Este artículo se publicó hace 2 años.
Cuatro claves de la candidatura de Xavier Trias a la Alcaldía de Barcelona
Tras ser derrotado en las elecciones del 2015 por Barcelona en Comú, Trias optará por quinta vez a liderar la ciudad y se presentará como el antagonista de Ada Colau, con la aspiración de unificar el antiguo espacio político de Convergència.
Barcelona-Actualizado a
Tras meses de rumores, Xavier Trias confirmó este lunes por la noche en una cena de partido en las Cotxeres de Sants de Barcelona que será el candidato de Junts per Catalunya a la Alcaldía de la capital catalana en las elecciones municipales del próximo mayo. Su regreso a la primera línea política, después de más de tres años retirado, cierra el debate abierto en la formación el pasado mayo, a raíz de la renuncia de Elsa Artadi a encabezar la candidatura. Trias, que ya tiene 76 años, ha comparecido ya como alcaldable este martes y de sus intervenciones se desgranan algunas de las claves de su candidatura.
Aspira a capitalizar el malestar con Barcelona en Comú
Alcalde de la capital catalana entre 2011 y 2015, Trias vio ese último año como Ada Colau y su candidatura, Barcelona en Comú, lo superaban en los comicios municipales, con un discurso claramente antiestablishment y prometiendo un modelo de ciudad en el que las personas y las clases populares se pusieran en el centro y no los intereses de las élites tradicionales. Siete años y medio después, Trias da el paso y regresa a la política para rivalizar fundamentalmente contra Colau, y con la promesa de defender un modelo de ciudad muy distinto al de la alcaldesa.
En su primera rueda de prensa ya como candidato, ha opinado que Barcelona está "desnortada", ha perdido liderazgo y proyección, "es insegura y está sucia". "Han logrado que la gente esté indignada", ha asegurado, un discurso que casa muy bien con lo que, desde 2015, defienden determinados sectores de la ciudad, fundamentalmente vinculados a sus poderes tradicionales. En este sentido, Trias ha subrayado que, con independencia de los resultados de las elecciones del próximo año, en ningún caso hará alcaldesa a Colau, porque tiene un modelo de ciudad muy distinto al suyo. Por tanto, deja claro que aspira a capitalizar el malestar que existe con los comuns, al menos en determinados sectores de Barcelona.
Entre otras cuestiones, Trias ha concretado que si vuelve a encabezar el ayuntamiento intentará detener la conexión del tranvía por la Diagonal, que ve innecesaria con el argumento de que ya existe un bus exprés que enlaza la plaza Francesc Macià y la de las Glòries, y también se opondrá a la expansión del modelo Superilla Barcelona. A su juicio, impulsar ejes verdes en los cruces del Eixample y eliminar los chaflanes genera dificultades para la carga y descarga y más congestión, debido a que la actividad se acaba haciendo "en plena calle". "Es una barbaridad y a la larga genera mayor polución", considera.
Trias, como su partido, no ve con buenos ojos las diversas transformaciones urbanísticas puestas en marcha en la ciudad, que fundamentalmente buscan reducir el espacio destinado a los vehículos privados y pacificar calles y plazas para que se las hagan suyos los peatones. Además, defiende que "hay que luchar contra la pobreza creando actividad económica y sueldos dignos", lo que debe interpretarse como un mensaje crítico con las regulaciones y límites que el gobierno de Colau ha impuesto a determinados sectores, como el hotelero o el inmobiliario.
Dicho de otro modo, Trias apunta ya que su hipotético gobierno será mucho más business friendly que el actual, en la línea de lo que ya hizo en el mandato 2011–2015, en el que las demandas de lobbies como Barcelona Global eran muy bien recibidas por el consistorio. Grupos de presión que fundamentalmente agrupan a grandes empresas y que han cuestionado la actuación de Colau justamente por poner límites a su actividad.
Pugna por el voto del 'establishment'
La apuesta por Trias supone, en cierto modo, un regreso a las esencias de la vieja Convergència Democràtica de Catalunya, es decir, una formación de orden, alejada de pulsiones unilaterales a nivel nacional –aunque casi siempre no vayan más allá de la retórica–, con unas propuestas económicas marcadamente neoliberales y bien conectada con el 'establishment' empresarial y económico. En este sentido, su retorno puede impactar en las expectativas electorales de Jaume Collboni y el PSC, el candidato y la formación que desde la eclosión del Procés mejor han conectado con los lobbies tradicionales de la ciudad, como la patronal Foment del Treball, el Cercle d'Economia, el RACC o el ya citado Barcelona Global.
