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Entrevista al candidato del PNV por Bizkaia Josu Erkoreka: "Cuando PP o PSOE han tenido mayoría absoluta no ha habido ninguna transferencia"

El número dos del PNV por Bizkaia reivindica la gestión de la pandemia por parte del lehendakari. Sostiene que el "peor momento" de la legislatura fue la tragedia de Zaldibar y sugiere posibles responsabilidades de excargos públicos de Bildu.

Erkoreka en mitin pnv
El actual portavoz del Gobierno Vasco y número dos del PNV por Bizkaia, Josu Erkoreka.

No hay encuesta que le haga perder la cautela a Josu Erkoreka. En medio de una campaña electoral y con todas las encuestas a su favor, el hasta ahora portavoz del Gobierno Vasco y actual número dos del PNV por Bizkaia busca el punto medio entre reconocer que los augurios son alentadores y evitar cualquier canto de victoria anticipada. De momento tiene dos certezas: por un lado, defiende que gobernar en coalición con el PSE resulta muy positivo. Por otro, destaca que en Euskadi, a corto plazo, no habrá tripartito de izquierdas que desbanque a su partido.

Con la campaña por la mitad, Erkoreka habla de lo que hubo y de lo que habrá. De los peores momentos pasados y de los augurios que hoy aparecen en el horizonte del PNV. De la Euskadi del nuevo estatuto aún por definir y de las transferencias incumplidas. De las elecciones en tiempos de pandemia.

¿Es complicado hacer campaña en unas condiciones como las actuales?

Sí, lo es. Lo que parecían una serie de constantes irrenunciables en la concepción de una campaña, como una presencia intensa en la calle o un contacto incluso físico con muchas personas en un país como Euskadi, que es pequeño y abarcable, en este momento no se pueden reproducir. Además, a la hora de formular un discurso, todos nos hemos visto obligados a dar prioridad a cuestiones que seguramente hace pocos meses no considerábamos tan prioritarias como ahora: la ciudadanía está preocupada por la cuestión sanitaria y el condicionamiento que supone en las expectativas de bienestar.

¿Resultó complicado tomar la decisión de convocar las elecciones para el 12 de julio?

Fue difícil, pero se adoptó con una base informativa muy sólida. Los datos epidemiológicos decían que julio podía ser el mes con mayores dificultades para la transmisión del virus, mientras que la incertidumbre respecto a lo que podría ocurrir en septiembre era muy grande. Además, había otra circunstancia que no se puede olvidar: el 25 de octubre era la fecha tope para celebrar las elecciones. A partir de ahí quedábamos ya fuera del marco temporal legalmente establecido para la duración de la legislatura. Teníamos que rehuir, en la medida de lo posible, de ese escenario.

Sin embargo, hubo partidos que se opusieron a celebrar las elecciones en julio...

Nos llamó la atención en aquel momento y ahora se pone aún más de manifiesto lo infundado de esos planteamientos. Cuando preguntábamos por la alternativa, había quien se remitía "a la vuelta del verano", una expresión que acuñaron algunos líderes políticos, sin decir por qué a la vuelta del verano suponían que la situación epidemiológica iba a ser mejor ni respondiendo a las razones de salud pública que poníamos sobre la mesa con informes elaborados por la Consejería de Salud. 

¿Qué tal ve a día de hoy a Urkullu?

He vivido muy cerca del lehendakari todo el periodo crítico. Ya sabía que se trata de una persona con una extraordinaria capacidad de liderazgo, pero debo decir que la percepción que tenía de él se ha reforzado mucho en ese periodo. Era un momento de tribulación para todo el mundo, y sin embargo hemos visto en el lehendakari a una persona serena, que no ha perdido la cordura y que nunca ha desdibujado las prioridades. Ha sabido actuar y reaccionar en todo momento.

¿Cuál fue el peor momento de la legislatura para el Gobierno Vasco?

El peor momento fue la crisis de Zaldibar. Descubrimos que se produce una crisis ambiental y humana provocada por una o varias empresas, en un terreno privado además, pero que adquiere una dimensión pública muy importante. Hay allí dos personas desaparecidas en cuya búsqueda no hemos cesado desde el primer día y que han centrado los desvelos y la preocupación del Gobierno desde entonces. Incluso durante la crisis sanitaria no se ha parado la búsqueda: todos los días hay más de 100 personas y maquinaria pesada. Todo esto tendría que haberlo hecho la propia empresa, que estaba legalmente obligada a ello, pero dado que el interés público lo exigía y había razones que imponían no ralentizar los trabajos, el Gobierno asumió de forma subsidiaria esas labores. Si el Gobierno sigue ahí es, sobre todo, por la búsqueda de las dos personas desaparecidas, que continúa siendo una prioridad.

