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Medio millar de empleados públicos encontraron en 2014 una puerta que no era giratoria

Soldados banderilleros, sargentos con vocación de músicos o secretarias judiciales que imparten clases de esquí. El Portal de Transparencia muestra sus actividades en el sector privado

DAVID MIRANDA

La compatibilidad de empleos es una práctica que en los últimos años se ha puesto de moda en los últimos años, gracias a la constante precarización de los salarios. El sector público tampoco se libra de este fenómeno y buscan las formas de poder pluriemplearse, aunque los funcionarios tienen que pedir previamente una solicitud. Una vez que sea aprobada, pueden compatibilizar el trabajo en ambos sectores.

Todos esto está registrado en el Portal de Transparencia, inaugurado por el Gobierno este miércoles, aunque en él sólo se recoge las resoluciones de compatibilidad de 2014. No se trata de una puerta giratoria, sino de un modo que algunos trabajadores públicos emplean para poder llegar con más solvencia a fin de mes o para poder ejercer profesionalmente sus vocaciones, a tenor de los datos que refleja el portal web.

En total, 586 funcionarios han visto aprobada su solicitud de compatibilidad este año para trabajar tanto en el sector público como en el privado. Desde auxiliares de reparto hasta jefes de departamento, pasando por profesores, enfermeros o policías. Entre todos ellos, destaca el número de militares que compaginan tareas en sendos ámbitos. Hasta 105 uniformados -brigadas, cabos, capitanes, oficiales, soldados, sargentos y subtenientes- compatibilizan su labor al servicio del Estado con otros empleos.

Y por sorprendente que parezca, el portal refleja la afinidad que muestran los militares, independientemente de su rango, a desarrollar actividades relacionadas con el mundo de la música. Cantantes, instrumentistas, profesores de esta materia. Hasta 20 uniformados manifiestan su vocación más artística una vez que se quitan el uniforme, aunque en algunos casos sólo continúan en el sector privado su tarea como músicos dentro del Ejército.

En algunos casos, la fecha en la que obtuvieron la validez de su solicitud es idéntica, por lo que no sería descabellado pensar que desde la disciplina castrense han podido surgir algunos grupos musicales. Pero además de militares artistas, también encontramos soldados que trabajan a su vez como árbitros asistentes, basureros o incluso banderilleros. La hostelería es otro de los puntos comunes donde los militares encuentran un segundo empleo, pero hay ejemplos de todo tipo, como profesores de autoescuelas, auxiliares de odontología o vendedores de artículos para celebraciones.

Pero no solo los miembros del Ejército se pluriemplean para realizar actividades que poco o nada tienen que ver con su trabajo en el sector público. Y por supuesto, para todo hay que pedir permiso, previa solicitud. Policías que ejercen además como ganaderos o vendedores de pienso y cereales; secretarios judiciales que en el ámbito privado imparten clases de esquí; redactores de medios de comunicación públicos que figuran como propietarios de restaurantes o técnicos de equipamiento que ejerce como taxista. Incluso para ser socios capitalistas, como es el caso de dos funcionarios, es preciso pedir esta solicitud.

En definitiva, una aplicación más de este Portal de Transparencia que no sirve para arrojar luz sobre los temas que la ciudadanía de verdad demanda a sus gobernantes.     

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