Feijóo baja al terreno ultra de Alvise en su nueva estrategia de comunicación
"Hay que ir a estos sitios aunque sean arriesgados", defienden varios miembros de la dirección nacional del PP.
Madrid-Actualizado a
Las elecciones europeas dejaron buen sabor de boca en Génova, pero también una preocupación: estaban dejando ir a potenciales votantes. Y así se lo dijo en su primera intervención tras los comicios, a puerta cerrada, Alberto Núñez Feijóo a los suyos agarrando su teléfono móvil, mostrándolo y sentenciando: "Un tipo solo con esto ha sacado 800.000 votos". "Tenemos que mejorar en las redes sociales", transmitían después los presidentes del PP, que habían recibido el mensaje.
Aunque nadie quiere mencionar a Alvise Pérez, el fenómeno del agitador ultra que acaba de convertirse en eurodiputado es el gran elefante en la habitación. Su éxito en las europeas —del que nadie sabe decir si viene para quedarse o se desvanecerá— ha cargado de razones a quienes llevan tiempo señalándole a Feijóo que era necesario tener presencias en redes sociales y pasar por espacios no tradicionales.
Dicho y hecho. En las últimas semanas el presidente del PP ha empezado a compartir su agenda pública a través de vídeos cortos en Instagram, Tik Tok o X (antes Twitter) —una forma de comunicación política más cercana que asume el lenguaje de las redes los hombres jóvenes cada vez son más de derecha—, ha buscado acercarse a los fenómenos musicales que más triunfan entre los jóvenes y este jueves ha dado el salto definitivo con una entrevista en el podcast 'Worldcast', presentado por el influencer y empresario Pedro Buerbaum. Con una media de un millón de seguidores en Youtube e Instagram, Buerbaum cobija teorías de la conspiración y antivacunas, rechazo al feminismo y a la justicia social.
"Hay que ir a estos sitios aunque sean arriesgados", defendía un miembro del comité de dirección del PP antes de conocer el contenido de la conversación entre Feijóo y Buerbaum. "Tenemos que estar ahí", señalaba otro. Los populares, adelantándose a las críticas por acudir a un espacio donde germina y crece el discurso más ultra que cala entre los jóvenes, recuerdan que el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, también pasó por ahí. La conversación entre ambos, enfrentados por la necesidad de pagar impuestos y el sistema de pensiones, fue muy tensa. Mucho más cordial con el pequeño Nicolás, el dueño de Desokupa o Santiago Abascal, que se sentaron con él antes que Feijóo.
La entrevista ha ido bien para el presidente del PP, que ha salido de los más de 60 minutos de cómoda conversación para él sin pisar ningún charco. Pero sí ha reconocido por primera vez la inquietud que siente hacia el fenómeno de Alvise. "Me preocupa porque, en mi opinión, la política no es eso. La política es prepararse, es formarse, es tener conocimientos, es tener interés por la gestión de las cosas públicas, es querer a tu país y tener un proyecto para el común de la gente. No es solo votar contra (algo)", dijo Feijóo. Según afirmó, con gobiernos "populistas" como el Gobierno de España "se producen este tipo de movimientos en redes sin estructura, sin, bueno, yo desconozco prácticamente el programa electoral, si lo tienen o lo publican, y sin cuadros para hacer cosas", remachó.
El influencer —como se define a las personas influyentes por tener un gran número de seguidores en redes sociales—que le 'entrevistaba', y que antes que con él había hecho lo mismo con Alvise, le preguntó si el PP daba "legitimidad" a las informaciones que publicaba el agitador ultra. Feijóo eligió esquivar la pregunta y atacar al Gobierno. "Es el creador de una máquina de bulos", señaló. Calló el presidente del PP cuando Buerbaum afirmó que Alvise había sido absuelto en todas sus causas judiciales. Algo que es rotundamente falso: sin ir más lejos, hace una semana el Tribunal Supremo le condenó a pagar 7.000 euros a la periodista Ana Pastor por intromisión en su imagen.
Tras este intento de renovación de la estrategia de comunicación de Feijóo está la constatación, y así lo apuntalan los datos, de que los hombres jóvenes cada vez son más de derechas. Tanto, que sus posiciones políticas se les quedan cortas y apuestan por el discurso populista de la ultraderecha, ahora dividida entre Vox y SALF (Se Acabó La Fiesta).
En un artículo publicado en este medio el pasado mes de marzo, Silvia Claveria, politóloga y profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, señalaba que hay varias hipótesis para explicar este escenario y que una de ellas es la influencia de la 'manosfera', el espacio en la red protagonizado por influencers que promueven antiguos modelos de masculinidad y que, en muchos casos, generan contenido misógino. En Génova también apuestan por esta tesis y quieren adentrarse en su terreno.
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