Este artículo se publicó hace 2 años.
Vox crece menos donde el PP tiene un liderazgo fuerte alternativo a Casado
Desde la convocatoria electoral del 10 de noviembre de 2019, en la que el partido de Santiago Abascal se convirtió en la tercera fuerza estatal al lograr 52 diputados, ha habido cinco citas con las urnas a nivel autonómico en las que la extrema derecha ha tenido un comportamiento diferente.
Pilar Araque Conde
Madrid-Actualizado a
En las últimas elecciones generales, los resultados obtenidos por Vox confirmaron su tendencia en claro ascenso desde la primera vez que la extrema derecha pisó la moqueta de las instituciones, esto es, cuando irrumpió en el Parlamento de Andalucía tras los comicios autonómicos de diciembre de 2018 con 12 escaños y casi el 11% de los votos.
Desde la convocatoria electoral del 10 de noviembre de 2019, en la que el partido de Santiago Abascal se convirtió en la tercera fuerza estatal al lograr 52 diputados, ha habido cinco citas con las urnas a nivel autonómico: en Galicia y Euskadi el 12 de julio de 2020, en Catalunya hace un año, el 14 de febrero de 2021, en Madrid el pasado 4 de mayo y en Castilla y León, el pasado domingo.
En estos últimos comicios, convocados de forma anticipada por el presidente de la Junta, el popular Alfonso Fernández Mañueco, la ultraderecha ha experimentado un fuerte ascenso en comparación con las últimas autonómicas de mayo de 2019. En menos de dos años ha pasado de tener un escaño y el 5,5% de los votos a sumar 13 procuradores y el 17,6% de los votos.
Asimismo, en esta ocasión, el peso de la gobernabilidad queda a merced del partido de extrema derecha al no haber logrado el PP una holgada mayoría (muy lejos de los pronósticos que llevaron a Génova a anticipar las elecciones), exigiendo por primera vez cuotas de poder en el futuro gobierno de la Junta a cambio de sus votos más allá de las exigencias que habían pedido hasta ahora en aquellas regiones donde apoyan los gobiernos autonómicos del PP desde fuera.
Vox consolida el resultado del 10N en Castilla y León
No obstante, este gran ascenso, el mayor ejecutado por la extrema derecha en Europa en elecciones recientes, esconde otras lecturas si se compara con el comportamiento de la formación ultra en las últimas citas electorales desde los comicios generales del 10 de noviembre de 2019. En este sentido, Vox, con el 17,6% del voto en Castilla y León, ya se llevó el 16,7% del voto de dicho territorio en las últimas generales. Por ende, en estos comicios, consolida y aumenta levemente ese dato.
"No solo lo mejora, sino que mejora su representación en el parlamento autonómico. Sacar prácticamente el mismo resultado es bastante significativo porque a nivel nacional el partido tiene otro tirón, otros liderazgos, y coincide con un liderazgo débil del PP, en este caso de Pablo Casado", reflexiona para Público el politólogo Eduardo Bayón acerca de la campaña diseñada desde Génova con una sólida implicación del líder nacional del partido.
Una experiencia similar ocurrió en las elecciones al Parlament de Catalunya, hace un año, en las que el partido de Santiago Abascal sacó 11 escaños y obtuvo el 17,6% de los votos, muy por encima de los resultados alcanzados el 10N en dicho territorio: solo se llevó el 6,3% de los votos, lo que se tradujo en dos diputados de los 52 obtenidos a nivel estatal.
La penetración de Vox en Catalunya, a costa de un Cs que en los anteriores comicios fue la fuerza más votada (pasó del 25,35% de los votos al 5,5%) y un casi inexistente PP, cuyos nefastos resultados (3,85% de las papeletas) pusieron a la dirección nacional del partido contra las cuerdas, se debió también a la cuestión independentista, ya que "genera un fuerte rechazo en algunos sectores de la población catalana", tal como añade Bayón.
Asimismo, y a menor escala, la entrada de Vox en el Parlamento Vasco por primera vez, con un diputado y el 1,9% de los votos, coincidió con el batacazo cosechado por el candidato del PP y Cs nombrado por Pablo Casado, Carlos Iturgaiz, pues la derecha bajó del 10,18% al 6,77% de los votos. Una cifra que contrasta con la presencia de Vox en este territorio a nivel estatal, en la que no logró obtener representación.
No obstante, Bayón aclara que una mayor entrada de la extrema derecha en el Parlamento Vasco se tercia "difícil", más allá del único diputado autonómico, dada la "cuestión identitaria" y el cordón sanitario (también por parte de la propia derecha nacionalista, en este caso, del PNV) a la formación ultra.
Hegemonía de Feijóo o Ayuso frente a Casado
Por otro lado, estos datos obtenidos por Vox contrastan con aquellas comunidades donde los representantes conservadores ostentan una hegemonía muy por encima de la desempeñada por el líder nacional del PP, como es el caso de Alberto Núñez Feijóo en Galicia e Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid.
Dicho de otro modo, Vox no rascó ni un solo escaño en las generales por Galicia ni en las propias elecciones gallegas celebradas el 12 de julio de 2020, donde también entra en el terreno de juego el componente "identitario", según apunta el politólogo, mientras que en los comicios del 10 de noviembre se llevó el 18,4% del sufragio madrileño (7 escaños) y solo el 9,13% de los votos (aunque 13 escaños) en las elecciones anticipadas de la comunidad en las que la candidata del PP arrasó.
"A pesar de que no tenemos un histórico de su comportamiento electoral, por lo que hemos visto hasta ahora es que en aquellos lugares donde hay un liderazgo muy fuerte del partido conservador, sea de corte moderado o no, se contiene a la ultraderecha, como pasa en Galicia o Madrid", explica la politóloga y socióloga Aída Vizcaíno.
Asimismo, en declaraciones a este medio, apostilla que en aquellos territorios donde la derecha no tiene un liderazgo fuerte, Vox tiene "mayor capacidad de crecimiento". En esta línea, cabe destacar que la formación naranja, que ha pasado casi a la irrelevancia en apenas siete años, tampoco "es capaz de contener" a la ultraderecha "por su propia crisis interna".
Por último, esta consultora de asuntos públicos añade otro matiz relevante, "la variable nacional donde el clivaje identitario es fuerte" y el partido de Abascal compite con más actores. "No es lo mismo territorios de ámbito estatal que las autonomías sin la variable nacional para comprender el comportamiento de Vox", zanja.
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