno Popular de Aznar.
El ejercicio del derecho de huelga está sometido a una ordenación legal establecida en un Real Decreto-Ley de 1977, concretado y fijado en normas y sentencias judiciales posteriores.
Algunos de los que jalean con subterfugios la convocatoria de una huelga general (los mismos que en el año 2002 reclamaban una regulación radical de este "abuso" sindical) no hacen sino evaluar sus posibilidades para contribuir a una alternancia política en el Gobierno, y olvidan (o ignoran por falta de experiencia) que las huelgas son costosas, para el conjunto del país y para cada uno de los trabajadores que la secunda; cuestan salario, cotizaciones sociales, prestaciones sociales, y a veces tienen el riesgo de perder el empleo.
Hay que pensarlo bien antes de poner todo eso en juego. ¿Cuál sería la reivindicación de una hipotética convocatoria de huelga general ahora? ¿Contra el paro? Pero, ¿quién es responsable del paro que ha generado esta crisis? ¿Hacemos una huelga contra los excesos del sistema financiero internacional? ¿Contra las autoridades y reguladores económicos mundiales que decidieron neutralizar la burbuja de las "puntocom" (a principios de este siglo) inundando de dinero barato el mercado? ¿Contra las autoridades monetarias que decidieron eliminar los controles al sistema financiero confiando en que se autorregularía? ¿Hacemos una huelga contra los gobiernos que ha tenido este país en los últimos 20 años, por crear las condiciones para que la construcción haya sido el motor de crecimiento esencial?
UGT y CCOO consideran que el actual Gobierno, a diferencia de lo que se hizo en ocasiones anteriores, no ha recortado los derechos de los trabajadores, y está aplicando medidas económicas, que si en buena parte pueden considerarse adecuadas, son insuficientes. ¿La insuficiencia de esas medidas hace necesaria la convocatoria de una huelga general? Creemos que hace necesaria una movilización que recuerde al Gobierno que tiene que actuar con más intensidad contra la crisis.
¿Hacemos una huelga general contra los empresarios, por despedir a los trabajadores o por no contratarlos? ¿Podrían dejar de hacerlo al día siguiente de la huelga? Sabemos que son muchos los empresarios que padecen también la crisis, por eso haremos una movilización general que les reclama un cambio de actitud, una posición de compromiso social para luchar contra la crisis.
Esta crisis ha tenido muchos "padres", se ha venido gestando desde hace mucho tiempo, y una huelga general no es el camino para combatir la crisis y el paro. Llegar hasta esta situación ha sido complejo, y también lo será reconducirla.
Pero ese reto, más que conducir a la resignación, nos obliga a implicarnos más en una recuperación económica sólida y sostenible, que corrija los errores cometidos, y que nos permite hacer reformas que mejoren la creación de empleo y las condiciones de trabajo, que nos empujen hacia el crecimiento económico y social, no hacia modelos productivos desfasados.
Esos son los objetivos de la movilización general que convocamos CCOO y UGT el 12 de diciembre, en Madrid, a las 12 horas, a la que invitamos a participar a todos los trabajadores y trabajadoras.
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