La financiación autonómica y el pacto con ERC complican el verano de Sánchez y anticipan un septiembre caliente
Algunos dirigentes críticos del PSOE cargan contra el acuerdo y varias formaciones de Sumar aseguran que no lo apoyarán si no se reforma la financiación en otros territorios.
Madrid-Actualizado a
"Les deseo unas felices vacaciones. Descansen porque imagino que septiembre también vendrá intenso, como acabamos el mes de julio". El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se despedía este miércoles de la prensa y del curso político con la mirada puesta en lo que se cierne a la vuelta del parón estival.
Sánchez vaticinó un septiembre "tan intenso" como julio el día en el que las dos principales noticias eran su querella contra el juez Peinado por prevaricación y, sobre todo, los múltiples frentes abiertos tras dar a conocer el martes ERC su preacuerdo con el PSC para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat (si las bases del partido soberanista lo avalan).
El lunes, tras cerrar ambas formaciones este pacto, la imagen era la de un Sánchez triunfal que se marchaba a las vacaciones con alivio por haber logrado su principal objetivo de los últimos meses: la Presidencia de la Generalitat.
Además, el presidente había decidido pasar a la ofensiva con esa querella contra el juez que esta misma semana buscó tomarle declaración y metió cámaras en La Moncloa para que testificara sobre la causa contra su esposa, ante la atenta mirada de los representantes de Vox, Manos Limpias y Hazte Oir, presentes en la causa y, el martes, también en el Palacio de La Moncloa.
Pero la comparecencia de este miércoles (el último gran acto institucional de Sánchez antes de las vacaciones) deja otro sabor de boca. El motivo de la misma fue la presentación del informe Cumpliendo, un balance que el Ejecutivo hace del cumplimiento de los compromisos adquiridos durante la legislatura en diferentes ámbitos.
El acuerdo con ERC desdibuja los datos económicos
El presidente sacó pecho de los datos económicos de España en materia de crecimiento, inversiones, reducción de deuda y empleo; anunció un acuerdo con los agentes sociales para reformar la jubilación y hacerla más garantista en determinados casos; y trató de alejar el fantasma del inmovilismo del Ejecutivo por su escasa producción legislativa en los primeros siete meses del año: "En España siempre ha habido una concepción legislativa del Gobierno; y para el Gobierno las leyes son un medio, uno más de los que tiene, no un fin, y lo importante es el resultado", afirmó.
Sin embargo, el foco de su comparecencia no viró y quedó fijado en el acuerdo con ERC, que contiene el compromiso con un concierto fiscal para Catalunya que sacaría al territorio del régimen fiscal común al darle a su agencia tributaria la competencia para recaudar todos los impuestos.
El Gobierno trasmite una fuerte incomodidad desde que el martes ERC hiciera público el texto del pacto. El martes, la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, evitó entrar en detalles sobre la financiación bajo el pretexto de que se trataba de un "preacuerdo" que exigía "respeto hacia las partes" que lo habían trabajado y rubricado.
Tampoco Sánchez dio detalles el mismo martes, cuando atendió a la prensa tras despachar con Felipe VI en Mallorca. De fondo, el acuerdo ha irrumpido de manera estrepitosa entre los adversarios del Gobierno (el PP y sus comunidades), pero también entre sus aliados.
No han faltado clásicos que, como Emiliano García-Page, presidente socialista de Castilla-La Mancha, han avanzado su rechazo al acuerdo, que ha calificado de "obsceno". Pero las dudas también se ha asentado en Sumar, miembro del Ejecutivo cuyos votos serían necesarios para sacar adelante cualquier reforma en este sentido.
El difícil equilibrio con los aliados del Gobierno
Si el martes Compromís y CHA avanzaban que no apoyarían el concierto fiscal catalán si no se reformaba el sistema financiero de sus territorios (cuyos estatutos de autonomía recogen la posibilidad de ampliar sus competencias en materia impositiva), este miércoles era Izquierda Unida, principal fuerza de Sumar en el ámbito estatal, la que advertía de que su apuesta se basaba en un "modelo federal y solidario, justo para todo el Estado".
Si Sánchez mantiene el acuerdo con ERC, los votos de la formación soberanista, y también los de Junts, parecen asegurados, pero el melón de la financiación autonómica con el resto de comunidades podría hacer que bastantes diputados de Sumar votaran en contra. Si se abre a modificarlo, podría perder los apoyos de ERC para la investidura de Illa, o los de Junts en una eventual votación parlamentaria para validar el nuevo régimen fiscal catalán. Los equilibrios son muy complicados a día de hoy.
Sánchez sí que dejó algunas claves importantes en su comparecencia, pese a no entrar en detalles concretos del acuerdo. El líder del Ejecutivo puso en valor que "lo importante" de ese pacto es el acuerdo de solidaridad interterritorial al que se comprometen ERC y Catalunya. Según el texto difundido por este partido, aunque el territorio recabe sus propios impuestos, aportará al Estado varias transferencias para pagar los servicios estatales en Catalunya y para garantizar la equidad y la solidaridad financiera entre comunidades.
"En ese preacuerdo, además de la solidaridad, se habla de la igualdad, se habla de los servicios públicos en todos y cada uno de los lugares de España. Me parece muy importante que un partido independentista se comprometa con esa solidaridad interterritorial", explicó el presidente, que insistió en que el pacto es un compromiso de Catalunya con el desarrollo del resto de comunidades.
Sánchez también se refirió a otros ejemplos de ampliación de competencias en materia fiscal o económica que recogen distintos estatutos de autonomía (como el traspaso de la Seguridad Social en el caso vasco o la agencia tributaria de la propia Catalunya); además, recordó que en la pasada legislatura se había pactado un régimen fiscal específico para Illes Balears.
Sánchez: "Es un paso para avanzar en la federalización del Estado de las autonomías"
En este sentido, el líder del Ejecutivo anticipó su objetivo de llevar a cabo una reforma fiscal para "avanzar en la federalización del Estado de las autonomías" a través de dos vías: negociaciones bilaterales (entre el Estado y cada comunidad, como el caso de Catalunya), y una negociación multilateral para reformar el sistema en su conjunto y la actual ley (la LOFCA), entre el Estado y todos los territorios.
"¿Estamos dando un paso en la federalización de nuestro Estado autonómico? Yo creo que eso es incuestionable y una muy buena noticia", concluyó el presidente, antes de desear "felices vacaciones" y advertir sobre la necesidad de descansar ante un septiembre que, al menos, será tan intenso como julio.
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