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ENTREVISTA ANTONIO MAÍLLO “Me hubiera gustado ver banderas de España en los balcones contra los recortes”

El coordinador general de IU de Andalucía ha revalidado este fin de semana su liderazgo en el contexto más hostil posible: tras superar un cáncer que le apartó de la política, ver cómo el PSOE apartaba a IU del gobierno andaluz y como la irrupción de Podemos arrinconaba a IU. Él admite en la entrevista que sintió vértigo de ver el posible desmantelamiento de su fuerza. Pero ha sobrevivido a todo. Y viene a por más.

El coordinador regional de IU Andalucía, Antonio Maíllo (IU)

DANIEL CELA

Antonio Maíllo (Lucena, 1966) acaba de ser reelegido coordinador regional de IU Andalucía con el 83% de los votos. Un resultado rotundo que legitima su proyecto de confluencia con Podemos de cara a las elecciones andaluzas de 2019.

También apuntala la estrategia a nivel federal de Alberto Garzón frente a los más críticos. Maíllo está pletórico, pero ha acabado desfondado.

La entrevista empieza mientras se prepara un desayuno raro en un cuenco donde prepara la confluencia de leche de quinoa, miel, almendras crudas, papaya, aceite de lino, mijo y medio limón exprimido.

La confluencia: "No existe egoísmo de partido ni en Podemos Andalucía ni en IU"

Alberto Garzón dijo en la la asamblea que, si se hace bien, el bloque Podemos-IU en Andalucía servirá de modelo para otros territorios de España. Él admite que la confluencia para las generales fue precipitada y hubo errores. ¿Sabe cómo evitar esos errores?

La experiencia de Unidos Podemos en las generales es un estímulo de lo que no debemos hacer aquí. Pero en Andalucía hay un elemento diferencial: IU está más vertebrada en el territorio y Podemos aquí carece de la arrogancia que demostró el estatal. Son dos ventajas. El discurso de Teresa Rodríguez en la clausura de la asamblea fue brillante, dejó muy clara nuestra coincidencia de objetivos. La confluencia en Andalucía saldrá bien, porque en Podemos y en IU no existe el egoísmo de partido. Esa relación de horizontalidad nos hace sentir cómodos a los dos.

Hace un año que Rodríguez pide a Pablo Iglesias un Podemos andaluz con más autonomía política, pero no termina de lograrlo. ¿Eso puede dificultar el diálogo para confluir aquí?

A mí me llama la atención que en medio de un debate territorial como el que estamos viviendo en España, Podemos no tenga una equivalencia a lo que tiene IU a nivel federal. Una federación andaluza, como la que tenemos nosotros, es compatible con el compromiso con el proyecto nacional de partido de Garzón. Confío en que llegarán a un acuerdo, sobre todo para ser coherentes con esta idea del Estado plurinacional que queremos todos.

¿Usted pediría a los alcaldes de IU que gobiernan con el PSOE que rompan su pacto, como les propone Podemos?

Yo no voy a pedir lo que mi organización no reclama. La mayoría de nuestros alcaldes no dependen del PSOE para gobernar, y nuestras alcaldías son los principales activos para demostrar que podemos gobernar de otra forma, por ejemplo, con la remunicipalización de los servicios que otros habían privatizado. Demostramos que es justo y, sobre todo, que es eficiente. Será la propia confluencia, si se hace bien, la que dé por superado ese conflicto de si nos aliamos o no con el PSOE. Si sale bien, no será necesario replantearlo.

¿Cuál es la buena confluencia? ¿Ya no basta una alianza electoral como Unidos Podemos?

“Repetir el modelo de Unidos Podemos en Andalucía sería un fracaso” afirma Maíllo

Claro que no, eso sería un fracaso. Una alianza electoral simplemente no va a ningún lado, repetir ese modelo sería un fracaso. Podemos, IU y Equo ya tienen interiorizado el gen de la confluencia, pero aquí hablamos de algo mucho mayor, de integrar en el bloque de cambio a sindicalistas, a las mareas verdes, a docentes en acción, a pequeños agricultores, a empleados públicos… El éxito de la confluencia es sumar más allá de Podemos e IU. Otra cosa es que la fórmula jurídica más razonable que adoptemos sea la coalición electoral. Ninguna de las partes ha hablado de crear un partido político nuevo. ¿Para qué vamos a crear algo que lo único que va a generar es desgarro? Necesitamos un espacio donde todos nos sintamos cómodos.

