Este artículo se publicó hace 3 años.
El arzobispo de Oviedo equipara el feminismo con el machismo y habla de un "abuso de nuevo cuño"
En una carta pastoral, Jesús Sanz sostiene que la concepción feminista es "empobrecedora e injusta". "La dialéctica machismo-feminismo no construye la relación nueva que necesitamos para superar tanto exceso y dolor", defiende.
Bilbao-
Coincidiendo con el 8 de Marzo, el arzobispo de Oviedo ha dado a conocer una carta pastoral en la que manifiesta su absoluta distancia del movimiento feminista, al que compara directamente con el machismo. Bajo el título "Hombre y mujer los creó", Jesús Sanz Montes –quien además ejerce como presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española– señala que machismo y feminismo son "extremos".
"Dentro del movimiento pendular con el que la historia se corrige a sí misma evitando los extremismos abusivos, no siempre se llega a una verdadera y eficaz rectificación, sino que a menudo simplemente se aboga por mantener el mismo error abusivo y extremo, pero gestionado por otro protagonista empoderado", señala el arzobispo en ese texto.
En tal sentido, señala que "entre los debates más vivos en los últimos decenios, está el diálogo profundo entre hombre y mujer, dando lugar a una revisión del marchamo que puede haber protagonizado injustamente la trayectoria antropológica durante demasiados siglos que ha impuesto una visión del mundo desde la óptica masculina".
"Esta concepción monocolor y excluyente, de índole 'machista' ha sido pobre y empobrecedora, e injusta", señala. No obstante, defiende que esa concepción machista "da lugar a otra posición igualmente pobre y empobrecedora e injusta: la 'feminista'. La dialéctica machismo-feminismo no construye la relación nueva que necesitamos para superar tanto exceso y dolor".
En su carta pastoral, Sanz Montes se refiere también al "injusto acoso y arrinconamiento" que ha sufrido la mujer "por parte del hombre". "El varón tantas veces se ha considerado víctima de la mujer presentada como tentadora por sus señuelos y temida por su irreductible misterio, u otras veces se ha sentido salvador de la mujer vista bajo la fragilidad de un sexo llamado 'débil', de modo que desde esos roles de víctima o de salvador habría colocado a la fémina en un segundo lugar para defenderse de ella o para defenderla a ella, afirmándose sólo él", remarca.
No obstante, cree que "la bipolarización hostil y excluyente no ha ayudado jamás a la resolución de los conflictos, sean cuales sean su índole y su matriz". "Por eso –continúa el arzobispo de Oviedo, el abuso 'machista' no queda superado ni solventado con el abuso de nuevo cuño 'feminista', que pretendiese gestionar el problema desde la perspectiva contraria en una infructuosa alternativa, como quien pasase simplemente de la oposición al poder: no solucionar el conflicto de una relación, sino conquistar quién manda en él".
"Toma y daca estéril"
Asimismo, Sanz Montes defiende que "aunque lo contradigan tantas páginas de la historia, el varón y la mujer son dos fragmentos de un único todo, cuya plenitud y sentido reside sólo en su mutua reciprocidad". "Hay determinadas batallas que no corrigen los errores precedentes, sino que protagonizan los errores contrarios en un toma y daca que es estéril, dañino y destructor de la armonía primera cuando Dios nos hizo al hombre y a la mujer, sólo a nosotros, a su imagen y semejanza más acabada", afirma.
En el párrafo final, el arzobispo sostiene que "toda violencia que mancha y mata la vida del otro, y puede mancharse y matarla de tantos modos, es un atentado contra la ayuda adecuada que se nos da para salir de nuestra ceguera y soledad, pareciéndonos amorosamente al Dios Amor que nos hizo y nos puso frente a frente para que nos reconociésemos complementarios".
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