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Lissavetzky tira la toalla tras ver que Carmona controla las primarias cerradas

MANUEL SÁNCHEZ

Tras anunciar públicamente y en varias ocasiones su deseo de volver a aspirar a la Alcaldía de Madrid como candidato por el PSOE, el portavoz municipal socialista, Jaime Lissavetzky, tiró este lunes la toalla y aseguró que no se presentará a las primarias y que debe abrirse un tiempo nuevo en el ámbito municipal madrileño.

La decisión se produce sólo 48 horas después de que el Comité Federal del PSOE no flexibilizara las normas de las primarias a los municipios de más de 20.000 habitantes, como pretendían varios sectores cercanos al todavía portavoz del PSOE.

Dichas normas suponen que se necesita más de un 20% de avales para ser candidato a las primarias y que sólo podrán votar los militantes, lo que por un lado dificulta mucho que haya más de un nombre y, por otro, el resultado final sigue muy vinculado a los aparatos de los partidos.

Lissavetzky no hubiera tenido dificultades para los avales, pero sabe que el control del aparato en Madrid está en manos de Antonio Carmona de forma muy mayoritaria quien, además, cuenta con el apoyo del secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomás Gómez.

De hecho, del entorno del catedrático en Economía y conocido tertuliano, se asegura que 16 de los 21 secretarios generales locales de Madrid le dan su respaldo para aspirar a ser alcalde de Madrid, lo que hace casi imposible otra candidatura. No obstante, otras fuentes niegan que Carmona concite tanta unanimidad en el partido.

La retirada de Lissavetzky lo que sí le da más posibilidades a que el tercer aspirante, Enrique del Olmo, pueda conseguir, al menos, las firmas necesarias para poder enfrentarse a Carmona, aunque tiene escasas posibilidades de arrebatarle la candidatura.

El portavoz socialista no quiso dar más explicaciones de su cambio de decisión ni lo vinculó a la decisión del Comité Federal ni a la irrupción de Podemos. Se limitó a asegurar que agotará su mandato hasta el final de la legislatura, para después abandonar la primera línea política, tal y como hizo su amigo, Alfredo Pérez Rubalcaba, hace unas semanas.

Una de las primeras personas en reaccionar a la renuncia de Lissavetzky ha sido la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que le ha deseado 'lo mejor' y ha destacado de él su 'fair play en la mayoría de ocasiones'. Después de afirmar que respeta su decisión, la primera edil, que también anunció hace unos días su intención de no concurrir como candidata, le ha deseado al socialista 'lo mejor para su futura vida, tanto personal como política'.

'Hemos compartido muchas horas en el Ayuntamiento y creo que, en la mayoría de las ocasiones, con fair play, otras no tanto pero en la mayoría sí', ha expuesto tras descubrir una placa en la plaza que llevará el nombre de Margaret Thatcher. La primera edil ha añadido que todavía tendrán ocasión de verse en los próximos meses en el Ayuntamiento vaticinado que hablarán pero en 'un tono más distendido'.

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