La izquierda y la derecha de las Illes Balears tienen por delante una semana para tratar de decantar una de las balanzas electorales más equilibradas de todo el Estado. Ninguno de los dos bloques tiene a día de hoy una ventaja clara sobre el otro, y el escenario más probable, según las encuestas, después del 28 de mayo es el de un Parlamento fragmentado en el que los partidos más pequeños y regionales tendrán la última palabra para investir un Govern.

Según el último estudio de Key Data para Público, la principal novedad con respecto al actual escenario político es que el PSOE de Francina Armengol, la presidenta de Balears, perdería su condición de partido más votado en beneficio del PP. 

Los conservadores, al igual que sucede en otros territorios, aspiran a ensanchar sobremanera su espacio gracias, en gran parte, a la debacle de un Ciudadanos que tampoco estará, si se cumplen los sondeos, en las instituciones baleares. Con una estimación de voto superior al 30% (30,3%), el Partido Popular aspira a ser la primera fuerza del Parlament con 22 escaños, lo que lo devolvería, apunta Paz Álvarez -directora técnica de Key Data- a "un escenario más parecido al de 2015 que al de 2019".

Esto supone seis asientos más de los que consiguieron en 2019 y un crecimiento de ocho puntos porcentuales en el voto. El cambio se produce en detrimento de un PSOE que, según el estudio, perdería un 3% de los votos y tres escaños. Los de Armengol obtienen una estimación de voto del 24% y una proyección de 16 escaños.

La tercera fuerza en las encuestas es Vox, que aspirar a doblar sus últimos resultados electorales. La ultraderecha obtiene una estimación de voto del 12,9% y una proyección de siete escaños, casi cinco puntos y cuatro escaños más que la última vez que la ciudadanía balear acudió a las urnas para elegir a sus representantes en el Parlament.

Més per Mallorca (MÉS) es el único de los tres partidos coaligados en el Govern actual (que lidera el PSOE y en el que también está Unidas Podemos) que crece. La coalición obtiene una estimación de voto del 9,5% (ligeramente por encima de sus últimos resultados electorales), lo que le permitiría conservar sus cuatro escaños.

Unidas Podemos, en cambio, decrecería en votos y escaños, igual que los socialistas. La candidatura que coaliga a Podemos y a EUIB (federación balear de Izquierda Unida) obtiene una estimación de voto del 7,9% y una proyección de cuatro escaños, dos menos que en 2019, cuando recibió casi un 10% de los sufragios.

El PI obtiene un 6,5% en estimación de voto y una proyección de dos escaños, por lo que retrocede alrededor de medio punto y un escaño respecto a hace cuatro años. Més per Menorca (MxMe) crece ligeramente en estimación de voto (1,6%) y pasaría de dos a tres escaños; mientras que Gent por Formentera también mejora un poco respecto a 2019 y con un 0,7% en estimación de voto revalidaría su escaño (estas dos formaciones se presentan en una sola circunscripción).

La suma de PSOE, Unidas Podemos y MÉS (que conforman el tripartito del Govern balear en la actualidad) es de 24 escaños; si se suman los escaños de MxMe y de Gent por Formentera (que ya apoyaron la investidura de Armengol en 2019), la coalición progresista tendría 28 escaños. 

La suma de los escaños estimados del Partido Popular y de Vox es de 29. La clave, en un escenario completamente abierto y ajustado, pasaría por la posición de el PI, que se abstuvo en la investidura de Armengol hace cuatro años y que, a priori, no tendría un entendimiento fácil con un gobierno en el que estuviera la ultraderecha. El voto favorable de esta formación a la líder del PSOE balear dejaría un empate técnico a 29 escaños entre los bloques de la izquierda y la derecha.

"En un parlamento tan fragmentado como el que saldrá de las urnas el próximo 28 de mayo no es descartable que los pactos no sean tan evidentes y haya negociaciones a varias bandas", comenta en este sentido Paz Álvarez, directora técnica de Key Data.