Acaba de hablar usted sobre depurar responsabilidades. Precisamente, el sábado se celebrará una manifestación en Eibar, convocada por la plataforma Zaldibar Argitu, que pide depurar responsabilidades políticas. ¿Las ha habido?

En este momento hay tres procedimientos penales, y las responsabilidades se dilucidarán conforme avancen las investigaciones. En cuanto a responsabilidades políticas, el Gobierno ya anunció en una comparecencia en el Parlamento que había iniciado una investigación interna para aclarar las causas del deslizamiento –se ha contactado para ello con un grupo de geólogos–, y también se está realizando una auditoria exhaustiva de lo que ha sido la actuación administrativa desde que en 2007 se concedió la primera autorización ambiental integrada. Todo eso se está investigando, y en cuanto tengamos la información se remitirá a los jueces. Cuando sepamos lo que ocurrió, estaremos en condiciones de estudiar qué administraciones y qué personas intervinieron, y a qué partidos políticos pertenecían. Si hay responsabilidades políticas habrá que empezar a reclamarlas.

¿Lo dice por alcaldes de EH Bildu?

O por consejeros que pueden haber tomado decisiones administrativas y, desde luego, no pertenecían al PNV.

¿Consejeros del PSE?

O no. O de EH Bildu. Será muy interesante ver qué administraciones intervinieron o estuvieron auspiciando esas resoluciones que permitieron el funcionamiento del vertedero, y a qué partidos pertenecen unos y otros.

"Estamos trabajando como si las encuestas fueran adversas"

Volviendo a la campaña, vemos que todas las encuestas pronostican muy buenos resultados para el PNV. ¿Comparte esa percepción?

Le voy a dar una respuesta ortodoxa: las encuestas son encuestas, y la única que vale es la que arrojen las urnas. Así, de entrada, los resultados de los sondeos son positivos para nuestra formación. Las encuestas reflejan una tendencia general, pero luego hay que ver cuál es el comportamiento de la ciudadanía. Nosotros estamos trabajando como si las encuestas fueran adversas, transmitiendo nuestro mensaje de futuro y exhibiendo nuestra experiencia histórica y dilatada en la gestión de lo público. Si salimos revalidados en las urnas, retomaremos los proyectos que están ya contrastados con las diputaciones forales de forma que podamos trabajar en la reconstrucción del país, para lo que hará falta unidad.

Si las cuentas salen, ¿el PNV va a apostar por reeditar el acuerdo con el PSE?

Es una decisión que en su momento la tomará el PNV. Lo que sí puedo hacer es poner en valor la experiencia del gobierno de coalición. Lo más positivo de la legislatura que ha concluido es el hecho de que las dos formaciones políticas más veteranas de Euskadi, con largos procesos de colaboración mutua pero también con episodios de desencuentros e incluso de enfrentamiento, hemos sido capaces de trascender las diferencias y compartir un programa que estaba perfilado para responder al momento de recuperación de la crisis económica. Trabajamos día tras día, codo con codo, con un programa electoral que hemos cumplido ampliamente y con absoluta lealtad.

¿Ve alguna posibilidad a la propuesta de Elkarrekin Podemos-IU sobre un tripartito de izquierdas que incluya también a PSE y EH Bildu?

Se trata de una hipótesis que no es nueva. Tanto en el seno del PSE como en el ámbito de EH Bildu hay gente que viene acariciando desde hace tiempo la posibilidad de una colaboración efectiva que pueda pasar incluso por la formación de un gobierno de coalición. Hay gente de la izquierda abertzale que suspira por esa posibilidad. Incluso el propio Arnaldo Otegi, que llegó a decir en entrevistas que antes de pactar con el PNV prefiere hacerlo con el PSE. Dentro del PSE también ha habido gente que, igual no de manera tan rotunda, pero también ha mostrado interés por una fórmula de ese tipo. Parece que en este momento no tiene mucha capacidad de cuajar, porque el PSE no está por la labor. En el futuro podría cuajar, pero no creo que sea viable a corto plazo.

El futuro del Estatuto vasco

¿Qué va a ocurrir con el debate sobre el autogobierno en el Parlamento Vasco?