¿Se ha marcado un plazo temporal para que culmine la confluencia con Podemos?

Ya estamos construyendo confluencia. Ya no hablamos en infinitivo sino en gerundio. En Andalucía, la confluencia de facto ya existe. De aquí a las autonómicas hay que establecer los espacios de apelación ciudadana para que se incorporen a este bloque de cambio. Este 2017 debemos hacer una convocatoria amplia para el bloque de cambio, que se nos vea juntos y animar a que se nos unan. Andalucía no puede quedarse atrás en el debate territorial y nuestra presidenta no puede estar aquí para españolear, como cantaba Lola Flores. Susana Díaz no tiene que hacer de Lola Flores en el debate territorial, debe reivindicar el papel de Andalucía, pero no desde el frentismo con Cataluña, sino desde el encuentro. El PSOE de Díaz ha dejado huérfanos a muchos izquierdistas y andalucistas que se van a sentir identificados con nosotros.

Catalunya: "El miedo al abismo abrirá el diálogo en Catalunya"

Ha visto las manifestaciones de este fin de semana contra la independencia de Cataluña. ¿Qué conclusión saca?

Dos conclusiones: hubo una movilización masiva el 1 de octubre, con una represión torpe orquestada por el Gobierno central. Ahora ha habido una manifestación muy relevante este domingo con una posición contraria. Y ahora toca pararse y afrontar un diálogo sosegado porque el abismo de una ruptura social irreparable está cerca. Creo que es el miedo a ese abismo lo que empujará al diálogo en Catalunya. Para ello son necesarias dos cosas: que no tenga lugar la declaración unilateral de independencia (DUI) ni que se aplique el artículo 155.

La DUI es ilegal. El artículo 155 está en la Constitución. ¿Cree que hay que derogarlo?

No. Pero creo que no hay que aplicar medidas excepcionales o estrictamente legales a situaciones que exigen una solución política. ¿Alguien puede negar que cuando hay dos millones de personas que votan, aunque sea sin garantías, pero como movilización es inmensa, cree que sólo con el palo se puede resolver esto? ¿De qué estamos hablando? No hay ley que pueda generar humillación en Catalunya, eso no lo ampara ninguna ley. Si yo fuera presidente del Gobierno ya estaría hablando con Puigdemont.

Puigdemont está ahora al margen de la ley. Para que Rajoy se siente a dialogar con él, ¿es necesario que retire el ultimátum de la consulta sobre la independencia de Catalunya?

El expresidente José María Aznar se sentó a negociar con ETA, con gente que había matado a otra gente. Entonces sí se podía dialogar para resolver un problema político y ahora no, que alguien me lo explique, no lo entiendo. Lo que no puede hacer Puigdemont es la declaración unilateral de independencia. El proceso catalán tiene un profundo respaldo social, es cierto, pero no es mayoritario, no lo es, ni ha tenido todas las garantías. Lo mejor que puede hacer es dar un tiempo de espera, de calma, y abrir el diálogo. Esto no es buenismo, lo están pidiendo también las autoridades europeas. O hacemos política con Catalunya o seguimos avanzando hacia el abismo.

El Gobierno dice que primero está hacer cumplir la legalidad.

Maíllo: “Me hubiera gustado ver banderas de España en los balcones contra los recortes”

¿Y ya está? ¿Eso lo resuelve todo? Venga, hagamos cumplir la ley: declaremos un Estado de excepción, eliminemos la Generalitat…lo único que eso va a generar es humillación en la sociedad catalana y un sentimiento profundo de encanallamiento. Mientras que la DUI va a generar una respuesta represora por parte del Gobierno central. Creo que ahora toca retrasar determinadas decisiones, esperar, y más tarde abrir una reforma del Estado hacia un modelo plurinacional. Esa realidad ya existe y hay que darle forma legal.

En la asamblea regional participaron miembros del Frente Polisario. IU siempre ha defendido la autodeterminación del Sáhara.

Absolutamente.

¿Y la de Catalunya?

El derecho a decidir, sí.

¿IU defiende la autodeterminación de Catalunya?

