Este artículo se publicó hace 3 años.
El día en el que el rey perdió "el amor de su pueblo"
Este miércoles se cumplen 90 años desde la proclamación de la II República, un martes 14 de abril de 1931.
Alejandro Torrús
Madrid-
Del 14 de abril de 1931, hace ahora 90 años, el poeta Antonio Machado dejó escrito que fue un día "profundamente alegre", "maravilloso", "un día en el que la naturaleza y la historia parecían fundirse para vibrar en el alma de los poetas y en los labios de los niños". Fue el día de la proclamación de la II República. El día en el que, tal y como explicó el propio Machado, el régimen borbónico había caído "sin sangre, para asombro del mundo", mientras que la República "salía de las urnas, acabada y perfecta, como Minerva de la cabeza de Júpiter".
El histórico día había sido augurado por el intelectual Valle-Inclán casi trece años antes de que sucediera. Fue en una entrevista en México. El también dramaturgo fue preguntado que qué pasaría con el monarca Alfonso XIII si en España se alzaba una revolución. "Huir, huir como un cobarde. Eso es lo único que saben hacer los reyes", respondió Valle-Inclán. Años después, ya con el monarca en el exilio, Valle-Inclán sentenciaría al rey huido: "Los españoles han echado al último de los Borbones, no por rey, sino por ladrón".
Aquel día, aquel 14 de abril, el todavía rey Alfonso XIII había anunciado a su reducido séquito que abandonaba España. Tres días después, en una carta publicada al monárquico ABC, el ya exmonarca explicaba que las elecciones de abril le habían revelado "claramente" que ya no tenía "el amor de su pueblo".
Los primeros en izar la bandera, de manera oficial, fueron los vecinos y vecinas de Eibar
Perder el amor de su pueblo, sin embargo, no le alejó de las conspiraciones contra la II República. El historiador Ángel Viñas ha relatado los movimientos desde el mismo 14 de abril de los círculos monárquicos para acabar con la II República. Fueron los monárquicos, de hecho, los que consiguieron firmar el primer contrato de compra de armamento a la Italia de Mussolini para prepararse para una futura Guerra Civil. Era el 1 de julio de 1936.
Pero ese, el de 1936, es otro tiempo histórico. El 14 de abril de 1931 aparece en crónicas y relatos como un día de jolgorio, de fiesta, de ilusión. También el actor y cineasta Fernando Fernán-Gomez dejó escrito en sus memorias su recuerdo de cómo era el ambiente durante aquellos días de fiesta e ilusión por las calles aledañas a la madrileña Puerta del Sol. De hecho, Fernán Gómez recuerda una de los canciones que escuchó aquellos días:
"¡No se ha ido,
que le hemos barrido!
¡No se ha marchado,
que le hemos echado!"
Pero el jolgorio no fue solo en Madrid. La República iba naciendo en cada una de las provincias españolas aquel 14 de abril de 1931. Los primeros en izar la bandera, de manera oficial, fueron los vecinos y vecinas de Eibar. Eran las 6.30 horas de la mañana. Cuenta La Voz de Galicia que en Vigo, incluso, izaron la bandera republicana alrededor de la una de la madrugada del 13 al 14 de abril.
Unos simpatizantes republicanos, tras conocer la victoria por 1.500 votos en las elecciones, consiguieron colarse en el Ayuntamiento para izar la tricolor. Sin embargo, la Guardia Civil la bajó solo 45 minutos después y no sería hasta las 20 horas del mismo día 14 cuando el izado de la tricolor fue definitivo.
En algún lugar de la Puerta del Sol se encontraba la escritora María Zambrano
La escritora María Teresa León y el poeta Rafael Alberti dejaron por escrito cómo fue aquel momento, el de la proclamación de la II República. El martes 14 de abril Alberti y León estaban en Cádiz, en un hotel. Sonó el teléfono de su habitación y al otro lado estaba doña Olivia, la madre de León, dando la noticia que los dos intelectuales soñaban con escuchar.
El biógrafo de María Teresa León, José Luis Ferris, recoge en Palabras contra el olvido que la pareja salió disparada a la calle, donde vieron ondear una bandera tricolor de 1873 en la torre del Ayuntamiento de aquel pueblo gaditano. "Alguien la había colocado allí mientras en un gramófono malsonaba una vieja placa con el himno de La Marsellesa, llenando el aire de aromas liberales. Era un día de fiesta mayor para España", recoge la biografía de María Teresa León.
Las celebraciones y proclamaciones se fueron sucediendo. En Zaragoza, en Barcelona y en tantas otras provincias y, finalmente, en Madrid. En algún lugar cercano a la Plaza Cibeles se encontraba aquel martes María Zambrano. La escritora relata en su autobiografía Delirio y Destino cómo una gran cantidad de gente llegaba a la Puerta del Sol mientras el rumor de que el rey Alfonso XIII había abandonado España se extendía entre cientos de manifestantes que acudían a la Puerta del Sol.
El ejemplo de la República no podría ser borrado ni por cuatro décadas de dictadura ni por otras cuatro décadas de amnesia colectiva
"Llegaron aún unas oleadas desde la calle Mayor y Arenal, y como el viento en un campo de grito, se extendió la onda sonora: 'Se ha ido, se acaba de ir, ahora, en este momento'... Y en ese momento todas las cabezas se alzaron hacia arriba, hacia el Ministerio de la Gobernación; se abrió el balcón, apareció un hombre, un hombre solo, alto, vestido de oscuro traje ciudadano; sobrio, dueño de sí, izó la bandera de la República que traía en sus brazos y se adelantó un instante para decir unas pocas palabras (...): '¡Viva la República! ¡Viva España!'. (...) Eran las seis y veinte de la tarde de un martes 14 de abril de 1931".
De aquel preciso momento se cumplen este miércoles 90 años. Noventa años desde que el rey Alfonso XIII perdió el amor de su pueblo y España entró en una nueva fase en la que a través de la acción reformista de Gobierno aspiraba a dejar atrás siglos de atraso económico y social. Se abrieron miles de escuelas, se dotó a España de una Constitución democrática, se amplió el derecho a voto a las mujeres, se proyectó una reforma agraria que acabaría con el dispar reparto de la tierra, se aprobó una reformación laboral avanzada y, entre otras cosas, se intentó que la Iglesia católica continuara haciendo y deshaciendo a su antojo.
Ocho años después todo aquello terminaría con la victoria de las tropas de Franco en la Guerra Civil. España entraba en la larga noche de la dictadura franquista. Sin embargo, las semillas estaban plantadas. El ejemplo de la República no podría ser borrado ni por cuatro décadas de dictadura ni por otras cuatro décadas de amnesia colectiva en la ya recuperada democracia. La República y aquel 14 de abril de 1931 sigue siendo una de las páginas más dignas de la Historia de España.
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