Este artículo se publicó hace 2 años.
Ajedrez y krav magá
Pablo Iglesias
Madrid-Actualizado a
El pasado 9 de febrero de 2022, la pluma de Fernando Valls prestaba entonces el servicio militar en El Confidencial y titulaba lo siguiente: Montero y Belarra desatan la guerra fiscal en el Gobierno de coalición.
"La batalla fiscal ya ha comenzado", escribía Valls, que continuaba así: "Se veía venir. Que PSOE y Unidas Podemos iban a chocar con fuerza en materia fiscal era algo previsible. Más si cabe después de que los morados fijaran posición en una entrevista de Nacho Álvarez, número dos de Belarra y precisaran sus propuestas este mismo lunes en un acto con el exlíder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, de invitado". Entonces Podemos propuso un impuesto a los ricos que el PSOE y todos los medios de comunicación rechazaron con furor.
Este martes se ha conocido el acuerdo de presupuestos entre Unidas Podemos y el PSOE que incluye, por fin en España, un impuesto a las grandes fortunas. Hay algún periodista aficionado al cine americano que dice que todo es gracias a Moreno Bonilla por haber ido por ahí provocando con la eliminación del impuesto de patrimonio. Pero no, es gracias a Podemos que sí que tiene algo en común con el PP: saber a qué clase le toca defender cuando gobierna.
La política o tiene nada que ver con las sonrisas, con la conciliación de intereses, con el buen rollito y tampoco es ir a los barrios como quien va a un safari Park a comprar la mierda securitaria de la derecha. La política es lucha de clases, ruido, tiras y aflojas, decibelios y conflicto. La política no es un torneo de ajedrecistas, la política es krav magá sin armas de fuego.
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