Una vez elegidos los presidentes del Congreso y el Senado así como las mesas de ambas Cámaras se despeja ahora el camino hacia la investidura, en la que el rey tendrá un papel protagonista dada su misión constitucional de proponer un candidato tras despachar con los portavoces de los grupos parlamentarios.

Una vez constituidas las Cortes y antes de ese debate de investidura, para el que todavía no hay fecha, el reglamento del Congreso da cinco días para que los diferentes partidos pidan formar grupo parlamentario con las firmas de los diputados que quieran adscribirse a cada uno de ellos.

El reglamento determina que podrán constituirse en grupo los partidos con más de 15 escaños o aquellos que, con un mínimo de cinco, superen el 5% de los votos en toda España o el 15% en las circunscripciones en las que hayan concurrido.

Cumplen el primero de esos requisitos -más de 15 diputados- y tienen grupo asegurado PP, PSOE, Vox y Sumar, mientras que a través del segundo -mínimo de 5 representantes y más del 15% allí donde se han presentado-, EH Bildu y PNV.

ERC y Junts tendrán grupo pese a no cumplir los requisitos

No cumplen con esas exigencias ni ERC ni Junts porque aunque tienen más de cinco diputados, no llegan al 15% exigido en algunas de las circunscripciones en las que han concurrido en Catalunya. Aunque es previsible que la nueva Mesa del Congreso, que es soberana para interpretar el reglamento y en la que la izquierda tiene mayoría gracias precisamente a los votos de ERC y Junts, permitirá que éstos formen sus respectivos grupos.

El segundo paso en el camino hacia el debate de investidura será el que protagonice Felipe VI con su ronda de consultas con los grupos, tal y como establecen los artículos 62 y 99 de la Constitución. La nueva presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, acudirá este viernes al Palacio de la Zarzuela para informarle de la constitución de la Cámara y de que ya puede ir organizando su ronda de consultas, informa Europa Press.

Éstas no tienen una fecha tasada, pero lo habitual en los últimos años ha sido que el monarca cite a los representantes de los partidos una o dos semanas después de que el nuevo Congreso eche a andar, lo que llevaría la ronda a la próxima semana o a la última de agosto.

Al rey le corresponde proponer un candidato para que se someta a la sesión de investidura una vez oídos a los portavoces de las formaciones políticas con representación en el Congreso. Tradicionalmente hay partidos que declinan reunirse con el monarca, como ERC, que ya ha anunciado que tampoco acudirá en este ocasión.

Décima ronda de consultas

Será la décima ronda de consultas de Felipe VI en sus nueve años de reinado, cuando su padre, Juan Carlos I, protagonizó otras tantas durante los 38 años en los que estuvo en el trono.

Tanto el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ganador de los comicios, como el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, han mostrado su disposición a someterse a la investidura, aunque por ahora, ninguno de los dos ha cerrado los acuerdos para tener una mayoría suficiente.

A priori, Sánchez tiene más opciones, tras el acuerdo alcanzado con ERC y Junts para la Mesa del Congreso, pacto que debería ampliarse a la investidura.

Hace siete años y medio, en enero de 2016, se dio una situación inédita cuando el entonces presidente del Gobierno y líder del PP, Mariano Rajoy, que había obtenido 123 escaños, declinó la propuesta de Felipe VI de intentar formar gobierno, lo que obligó a otra ronda de entrevistas.

Mayoría absoluta o mayoría simple 48 horas después

El nombre que proponga el jefe del Estado se someterá a la sesión de investidura, que prosperará si logra mayoría absoluta del Congreso. De no alcanzarla, habrá una nueva votación 48 horas después, en la que sólo será precisa la mayoría simple, es decir más votos a favor que en contra.

La fecha de esa votación determinará a su vez la de la una hipotética repetición electoral en caso de que ningún candidato lograra ser investido. De celebrarse esa sesión de investidura durante la primera quincena de septiembre, la nueva cita con las urnas coincidiría con las fiestas de Navidad y Año Nuevo.

En ese sentido la ley es taxativa: de no investirse a ese primer candidato, se abre un plazo de dos meses para elegir presidente del Gobierno, y si nadie lo consigue, se disuelven automáticamente las Cortes y se convocan elecciones generales, que se celebrarán 47 días después.

Por ello que fuentes parlamentarias apuntan que para evitar el riesgo de una elecciones en Navidad, el debate de investidura debería celebrarse la última semana de agosto o a finales de septiembre, lo que alejaría el peligro de unos comicios durante esas fiestas.