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Aragonès avisa a Sánchez que si no afronta la resolución del conflicto catalán, dejará paso a un Gobierno de PP y Vox

En una conferencia pronunciada con motivo del primer aniversario de las elecciones al Parlament, el presidente de la Generalitat apela a la necesidad de rehacer la unidad entre los partidarios de los "grandes consensos" de Catalunya y anuncia una serie de reuniones con actores políticos, sociales y económicos para forzar al Estado a "moverse".

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el president de la Generalitat, Pere Aragones, en su encuentro en el Palau de la Generalitat el pasado 15 de septiembre, previo a la primera reunión de la mesa de diálogo. — Nacho Doce / REUTERS

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Al día siguiente de que las elecciones en Castilla y León hayan abierto sus puertas a un muy posible gobierno autonómico entre el PP y Vox, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha advertido a Pedro Sánchez de que la situación se puede repetir en La Moncloa si el Ejecutivo español no afronta con "valentía" las "grandes cuestiones" que quedan pendientes de resolver", entre las que destaca el conflicto político con Catalunya. Asimismo, ha vuelto a reclamar "unidad de acción" entre el soberanismo y todos aquellos partidarios de los "grandes consensos" del país.

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En un escenario majestuoso como es la Sala Oval del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), Aragonès ha pronunciado una conferencia justo un año después de las elecciones al Parlamento que le abrirían las puertas de la presidencia, cargo al que accedería tras más de tres meses después de una negociación eterna y agónica con Junts per Catalunya. En un acto que ha contado con la asistencia de más de 400 invitados (entre los que había miembros del Govern, dirigentes políticos como el primer secretario del PSC y jefe de la oposición, Salvador Illa, o miembros de En Comú Podem y representantes sindicales y de organizaciones económicas y empresariales, entre otros), Aragonès ha pronunciado un discurso que se ha alargado durante casi una hora y en el que ha desgranado las claves de su proyecto político, definido como la "Catalunya entera".

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Para lograrla ha apelado a la necesidad de llevar a cabo una serie de transformaciones sociales y económicas pero, sobre todo, ha expuesto que en estos momentos Catalunya se ve "limitada" por un Estado español que "ni acoge ni respeta los consensos" catalanes. Su horizonte para desbordar estos límites pasa por alcanzar el máximo autogobierno, es decir, el Estado independiente, un punto de llegada que necesita previamente la resolución del actual conflicto político. Esta cuestión ha copado la práctica totalidad de la segunda parte del discurso de Aragonès.

Forzar al Estado a moverse

Más allá de insistir en la existencia de una mayoría "amplia, sólida y transversal que quiere decidir el futuro político del país en un referéndum democrático reconocido por todas las partes", Aragonés ha puesto en valor que la negociación con el Estado "ha empezado a avanzar y ha citado la concesión de los indultos a los presos independentistas como ejemplo. A continuación, sin embargo, ha reconocido que "es evidente que está costando mucho avanzar por la poca valentía del Gobierno español, que se niega a hacer una propuesta política para Catalunya".

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"Debemos forzar al Gobierno del Estado a moverse para que empiece a hablar"

En este sentido, ha hecho un llamamiento a la unidad de acción -ha hecho apelaciones constantes a la necesidad de recuperar la unidad de los partidarios de los "consensos" de Catalunya, como la apuesta por el referéndum y la autodeterminación, el feminismo, la urgencia de avanzar en la lucha cuenta el cambio climático o la importancia del catalán- porque "el Gobierno del Estado no se moverá por voluntad propia. Se moverá por nuestra fortaleza. (...) Debemos forzar al gobierno del Estado a moverse y que empiece a hablar de propuestas que afronten realmente la raíz del problema". Y estas son "retirar las causas contra el presidente Puigdemont y el resto de políticos exiliados" y, en especial, "encontrar una solución democrática al conflicto".

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Para el presidente de la Generalitat, si no lo hace, significará que el Gobierno central "no ha entendido que sin una resolución democrática y acordada a la cuestión catalana, España tiene por delante el autoritarismo, como tantas veces la historia nos ha demostrado". Y, más explícitamente, ha añadido que "si en la próxima legislatura española hay un gobierno del PP y Vox no será por culpa del independentismo. Será por la poca valentía del actual Gobierno del Estado de afrontar las grandes cuestiones que quedan pendientes por resolver, entre ellas el conflicto político con Catalunya".

De hecho, no ha escondido que el gran reto de la legislatura es "avanzar y encontrar una vía democrática para que la ciudadanía decida" y ha remachado que "podemos discutir el cuándo, podemos discutir el cómo. Las fórmulas y los condicionantes. Pero lo que no podemos aceptar como respuesta es que nunca, nunca, nunca habrá una vía democrática para que los catalanes y catalanas decidimos nuestro futuro".

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Diálogo con los diputados en el Congreso y en la Eurocámara

Ahora bien, si la negociación no avanza, como es posible, avisó de que piensa "activar todos los mecanismos de presión para desbloquear la negociación", lo que implica previamente "reforzar la posición catalana para forzar al Estado a moverse y hacer una propuesta". Y, a su juicio, la vía para llegar aquí sería articular una "unidad de acción" de un "catalanismo moderno e inconformista" que comparta los grandes consensos catalanes. Para ello, detalló que pondrá en marcha un diálogo con instituciones y los principales actores políticos, económicos, sociales, cívicos y culturales para "compartir impresiones y traducir estos consensos en acciones políticas concretas".

Lo iniciará con los diputados catalanes en el Congreso y en el Parlamento Europeo, con la pretensión de sacudir el actual escenario. Por el momento, la unidad de acción soberanista parece tan o más lejana que hace un año y una resolución del conflicto político con el Estado que pase por un referéndum acordado tampoco se intuye a corto plazo.

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