Este artículo se publicó hace 3 años.
Casado ignora a la patronal y a varios barones del PP para criticar al Gobierno por la reforma laboral
El presidente del PP señala, al igual que ERC, que la nueva normativa "vende humo" y que en ningún caso su partido va a apoyarla pese a contar con el beneplácito de las organizaciones empresariales, tradicionalmente vinculadas a los populares.
Madrid-Actualizado a
El Partido Popular de Pablo Casado no está dispuesto a hacer la más mínima concesión al Gobierno de Pedro Sánchez. Es una de las conclusiones que se extraen de la actitud demostrada estos días por los principales dirigentes nacionales de los populares tras el acuerdo de la reforma laboral, aprobada este martes en el Consejo de Ministros. Un pacto a tres bandas entre el Ejecutivo, los sindicatos mayoritarios y la patronal que no es del gusto del PP pese a su habitual alineamiento con las tesis de los empresarios, que sí han dado su conformidad. El líder del PP no ha querido mostrar ningún tipo de conformidad con el pacto, ignorando aparte de la CEOE a algunos de sus principales barones territoriales.
Curiosamente, el acuerdo pilotado por la ministra de Trabajo Yolanda Díaz también ha sido criticado por sus socios de ERC y EH-Bildu. Y aunque con razones opuestas, han usado términos similares a los de Casado como que "vende humo". "Tienen razón los socios radicales del Gobierno. La contrarreforma laboral es humo y contraproducente", ha dicho Casado este martes en el patio del Congreso de los Diputados.
La dirección nacional del PP no se plantea no votar en contra de la reforma, tal y como ha reiterado Casado en varias ocasiones. "No somos un partido para intentar enjuagar todos los enredos de los programas electorales de Podemos y PSOE. Por qué vamos a tener que votar a favor de una contrarreforma laboral que enmienda una del PP", ha señalado a los medios. Casado ha añadido que el "PP no es un sustitutivo de ningún partido radical aliado de Sánchez".
El líder del PP ha sido preguntado expresamente si considera que la patronal está contribuyendo, por tanto, a esos "enjuagues" que critica. Sin entrar directamente a contestar, Casado ha insistido en su línea discursiva. "¿Por qué el PP va a tener que ser la muleta? ¿El PP tiene que ser un partido apósito del PSOE? Lideramos las encuestas y tenemos que tener un modelo alternativo al de Sánchez", ha dicho. "¿Por qué ahora nosotros tenemos que rescatar a Sánchez? Lo digo con todo respeto a la patronal y a su presidente, que tiene que tomar sus decisiones y nosotros las nuestras en el Parlamento", ha añadido al respecto.
Casado ha tenido varios desencuentros con Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, especialmente tras la defensa que este realizó de los indultos, en sintonía con la clase empresarial de Catalunya. En su caso, el líder empresarial ha amenazado en descolgarse del acuerdo actual si se modifican en el Congreso algunos de los términos pactados la semana pasada.
Otro campo de batalla que quiere iniciar el PP es que la reforma se tramite mediante un Proyecto de Ley y no como Real Decreto. "El Tribunal Constitucional es clarísimo al respecto. La supuesta urgencia o extraordinaria necesidad no puede ir en contra del parlamentarismo. El TC tendrá que decidir si el Gobierno abusa de esta gatera de decretazos", ha señalado. La actual reforma laboral aprobada en 2012 por el Gobierno de Mariano Rajoy fue aprobada vía Real Decreto y además no contó con el apoyo de los principales sindicatos del país, que convocaron una huelga general.
Desde el PP han vuelto a deslizar otra vez la idea de que la derogación total de la reforma laboral hubiera supuesto que España no recibiera los fondos europeos. Una supuesta petición de Bruselas que realmente nunca se ha producido de forma expresa.
El modelo del PP es, según Casado, "abaratar la contratación y asumir más flexibilidad". Es decir, la llamada "mochila austriaca". "Vamos a recuperar íntegramente nuestra reforma laboral. Y además vamos a ahondar en la flexibilidad con la mochila austriaca", ha señalado. Este tipo de medidas, que han sido defendidas recientemente también por organizaciones como el Banco de España, consiste, en resumen, en eliminar la indemnización por despido y sustituirla por una aportación mensual desde la empresa a una cuenta a nombre del trabajado.
Moreno y Feijóo, menos contundentes
Por su parte, el presidente de Andalucía, Juanma Moreno, sí que al menos ha concedido que la "única parte buena" de la reforma laboral es el hecho de que haya contado con el acuerdo de empresarios y sindicatos. "Siempre que sea por acuerdo me parece positivo", dijo este lunes. En todo caso, señaló que "personalmente creo que la reforma laboral de 2012 fue buena" y añadió que "no la hubiera tocado" tras avisar de que "cada vez que se apuesta por una mayor rigidez hay una expulsión de personas del mercado laboral e incapacidad de contratación".
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Nuñez Feijóo, fue prudente en su posicionamiento frente a la negativa tajante de Génova de votar en contra de la nueva normativa laboral. En declaraciones a los medios el lunes, señaló que es preciso esperar a analizar la reforma laboral. Eso sí, tras esta primera reflexión, se ha reafirmado en que "no hay una derogación" de la totalidad del texto impulsado en su día por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que sí sufrirá, tras el acuerdo, "una serie de modificaciones" en su articulado. Como "tercera consideración" apuntó que una vez que la Xunta conozca la redacción definitiva de esos "parágrafos" que se "modifican", analizará si impacta en el tejido económico gallego.
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