Claro, igual que la de Andalucía. ¿O nosotros no nos autodeterminamos cuando votamos en el 4D, empujando al derecho a decidir? Una cosa es independencia y otra autodeterminación. Ahí está la confusión. La expresión que a nosotros nos gusta es el derecho a decidir. La independencia es una opción para alejarse del Estado, y la autodeterminación es expresar la voluntad como sujeto político y jurídico dentro de un país.

Usted es profesor, cuando escucha al PP defender el derecho de los padres a elegir el colegio de sus hijos, yo le he visto oponerse, porque era una “coartada” para obligar a la Junta a concertar más colegios católicos, en detrimento de los públicos. Los derechos de uno terminan donde empiezan los del otro. ¿Qué es el derecho a decidir?

Eso no tiene nada que ver. No tiene nada que ver. Cuando hablamos de derecho a decidir hablamos de sujetos políticos reconocidos por el Estado. Alguien podría decir que España no es plurinacional, pero nosotros creemos que sí. Creemos que conviven sentimientos nacionales dentro de España. Hay un 80% de la población catalana…hay votantes de todas las fuerzas políticas, incluso del PP, que apoyan una consulta sobre el derecho a decidir. Sobre esto, ¿qué encaje quiere tener Catalunya dentro de España? Nosotros defendemos un Estado federal. La derecha nunca se ha creído el Estado de las autonomías y va a aprovechar este debate para rearmar el proceso centralista con la ayuda de C’s y la ambigüedad del PSOE. Quiero que los catalanes estén dentro de España, ¿lo puedo decir? ¿Usted cree que se puede construir un país donde unos vecinos insultan a otros por poner esteladas en sus balcones? Es un disparate.

¿Usted colgaría la bandera de España del balcón de su casa?

No. Yo no soy muy de banderas, la verdad. A la izquierda en este país no le pasa nada con la bandera de España, pero no es la que nosotros aspiramos a tener en una república. La bandera de España no es la bandera de todos. Y ahora menos porque la están atizando contra otros. Yo la única vez que sentí de manera natural la bandera de España, como fenómeno social no vinculado a la política, fue cuando ganamos el Mundial de Sudáfrica. Aquel fue un proceso muy natural y muy cómodo. Con la crisis, los recortes y los refugiados, no vi banderas de España en los balcones, me hubiera gustado entonces esa bandera como símbolo de resistencia. Mire, yo no quiero ser un nuevo afrancesado, pero me preocupa el “¡A por ellos!” y la recuperación de viejos términos falangistas como “rojos”, “separatistas”, “anti-España”…

También algunos dirigentes de izquierda hablan de fascismo… IU siempre ha sido muy sensible con la recuperación de la Memoria Histórica. ¿No le incomoda oír hablar con tanta ligereza de que en España se ejercen políticas fascistas?

“Ninguna ley ampara la humillación de Cataluña” apunta el político andaluz

Es que en España nunca dejó de haber fascismo. Hay un pensamiento fascista, pero yo no diría que lo hay en las instituciones, por supuesto. Hay algún fascista oculto, hay políticos que hacen declaraciones parafascistas, pero en general en las instituciones no. Sin embargo, se fomenta el frentismo como antes. Yo estuve en Zaragoza en un acto público con 300 cargos y no pudimos salir del pabellón porque nos rodearon y nos insultaron una multitud. Me preocupa mucho.

Es preocupante, sí. Pero usted es profesor de Latín y cuida mucho el lenguaje. ¿No cree necesario, también como parte de la solución, que representantes públicos y periodistas empiecen por desarmar el lenguaje con el que nos referimos al conflicto catalán?

Estoy de acuerdo contigo. Ahí te doy la razón, creo que debemos hacer autocrítica todos. Nosotros vamos a intentar reflexionar en ese espacio de encuentro con la izquierda sobre la necesidad de descomprimir el lenguaje que usamos. Quizá sea un comienzo.

Antonio Maíllo

Antonio Maíllo (IU)

Elecciones 2019: "Con sectarismo en la izquierda no llegamos a ninguna parte"

Si Podemos e IU se ubican en el polo más a la izquierda de la política, para ganar terreno tendrán que convencer al ala más izquierda del PSOE. ¿Necesitan moderar sus posiciones para integrar a más socialdemócratas en la confluencia?