Toda modificación que afecte al marco del autogobierno en Euskadi pasa por un doble consenso: uno que se tiene que alcanzar en el Parlamento Vasco, lo más transversal posible, y otro que se tiene que producir en las Cortes Generales. Aparte, por supuesto, del obligado refrendo de la sociedad vasca. Para ese recorrido tenemos, como punto de partida, los trabajos desarrollados por la Ponencia de Autogobierno en la pasada legislatura. Del trabajo realizado por un grupo de expertos salieron tres documentos. Uno de ellos es fruto de la voluntad de aproximación de tres grupos parlamentarios distintos, PNV, PSE y Elkarrekin Podemos. Ese documento, con 146 artículos y nueve disposiciones complementarias, es un punto de partida importante. Luego hay otros dos documentos, uno de EH Bildu y otro del PP, que no están hechos con la voluntad de sumar esfuerzos, sino de afirmar posiciones.

"El dilema es si vamos a jugar a ser útiles o si vamos a optar por una propuesta inviable de antemano"

Ahora bien, puesto que tenemos como desafío alcanzar también un consenso en Cortes Generales, es importante concebir aquí algo que no esté inexorablemente abocado a ser rechazado en las Cortes. Para eso tenemos un enganche muy importante: en el acuerdo de investidura firmado entre el PNV y el PSOE en diciembre pasado, se establecía que ambas partes se comprometían a pactar las modificaciones legislativas que fuesen necesarias para encontrar una solución al nuevo estatuto vasco, atendiendo a los sentimientos nacionales de pertenencia. Yo creo que hay mimbres para poder avanzar aquí y allí. El dilema es si vamos a jugar a ser útiles o si vamos a optar por una propuesta inviable de antemano y que a lo máximo que puede aspirar es a figurar en una vitrina, como una cosa muy bonita y ambiciosa, pero que no tuvo ningún recorrido.

¿Es posible que esto se vote por parte de la ciudadanía vasca en la próxima legislatura?

Todo proceso de reforma estatutaria tiene que concluir con un referéndum convocado expresamente para su ratificación. Por tanto, el pronunciamiento de la sociedad vasca está garantizado. Nunca entraría en vigor una norma estatutaria nueva que no tuviera el refrendo de la ciudadanía.

¿Pero eso va a ocurrir durante la próxima legislatura?

Nosotros vamos a trabajar para que sea así.

El Gobierno Vasco acaba de cerrar el traspaso de tres transferencias pendientes. ¿Percibe voluntad por parte del Gobierno de España para avanzar en esta materia?

Esa es la otra dimensión: acabamos de hablar del futuro, pero es verdad que el Estatuto vigente está todavía por completar en aspectos algunos importantes. Es una batalla que las instituciones vascas han venido librando durante muchos años. De hecho, las primeras denuncias respecto a que no se estaba cumpliendo el Estatuto data de los años 80, con Garaikoetxea de lehendakari. Durante mucho tiempo se ha dicho gráficamente que el estatuto era de peaje: avanzábamos en la medida que pagabas. Eso significaba que el PNV tenía que pagar peaje al Gobierno central correspondiente si quería avanzar en el cumplimiento del Estatuto. En los momentos en los que el Gobierno central tenía mayoría absoluta, ya fuese del PP o del PSOE, no se llevaba a cabo ninguna transferencia.

"Cuando hay mayorías absolutas, se echa el freno y se para todo, tanto con el PSOE como con el PP"

¿Eso quiere decir entonces que se ha avanzado solo cuando en Madrid se necesitaban los votos del PNV?

Así de claro. Si se hace un estudio histórico comparando los periodos de mayoría relativa del Gobierno central en los que ha tenido que recurrir al apoyo del PNV en Cortes Generales con los periodos de mayor intensidad en la materialización de las transferencias pendientes, la coincidencia es clarísima. Cuando hay mayorías absolutas, se echa el freno y se para todo, tanto con el PSOE como con el PP. Eso refleja una deslealtad, un desinterés y una voluntad de subordinar el desarrollo del autogobierno vasco a los vaivenes de la política en Madrid que no es de recibo, pero ha sido la realidad durante mucho tiempo. Ahora por primera vez hemos conseguido un acuerdo del Gobierno central en el que se aprueba un calendario y un plan de trabajo para dar satisfacción a todas las transferencias pendientes. La relación con el Gobierno central está siendo fructífera, leal y sincera.

El líder de Vox, Santiago Abascal, ha afirmado que denunciará al Gobierno Vasco por los incidentes en Sestao. ¿Le ha llegado algo?

No me consta que haya una denuncia formalizada. Por otro lado, me parece un exabrupto que no tiene ningún sentido. Tal vez Abascal cree que en el terreno de las declaraciones político-electorales le puede rentar algo, pero considero que no tiene ningún fundamento.

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