De hecho, propuestas como ampliar el aeropuerto de El Prat o cuestionar el modelo de superilles son algunas de las banderas de todos estos sectores que defiende el PSC de Collboni y que también asumirá como propias Trias. El candidato de Junts, además, ya ha avisado de que si el expresidente del Barça Sandro Rosell da el paso y se presenta a las elecciones se perjudicarán a los dos, ya que se restarán votos porque se dirigirán a sectores similares. Rosell, que tiene un discurso marcadamente más elitista que el de Trias, ha manifestado que tomará una decisión después de Reyes.
Con su paso, Junts aspira a que la pugna a tres por la Alcaldía que hasta ahora muestran las encuestas –entre Colau (BComú), Ernest Maragall (ERC) y Collboni (PSC)– se amplíe a cuatro, aspirando a captar votantes tanto de ERC, como del PSC o, incluso, de determinados sectores que en el 2019 se decantaron por Manuel Valls y Ciudadanos. Trias jugará con la idea de que es el principal antagonista de Colau, básicamente porque Collboni no deja de ser el primer teniente de Alcaldía y, por tanto, miembro del gobierno, y Maragall ha votado a favor de los grandes proyectos del actual mandato.
Reagrupar su espacio político
Aunque será el candidato de Junts, Trias ha dejado claro que quiere ir más allá del partido y plantea una candidatura personalista, donde pese más su nombre y su recuerdo como alcalde que las siglas, que no han aparecido ni en el vídeo ni en el acto de presentación que ha protagonizado este martes.
Trias se reivindica "heredero" de Convergència y en éste sentido se entiende que aspire a reunificar el espacio que había representado su antigua formación y ya haya explicitado que ve "básico" contar con el apoyo del PDeCAT. De hecho, ha lamentado las "heridas" que se abrieron entre ambas formaciones, y cabe recordar que él mismo fue militante de las dos hasta hace apenas un par de meses, cuando se decantó por seguir únicamente en Junts.
El revival convergente que supone Trias también se nota en la confirmación de los primeros nombres que le acompañarán en la lista, y que son Neus Munté y Jordi Martí Galbis, que serán los números dos y tres, respectivamente. Exconsellera y exvicepresidenta del Govern durante la presidencia de Artur Mas, Munté es concejala desde 2019 y actualmente lidera el grupo municipal, mientras que Martí es concejal en la ciudad desde 2011, y ya formó parte del gobierno de Trias durante sus cuatro años de mandato.
Otros nombres que posiblemente formarán parte del proyecto son los de la exconsellera de Exteriors Victòria Alsina, el expresidente del Port de Barcelona Damià Calvet y el también exconseller Ramon Tremosa. Con independencia de que tengan más o menos trayectoria institucional, todos se agrupan en los sectores más pragmáticos de Junts –Alsina, por ejemplo, se posicionó claramente en contra de la salida del Govern–, alejados de los perfiles cercanos a la presidenta de la formación, Laura Borràs.
El 'último baile' electoral
En 2015, después de perder la Alcaldía, Trias decidió continuar como concejal en el Ayuntamiento de Barcelona y, de hecho, se mantuvo como jefe de la oposición durante todo el mandato. Si después de los comicios del próximo mayo no vuelve a liderar el consistorio, sin embargo, esto no se repetirá, ya que ha confirmado que se presenta para ser "alcalde o nada" y si no logra el objetivo no se mantendrá como concejal. Sí se ha comprometido a apoyar a la lista más votada, salvo si es la de Barcelona en Comú. Por tanto, se muestra dispuesto a apoyar al socialista Jaume Collboni o al republicano Ernest Maragall en caso de que queden por delante suyo.
Lo más probable es que sean las últimas elecciones a las que se presente Trias, que de llegar a la Alcaldía acabaría el mandato con 80 años. En cierto modo, será su último baile político y cerrará una larguísima trayectoria institucional, en la que habrá sido alcaldable en cinco ocasiones.
Después de hacer carrera en la Generalitat –fue conseller de Sanitat (1988–1996) y de Presidència (1996–2000)– y en el Congreso –diputado del 2000 al 2004– la política municipal ha centrado las últimas dos décadas de su trayectoria. En los comicios municipales de 2003 y 2007 no logró derrotar a un PSC hasta entonces imbatido en la ciudad, a pesar de recortar la distancia de seis a dos concejales –el PSC pasó de 15 a 14 representantes y CiU de nueve a 12–, objetivo que sí alcanzaría en 2011, mientras que en 2015 se vio superado por la Barcelona en Comú de Colau –11 concejales a diez–.
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