Es que en Andalucía hay otro hecho diferencial, y es que el PSOE está muy escorado a la derecha. Se sostiene en el poder por el pegamento institucional, pero cada vez tiene menos apoyos. Nosotros no seremos un bloque de cambio real si no invocamos a ese espacio de izquierdas que se atribuye el PSOE. Si queremos ganar en Andalucía, tenemos la obligación de apelar al electorado socialista. Pero, ojo, creo que los parámetros de la vieja política…eso de que unos moderados y otros radicales…eso ya no existe. Aquí hemos visto a gente de derechas convertirse en radicales de izquierda, porque les han estafado. Alguien que se sentía identificado con el sistema, que nunca habría pensado que los bancos te roban o que te pueden echar de tu casa, cuando ocurre, ahí se acaba el pensamiento conservador. Yo no diría que nos situamos en lo radical, pero sí creo que en la izquierda no podemos ser sectarios. Con el sectarismo no llegamos a ningún lado. Si alguien ha sido de centro toda la vida pero hoy se siente identificado con nuestro proyecto de cambio, debemos contar con él o ella.

El PSOE os acusa de hacerle el juego a la derecha. Repiten mucho la frase que Teresa Rodríguez gritó en la Cámara: “¡Con el PSOE, ni muerta!” ¿Le preocupa que cale esa tesis?

No, porque yo estuve allí y la escuché. Y su observación es verdad: el PSOE no para de recordarnos en el Parlamento que en la anterior legislatura gobernamos con ellos y parece que eso nos invalida para hacer oposición en este mandato. Hablan de ellos como si fueran la mafia o una secta, y luego nos dan por amortizados. En ese contexto surgió la frase de Teresa. Susana Díaz la sacó de contexto, porque ha detectado que su verdadero adversario está a la izquierda.

¿Usted puede imaginar otra pinza entre la izquierda y la derecha para desbancar al PSOE andaluz del Gobierno, como se habló a mitad de los noventa?

Para el coordinador regional de IU Andalucía, Susana Díaz "está" inhabilitada para hacer un proyecto de Gobierno de cambio"

Es que no hubo ninguna pinza en los noventa. Hubo un intento de regenerar la vida política desde el Parlamento. Creo que se cometieron errores, porque los andaluces nos pidieron que nos mojásemos en el Gobierno y no lo supimos leer. Dicho esto: quien aísla al PP en Andalucía son los partidos de izquierda, no el PSOE. El PP no le habla de corrupción al PSOE desde que Susana Díaz apoya a Mariano Rajoy para el Gobierno, y el PP no se enfrenta a Díaz desde que ésta se alinea en el bloque reaccionario, junto a Ciudadanos, a favor del centralismo español. Si hay una pinza ahora es la de PP-PSOE. Pero le reconozco a Díaz su capacidad de distorsionar el mensaje: si nosotros coincidimos en voto con la derecha, es una pinza; si son los socialistas quienes votan igual que el PP, es por responsabilidad de Estado. En fin…

Se lo pregunto de otra forma: si Podemos-IU debe decidir entre facilitar la investidura a Susana Díaz o permitir gobernar al PP con C’s, ¿qué harán?

Con la política que está haciendo Susana Díaz, para mí está inhabilitada para hacer un proyecto de Gobierno de cambio. Y yo no estoy para jugar a las casitas aquí, sinceramente…

Visto ahora en retrospectiva, ¿cree que habría sido mejor para IU no entrar en el Gobierno del PSOE e influir desde fuera como hace C’s?

Ciudadanos no se entera de nada de lo que hacen en el Gobierno. Les dan tres titulares y ya. Han venido para cargarse el sistema tributario. El siguiente paso será privatizar los servicios públicos con la excusa de que no se pueden mantener porque ya no hay ingresos. Ciudadanos no sabe cómo funcionan las modificaciones presupuestarias, ni se las huelen, y la ejecución presupuestaria, menos. Yo creo que ni les interesa. Están para vender titulares a su electorado.

¿Andalucía es de izquierdas?

Andalucía socialmente tiene un profundo sentido de izquierdas. Es una mezcolanza de valores, pero sí, social y electoralmente es de izquierdas. La prueba está en que el PP nunca ha sido hegemónico, aunque ganase unas elecciones. ¿Hay riesgo de que eso se rompa? En un proceso de crisis social, y éste lo es, las certezas de hoy son incertidumbres de mañana. Pero hoy por hoy Andalucía es tierra de izquierdas.

