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Feijóo recela de la intervención de Génova en los territorios, pero sigue neutral en la batalla de Casado y Ayuso

El entorno del presidente gallego, que hace mes y medio consideró "normal" que su homóloga quisiera liderar el partido en Madrid, lamenta que la dirección nacional haya lanzado el mensaje de que puede haber bicefalias en la organización regional del partido.

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, junto a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso y su homólogo en la Xunta de Galicia, Alberto Nuñez Feijóo.
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, junto a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso y su homólogo en la Xunta de Galicia, Alberto Nuñez Feijóo. EFE

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, sigue manteniendo una neutral equidistancia ante el conflicto entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. Pero fuentes del entorno del presidente gallego admiten que, pese a las escasas simpatías que despierta la presidenta madrileña en el PPdeG, resulta difícil de entender que Génova le esté complicando tanto la posibilidad de liderar el partido en una comunidad en la que acaba de obtener unos resultados electorales "abrumadores".

Feijóo y Ayuso comparten pocas cosas. No son amigos; el primero recela del españolismo recalcitrante del que hace gala la segunda y, sobre todo, de su proximidad hacia Vox. El presidente de la Xunta se jacta de mantener a la ultraderecha en Galicia en una situación residual, y aunque eso es probablemente porque convive con ella en su propio partido, se distancia periódicamente en público y con displicencia de la formación de Abascal cuando le conviene hacer gala de falsa moderación.

Lo que sí comparten los presidentes de Galicia y Madrid son éxitos electorales. Son los únicos presidentes autonómicos del PP que pueden presumir de haber sumado en sus respectivas comunidades más apoyos en las urnas que los cosechados conjuntamente por las siguientes tres formaciones más votadas.

Feijóo obtuvo un 48% de sufragios en las autonómicas el 2020

Feijóo obtuvo un 48% de sufragios en las autonómicas el 2020, más que la suma de PSOE, BNG y Unidas Podemos. Ayuso, casi un 45% en el 2021, más que PSOE, Más Madrid y Vox juntos. Frente a ellos, López Miras no llegó al 33% en Murcia, ni Fernandez Mañueco pasó del 32% en Castilla y León. Vivas Lara gobierna en Ceuta con el 32% y Moreno Bonilla en Andalucía con poco más del 21%. Los cuatro son presidentes del PP en sus respectivas comunidades.

"El poder territorial real en un partido te lo dan los votos. En el PP siempre ha sido así y no tiene sentido cuestionar el modelo y plantear ahora bicefalias. Impedir que quien ha sacado un millón y medio de votos en Madrid (en realidad Ayuso obtuvo más de 1,6 millones de votos) presida el partido en esa comunidad va contra natura", indican.

En el PPdeG no entienden que Casado haya abierto un nuevo frente interno interviniendo en el territorio de Ayuso en un momento en que podía recuperar cierta imagen de líder de Estado, garante de estabilidad tras el pacto con el PSOE para la renovación de varios órganos constitucionales, y de unidad frente a las disputas internas en el Gobierno por las diferencias entre el PSOE y Unidas Podemos por la reforma laboral.

Más allá de lo "peligroso" que pueda resultar lanzar el mensaje de que el presidente autonómico y el presidente del partido en su comunidad puedan ser personas distintas, en el PPdeG no gustan las formas con que Génova ha administrado el conflicto. Y recuerdan que desde la dimisión de Cristina Cifuentes hace tres años al PP madrileño lo dirige una gestora -la preside el expresidente del Senado Pío García Escudero-.

"Al final es sólo un pulso para frenar el poder de Ayuso y forzarla a llegar a un acuerdo, que se acabará alcanzando. Pero podían haberse ahorrado el jaleo y no haber dejado al pobre a Almeida con cara de 'si yo sólo pasaba por aquí'", explican.

No es la primera vez que Feijóo se pone de perfil ante los problemas de Casado y Ayuso. Hace mes y medio, cuando la presidenta madrileña empezó a presionar al líder del PP para poner fecha cuanto antes al congreso de Madrid, afirmó que no veía "enfrentamiento" alguno entre ellos y que era "normal" que la presidenta madrileña quisiera presidir también el partido en su comunidad. "Me sorprendería si fuese al contrario", dijo entonces.

Las fuentes del PPdeG consultadas por Público no descartan que Feijóo pueda pronunciarse de nuevo sobre la disputa si le preguntan por ella, pero dudan de que vaya a abandonar voluntariamente su cómoda posición de equidistancia, que no de indiferencia Y aunque niegan que el presidente de la Xunta aspire aún a asaltar Génova, lo cierto es que esa posibilidad no se ha cerrado. Ni siquiera después de que el presidente gallego renunciara en el 2018 a competir por la dirección nacional con el propio Casado y con Soraya Sáenz de Santamaría.

El hombre oportuno en el momento exacto

Desde que se inició en política de la mano de José Manuel Romay Beccaria, cuando trabajaba como abogado en los servicios jurídicos de la Xunta, Feijóo ha labrado su carrera esperando pacientemente para ser el hombre oportuno situado en el momento exacto en el lugar que conviene. Es lo que siempre le ha dado resultado. Rara vez ha abandonado esa posición, y cuando cometió errores como cuando se subió al yate del narco Marcial Dorado, aún era un treintañero bisoño sin más poder que el que otorga una secretaría general de una consejería autonómica.

Hoy tiene territorio propio y toda una organización regional a sus pies tras cuatro mayorías absolutas, y también ascendiente sobre buena parte del electorado popular de todo el Estado que sigue viéndole como una garantía de éxito. Y sobre todo tiene experiencia, olfato y un equipo de expertos a su alrededor que saben que Feijóo es un producto político de primer orden, cuyo futuro se amplía mucho más manteniéndose al margen de las disputas ajenas que tomando parte en ellas.

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