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Irene Lozano abandonará la política cuando termine la legislatura

La diputada de UPyD dejará el partido que intentó liderar tras un año de continuos conflictos internos. Su salida evidencia aún más la debacle de la formación.

La que fuera candidata a la presidencia de UPyD, Irene Lozano (i), conversa con el exdiputado Toni Cantó (d). / EFE (ARCHIVO)

PAULA DÍAZ

MADRID.- Se va. Irene Lozano ya no volverá a ocupar un escaño en el Congreso. Ni con UPyD ni con Ciudadanos. La diputada magenta abandonará la política en cuanto termine la legislatura, a finales de octubre, tal y como han confirmado hoy varios medios de comunicación.

Su decisión, un síntoma más de la caída de la formación, llega tras una larga temporada de conflictos internos en los que sus disputas con la dirección de UPyD estuvieron a punto de apartarla forzosamente del partido que incluso intentó llegar a liderar tras la renuncia de Rosa Díez a continuar en la portavocía del mismo.

La filóloga y periodista, que llegó a diputada en 2011, defendió con uñas y dientes a la cúpula de UPyD cuando ésta se vio envuelta en la polémica con la que desembocó el posterior declive de la formación. El entonces eurodiputado Francisco Sosa-Wagner expresó en un artículo su deseo de acercar UPyD a los naranjas de Albert Rivera, una formación con la que compartían fondos aunque no formas. También lamentó el "autoritarismo" de Rosa Díez al frente del partido.

Lozano, por aquel entonces afín al Consejo de Dirección al que ya pertenecía, salió en defensa de la que su líder y amiga. Tildó de "mezquinas" las palabras de Sosa-Wagner y, aunque luego se disculpó, la mecha ya estaba encendida, dentro fuera de la formación.

Llegaron entonces las conversaciones entre ambos partidos. Pero no hubo acuerdo. Los de UPyD rechazaron el ultimátum de Ciudadanos para confluir e ir juntos a las múltiples citas electorales que se avecinaban en este 2015. ¿El resultado? Ciudadanos ha crecido en cada una de ellas, mientras UPyD ha perdido casi toda la poca representación que tenía en Ayuntamientos y Parlamentos autonómicos y, con ella, también, buena parte de su financiación.

Tras el primer batacazo, en las elecciones andaluzas de marzo, las diferencias internas se hicieron evidentes. Los críticos —entre los que se encontraba Lozano— exigieron una autocrítica que nunca llegó por parte de Rosa Díez. Y la división fue ya irreconciliable. El partido quedó dividido entre díscolos y oficialistas. ¿La diferencia entre ellos? Principalmente, la de ser partidarios o no al acercamiento a los naranjas de C's, así como la de pedir una renovación al frente de UPyD o apostar por el continuismo.

En medio de todo ello, hubo cientos de afiliados y cargos territoriales que decidieron abandonar el barco antes de ver cómo se hundía. Fueron muchos los que se unieron a las listas de Rivera ya en la convocatoria del 24 de mayo. El más destacado, Ignacio Prendes, el diputado asturiano que, como se sabría después, habría intentado formar un partido nuevo —Encuentro— junto a la propia Lozano.

La dioputada asegura que lo que quiere ahora es volver a la segunda línea

La dirección se enteró y ahí saltó el polémico caso del espionaje de correos entre ambos miembros de la formación. La dirección, ya conformada únicamente por oficialistas tras la renuncia de los críticos, elaboró un informe sobre la situación con el que pretendía expedientar o incluso expulsar a quien ha sido su portavoz en las Comisiones de Exteriores, Cooperación y Defensa. Pero en plena época electoral -también en el seno de UPyD-, decidieron no echar más leña al fuego y el caso se quedó en 'stand by'.

Ya el 24 de mayo, UPyD se quedó sin un solo diputado en los Parlamentos autonómicos. Diez asumió por fin la derrota y anunció su renuncia al cargo, que llegaría en el Congreso extraordinario que había convocado para junio. Con un último aliento, Lozano intentó hacerse con las riendas del partido. Tal y como declaró a Publico, había recibido ofertas de otros partidos. Pero quería salvar el suyo. "Yo soy muy de UPyD", sentenció en su entrevista con este diario.

No lo consiguió. Perdió las primarias frente a Andrés Herzog, el abogado más mediático de la formación por haber estado al frente de las causas abiertas en el caso Bankia —entre otros—, delfín de Díez y partidario de una línea continuista de su mandato. Ni la presencia de Lozano en los debates televisivos, ni sus logros con el caso de la militar Zaida Cantero, ni sus denuncias de las puertas giratorias del ministro Morenés consiguieron que la diputada se alzara con la portavocía del partido. 57 votos la separaron de ello.

Tras la pugna perdida, la mayor parte de quienes conformaban su lista abandonaron el partido. El primero, su amigo y exdiputado, el actor Toni Cantó, que intentará volver al Congreso como número dos de C's por Valencia. La última será ella que, tras haberse quedado sin apoyos suficientes, decidió no volver a intentarlo contra Herzog en las primarias que acaban de celebrar para elegir al candidato a la Presidencia del Gobierno.

Lozano, en cambio, no apagará la luz. UPyD, que se ha retirado de la batalla catalana, volverá a intentarlo en las elecciones generales. Pero ya sin la mayoría de sus miembros más destacados. Ella, por su parte, asegura en El País y El Mundo que lo que quiere ahora es volver a la segunda línea. En noviembre volverá a buscar trabajo. "Como tantos millones de españoles", concluye.

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