El PSOE lleva casi 40 años gobernando en Andalucía.

Sí, tendremos que analizar qué responsabilidad tenemos nosotros. Hay una parte que tiene que ver con el clientelismo, algo que no ha inventado el PSOE, pero se ha servido de ella. Esto ha vertebrado la sociedad andaluza desde hace siglos. Si no rompemos eso, difícilmente vamos a romper determinadas prácticas políticas en Andalucía, gobierne quien gobierne.

Retrato personal: “Me pierdo con las metáforas de Garzón e Iglesias sobre Juego de Tronos”

¿Cómo ha hecho para abstraerse de toda la vorágine previa al congreso de IU?

He tenido poco tiempo, porque entre el intenso debate interno, la actividad parlamentaria andaluza y el conflicto catalán de fondo esa vorágine ha sido demoledora. Pero la lectura siempre salva, yo me refugio en ella del estrés de la política

¿Qué está leyendo?

Acabo de terminar Los pacientes del doctor García, de Almudena Grandes. De los episodios de Una guerra interminable, para mí es el mejor, junto con Inés y la alegría. Me ha encantado. El estrés me ha ayudado a terminarlo pronto, necesitaba leer algo que no fueran informes del partido, del Parlamento o de Cataluña.

¿Está enganchado a alguna serie de televisión?

La política me ha alejado de hacer seguimiento de series, aunque me gustan mucho. Y estoy un poco perdido en eso, por ejemplo, me pierdo cuando escucho a mis compañeros hablar con metáforas de Juego de Tronos. Pablo [Iglesias] y Alberto [Garzón] son muy de Juego de Tronos. No lo pillo cuando hacen alusiones a determinados personajes y tengo que meterme en Wikipedia para ver quiénes son los de los que hablan (Jajajaja).

Su grito de clausura de la asamblea de IU: “¡Viva Izquierda Unida, coño!”, ¿tenía algo de autoreivindicativo?

(Jajaja). A mí me mola ser de IU, yo soy comunista y no militaría en ningún otro partido. Ese grito era porque me han enfadado mucho. Verá, aunque no me lo recomiendan los médicos, me enfada que la gente construya un discurso para abrirse camino dentro de IU desde falsedades. Dicen los compañeros críticos: “Ustedes van a hacer desaparecer IU”. Y como eso no ocurre, porque nunca ha sido nuestra intención, inventan otra falacia: “Si no desaparece IU es porque nosotros lo hemos impedido”. Eso irrita, así es difícil hacer política. Se puede discrepar sobre objetivos y estrategias, pero no sobre falacias que nadie ha planteado. IU quiere crecer no desaparecer.

Ha sido reelegido coordinador regional con el 83% de votos. ¿Esto legitima su proyecto de “superar IU” y avanzar hacia la confluencia con otros grupos de izquierda?

Sí. El resultado es magnífico. Este respaldo tan masivo elimina las dudas respecto a la confluencia, ya nadie debe estar cuestionando la estrategia, ahora hay que desarrollarla. Este debate, que debió cerrarse en las elecciones de junio de 2016 con Unidos Podemos, queda zanjado con este resultado. Nuestro segundo paso será desmantelar la estructura burocratizada de IU para permitir entrar a más gente que se siente identificada con nuestras políticas.

En sus primeros cuatro años de mandato le ha tocado lidiar con un tsunami político: la ruptura del pacto con el PSOE, derrotas electorales, la irrupción de Podemos, un cáncer que le apartó de la política… ¿Alguna vez sintió vértigo de ver desaparecer a IU?

Tuve el vértigo de que pudiéramos tener un resultado de derrota, no definitiva, pero sí de desmantelamiento de este proyecto político en IU tal y como está. El peor momento fueron las elecciones andaluzas. No olvidemos que Susana Díaz convocó los comicios cuando Podemos era la primera fuerza de proyección en las encuestas y nosotros en el momento más complicado. Ese fue un instante de vértigo. En la campaña de las andaluzas, tener que tirar del carro cuando estábamos aún en shock porque el PSOE nos había echado del Gobierno y Podemos parecía comernos. A partir de ahí, nos esforzamos por enterrar la melancolía de lo que pudo ser y no fue…

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