Este artículo se publicó hace 2 años.
El capricho electoral de Mañueco echa al PP a los brazos de Vox para gobernar Castilla y León
Los resultados electorales obligan al PP de Mañueco a pactar con la ultraderecha, a pesar de que en campaña negó incluso barajar esta posibilidad. De no haber acuerdo con el PSOE, la comunidad estará abocada a nuevas elecciones. De momento, Abascal exige
María José Pintor
Valladolid-Actualizado a
El adelanto de los comicios estalla en la cara a Alfonso Fernández Mañueco (31 escaños y a diez de la mayoría absoluta), a pesar de su entrada triunfal en el hotel donde su partido celebra la noche del 13F.
El candidato del Partido Popular a la Presidencia de la Junta asegura, en su primera intervención tras conocer el resultado desde Salamanca, que va a "dialogar con todos" con el objetivo de formar "un gobierno de todos y para todos". Abre así la puerta a un gobierno también con el PSOE.
De momento el líder socialista, Luis Tudanca, ha preferido dejar caer la noticia de su posible renuncia como secretario general de su partido, en lugar de valorar la opción de pactar con los populares.
Abascal exige la vicepresidencia
Quien ya ha dejado claro que exigirá la vicepresidencia para Vox es el líder de la ultraderecha, Santiago Abascal, quien ha sacado pecho con los resultados cosechados en las elecciones de Castilla y León. En su comparecencia, ha puesto de manifiesto que "Vox tiene el derecho y el deber de formar gobierno" e incluso ha ironizado con "qué cara de vicepresidente se le está poniendo a Juan García-Gallardo".
Así, Vox no va a poner las cosas fáciles a Mañueco, mientras Tudanca prefiere no especular con opciones de pactos con el PP. El líder popular dejó paralizadas las Cortes, en plena pandemia y con el auge de la sexta ola, para cambiar el apoyo de un partido moderado, el de Ciudadanos, por la extrema derecha.
El foco mediático de un país ha estado, por primera y única vez, pendiente de una comunidad despoblada, que pierde jóvenes como en ninguna otra región de Europa y que además está muy envejecida. Sin embargo, esto no ha beneficiado ni al PP y ha dejado muy tocado al PSOE de Tudanca que se queda con tan sólo 28 escaños, frente a los 35 que logró en las elecciones de 2019. Mañueco cometió un grave error de valoración respecto a sus posibilidades, lo que le ha llevado a una situación ingobernable.
La única buena noticia para el popular ha sido el varapalo electoral para el socialista Luis Tudanca, que reduce su apoyo en siete procuradores. La buena sintonía que consiguió con el líder de Ciudadanos, Francisco Igea, que hoy consigue un testimonial escaño, se va a cambiar por una guerra contra un partido que ya ha demostrado ser capaz de utilizar toda su artillería contra el PP.
La propuesta de pacto de Ciudadanos
Ciudadanos, en plena campaña, ofreció un pacto a tres bandas para evitar que la ultraderecha entrara en un gobierno en Castilla y León. Ni los de Mañueco ni los de Tudanca se planteaban entonces esta posibilidad, y no lo harán salvo que se vean obligados por Génova y Ferraz. Mañueco, de momento, lanza la piedra y esconde la mano ante un posible pacto con el PSOE que, fuentes populares confirman a Público, "ni quiere ni aceptará".
Tan sólo Isabel Díaz Ayuso abogó en campaña a valorar un gobierno con Vox. Sin embargo, voces, como la del presidente gallego, Alberto Nuñez Feijoo, daban al traste con esta opción.
La última palabra para Pablo Casado
Será Pablo Casado quien tendrá la última palabra ante una comunidad ingobernable. De momento, esta noche desde Génova tan sólo han lanzado un "objetivo conseguido" por el insuficiente triunfo de su líder en las elecciones.
Así las cosas, se barrunta un incierto futuro a un gobierno de coalición entre el PP y Vox tras el resultado electoral en el que el candidato popular, Alfonso Fernández Mañueco, tendrá que pactar con la ultraderecha para el primer gobierno de coalición con Vox en un ejecutivo en España o, lo que parece más probable, convocar elecciones.
La cómoda gobernabilidad con la que contaba el PP gracias a Ciudadanos, después de que en el 2019 Mañueco perdiera las elecciones frente al socialista Tudanca, ha saltado por los aires tras la convocatoria electoral en un momento en el que los sondeos daban a los populares una cómoda mayoría absoluta en Castilla y León.Vox (13 escaños) ya ha advertido al PP (31 escaños) que no cederá sus procuradores para que continúe gobernando la Junta de Castilla y León.
Abascal estableció su precio, que no es otro que entrar en el gobierno autonómico pisando fuerte. Estos resultados llevan al partido de extrema derecha a exigir la vicepresidencia, algo a priori inaceptable para Mañueco y que le forzaría a convocar nuevas elecciones de no lograr un pacto con el PSOE.
La corrupción no pasa factura a Mañueco
Los casos de corrupción del PP, que tendrán esta primavera su protagonismo en los tribunales, no han afectado a Mañueco, que ha conseguido dos escaños más que hace apenas tres años. Pero el resultado le otorga un respaldo ciudadano muy inferior al que contaban sus antecesores en el cargo y que le coloca a los pies de Vox.
De hecho, ni tan siquiera le ha afectado la causa abierta en su ciudad natal, Salamanca, por la presunta financiación ilegal que orquestó Mañueco con las personas de confianza en el partido para lograr la victoria en las primarias que le llevarían a ser el presidente de los populares en Castilla y León y, por tanto, poder ser el candidato a la presidencia de la Comunidad.
Luis Tudanca, el líder socialista, no ha conseguido revalidar su victoria de las anteriores elecciones con tan solo 28 procuradores. Las primeras y únicas en 35 años de gobiernos populares. Los tres escaños de Soria Ya y los tres de la UPL -que ha subido dos escaños- le han restado los votos necesarios para alcanzar los 35 escaños del 2019.
La España Vaciada con Soria cumple su objetivo de entrar con tres escaños en las Cortes de Castilla y León, aunque dista mucho del éxito que vaticinaban las encuestas en otras provincias.
Podemos, a pesar de concurrir por primera vez con Izquierda Unida, vuelve a perder apoyos y escaños. A falta de los datos los residentes en el extranjero, su líder Pablo Fernández se quedaría con un solo procurador en las Cortes de Castilla y León.
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