Este artículo se publicó hace 2 años.
Militares de la OTAN se entrenaron en España para intervenir ante un posible ataque de Rusia a Ucrania
Los ejercicios 'Trident Juncture' realizados en el otoño de 2015 contemplaban expresamente un despliegue en suelo ucraniano. Efectivos de ese país recibieron además formación en España sobre protección ante agentes químicos de guerra.
Bilbao-
Helicópteros militares, soldados armados hasta los dientes y un claro espíritu guerrerista impregnando el ambiente. La escena no corresponde a la Ucrania de de 2022, sino a la España de 2015. Aquel otoño, la OTAN aprovechó el aire y suelo de este país para ejercitarse ante una posible guerra entre Rusia y Ucrania. El objetivo, según trascendió entonces, era estar listos para intervenir "en días".
El rey Felipe VI fue testigo de las maniobras Trident Juncture, unos ejercicios militares de dimensiones nunca vistas. El gran despliegue militar comandado y dirigido por la OTAN tuvo lugar del 3 de octubre al 6 de noviembre en escenarios de España, Italia y Portugal. De los 30.000 militares participantes, 8.000 pertenecían a las Fuerzas Armadas españolas.
"El Ejército de Tierra ha contribuido con más de 4.700 hombres y mujeres, así
como con 23 carros de combate, 93 vehículos blindados y seis helicópteros (dos de ellos de ataque, y cuatro de apoyo y transporte)", detalla un dossier editado por ese cuerpo militar en el que se resumen las acciones efectuadas aquellos días.
El teniente general Rafael Comas, un militar que había aparecido en los medios por su encendida defensa del servicio militar obligatorio, ejercía entonces como jefe del Cuartel General de Cuerpo de Ejército de Despliegue Rápido de la OTAN, con sede en la localidad valenciana de Bétera. En una valoración sobre las maniobras, el militar reivindicó que habían tenido una gran visibilidad "no solo dentro de la OTAN, sino también de cara a cualquier adversario potencial".
Comas habló entonces de "las capacidades que tiene la Alianza Atlántica y su decisión de hacer frente a cualquier riesgo o amenaza, venga de donde venga". En esa línea, se refirió expresamente a los "desafíos" que afrontaba la OTAN
"en su flanco sur (debido a la inestabilidad en el norte de África y Oriente Próximo) y en su flanco este (a raíz de la crisis de Ucrania)".
La segunda fase del ejercicio Trident Juncture supuso el despliegue de fuerzas reales. "En total, 36.000 militares, 140 aeronaves y más de 60 barcos pertenecientes a los 28 países miembros de la Alianza y a siete de sus socios o
partner: Australia, Bosnia-Herzegovina, Finlandia, Georgia, Macedonia, Suecia
y Ucrania", explicaba por su parte el Ministerio de Defensa español en una de sus publicaciones oficiales.
De esta manera, los ejercicios desarrollados en nueve localizaciones distintas de las Fuerzas Armadas españolas incluyeron "una fase de integración que preparó a los participantes para que fuesen capaces de combatir juntos y coordinados". "En dicho periodo, que se extendió del 21 de octubre hasta el primero de noviembre (de 2015), se realizaron todo tipo de ejercicios, la mayoría con fuego real, en los que el denominador común fue la interoperabilidad y la multinacionalidad", relató el Ejército de Tierra.
Así, hubo un ejercicio que consistió en "un salto de tropas paracaidistas belgas –que se encontraban en España– desde un avión canadiense, con traslado posterior a una base ucraniana".
Asimismo, "tres militares con la capacitación Joint Terminal Attack Controller (JTAC) del Ejército destinados en el Regimiento de Artillería de Campaña número 11 "dirigieron el ataque de helicópteros belgas, y Black Hawks y Apaches estadounidenses, en los que también tomaron parte equipos OFA (Observadores de Fuego Aéreo) españoles y estadounidenses, que se alternaron".
Kamon y Tytan
Esos entrenamientos estuvieron enmarcados en una situación ficticia: "Kamon y Tytan son dos países vecinos que viven un conflicto no resuelto desde que el primero invadió el segundo. Aunque Tytan ha recuperado casi todo su territorio, fuerzas convencionales y grupos terroristas siguen teniendo presencia en determinados puntos, pero esa ocupación va a terminar definitivamente con la operación que la OTAN ha puesto en marcha", describía el Ejército en su dossier.
Fue precisamente sobre ese ambiente ficticio "sobre el que se desarrolló la operación ofensiva conjunto-combinada en la que tomaron parte más de 12.000 militares de más de una treintena de países, distribuidos en una decena de escenarios, con la que se dio fin al ejercicio Trident Juncture".
El ejercicio "estuvo plagado de operaciones de combate, de control del territorio, de estabilización, asaltos aéreos, helitransportes, apoyos de fuego...". En el Centro Nacional de Adiestramiento de Chinchilla (Albacete), uno de los escenarios elegidos, "se desplegaron unos 2.400 militares liderados por el Reino Unido".
Durante la operación, los militares "realizaron acciones ofensivas, defensivas y de retardo", mientras que los equipos operativos del Grupo IV del
Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército español "realizaron reconocimientos especiales y acciones directas, combinando la inserción y extracción mediante helicópteros, con la movilidad por vehículos tácticos".
Gas sarín
Casi dos años después, militares ucranianos viajaron a España para participar en el I Curso de Gestión Prehospitalaria de Bajas Químicas de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), organizado por la Escuela Militar de Defensa NBQ (Nuclear, Biológica y Química) de la Escuela de Guerra en Hoyo de Manzanares.
En ese evento, celebrado del 20 al 23 de junio de 2015, hubo en total una veintena de alumnos de 19 países adheridos a la Convención para la prohibición de Armas Químicas. Además de representantes ucranianos hubo también militares de Argelia, Brasil, China, Colombia o Pakistán, entre otros.
Los participantes fueron instruidos sobre "la toxicología de los agentes químicos de guerra, la protección individual NBQ y la asistencia sanitaria de bajas químicas". "El curso finalizó con un ejercicio en la pista de instrucción de la Brigada de Sanidad, donde los alumnos pusieron en práctica los conocimientos adquiridos en un escenario de bajas afectadas por gas sarín", explicó Defensa.
Asimismo, los militares "pudieron comprobar en primera persona el funcionamiento de la Estación Sanitaria de Descontaminación NBQ, integrándose con su personal para realizar la descontaminación de bajas simuladas".
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