Este artículo se publicó hace 2 años.
Negacionistas de ultraderecha apoyaron las protestas de grupos radicales de la Policía en defensa de la ley Mordaza
El colectivo Chalecos Blancos, auspiciado por el partido xenófobo Identitarios, mostró su respaldo a la movilización convocada por Jusapol a finales de noviembre en Madrid. También acudieron miembros del grupo antivacunas Canarias Se Levanta, vinculado a
Bilbao-
La extrema derecha no cree en el coronavirus. Mucho menos en las vacunas. Ni hablar de las mascarillas. Más allá de las siglas que les separan, los ultraderechistas de distintas marcas –todas ellas marginales– han encontrado un término capaz de unir a viejos neofascistas, nuevos neonazis y habituales conspiranoicos: "plandemia". En los últimos meses, justo antes de intensificar sus protestas, los "plandémicos" se encargaron de mostrar su apoyo a los grupos más radicales de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
"Congreso dimisión" es otra de las frases preferidas por los grupos negacionistas de ultraderecha que hoy intentan consolidar el salto de las redes sociales a las calles, emulando así lo que ya ocurre en otros países de Europa. Lo hacen mezclando ideas de todo tipo: el coronavirus, el 5G, el "nuevo orden mundial", un supuesto demonio "globalizador" y, por supuesto, el Gobierno "socialcomunista" que quiere vacunarte a toda costa.
Contra todo eso luchan los Chalecos Blancos, un grupo de ultraderecha que busca capitalizar las protestas negacionistas en Madrid y que, ya más a largo plazo, reivindica la misión de "frenar la deriva a la que va este país". Así lo explicaba hace algunas semanas uno de sus líderes en el grupo de Telegram donde coordinan sus actividades e intercambian artículos y videos contra las vacunas.
Pocos días antes de la manifestación celebrada el pasado 27 de noviembre por las asociaciones policiales Jusapol, Jupol y Jucil en defensa de la ley Mordaza, los Chalecos Blancos anunciaron que irían a la protesta. "Asistiremos y solicitaremos de ellos su asistencia y apoyo a los movimientos civiles", anunciaron desde las redes sociales.
El grupo ultraderechista buscaba una especie de trueque: sus máximos representantes irían a la manifestación de los grupos más radicales de las Fuerzas de Seguridad del Estado, y a cambio pedían que los miembros de esos grupos policiales acudiesen ese mismo día 27 por la tarde a la manifestación antivacunas que se celebraría en las calles de Madrid y que, casualmente, partiría también desde Sol.
"¡Por el apoyo mutuo entre la Policía y los civiles!", lanzó Chalecos Blancos en aquella breve declaración. Ese apoyo provocó algunas críticas en los grupos oficiales de Telegram, donde surgieron voces negacionistas contrarias a dar apoyo a la Policía.
A partir de entonces, las acciones de ese grupo ultraderechista se intensificaron. En diciembre protagonizaron dos manifestaciones, mientras que este sábado 15 volverán a salir a la calle. También tienen previsto movilizarse el día 22, en el marco de una supuesta manifestación de carácter "mundial".
Entre los principales activistas de Chalecos Blancos se encuentra Ignacio Vega, líder del partido xenófobo Identitarios. Se trata de un exmiembro de Vox en Toledo que, según publicó La Marea en 2019, anteriormente fue candidato de España 2000 y militó en la organización neonazi Acción Radical. En 1995, Vega fue condenado a cuatro años de cárcel por graves agresiones.
Actualmente, Vega se dedica principalmente a transmitir mensajes negacionistas en las redes, al tiempo que busca promover a Chalecos Blancos como una especie de organización ciudadana sin vínculos políticos de ningún tipo. Hace algunas semanas, los responsables de ese colectivo publicaron en Telegram una imagen del pensador neofascista Ezra Pound, conocido por sus posiciones antisemitas.
Amigos ultras
Los Chalecos Blancos, inspirados en el movimiento francés de los Chalecos Amarillos, ha encontrado el apoyo de Democracia Nacional, un partido ultraderechista y xenófobo. Sus responsables también creen que existe una "plandemia" y rechazan vehementemente las vacunas, las mascarillas y cuanta medida sanitaria se anuncie para doblegar los contagios. Entre sus aliados internacionales se encuentra Forza Nuova, el partido fascista que lidera el ahora preso Roberto Fiore, detenido por el ataque contra la sede del sindicato CGIL en Roma.
El pasado 18 de diciembre, los líderes de DN se movilizaron junto a los Chalecos Blancos por las calles de Madrid. Allí coincidieron con otro grupo negacionista: Canarias Se Levanta, una organización que en las últimas semanas, además de difundir bulos y teorías extrañas sobre el coronavirus, ha organizado escraches frente a las sedes de medios de comunicación.
"Arriba el pueblo español. Viva la nación. Una vez fuimos un imperio donde no se ponía el sol", gritaba a viva voz uno de los miembros de ese grupo el pasado 27 de noviembre por la mañana en la madrileña Puerta del Sol, donde los negacionistas canarios tomaron parte en la manifestación de los policías.
Los integrantes de Canarias Se Levanta habían acudido a Madrid para participar ese día por la tarde en la manifestación negacionista de los Chalecos Blancos. Por la mañana entrenaron sus piernas en la protesta policial, desde donde emitieron videos en directo a través de Facebook.
Las imágenes que llegaban desde Sol tenían un tinte surrealista. La activista antivacunas que relataba lo ocurrido en un improvisado streaming parecía no tener claro el motivo de la protesta de los policías, aunque luego se encargó de dejar claro que en esa movilización se defenderían "una serie de reivindicaciones para las Fuerzas del Estado". "Tendríamos que unirnos todos", reflexionó poco después.
"Una, grande y libre"
En otro vídeo se aprecia el momento en el que los máximos representantes de Vox llegaban a la protesta policial. La representante de Canarias Se Levanta volvió entonces a darle al botón rojo de la cámara de su móvil, lo que permitió registrar otra escena peculiar: con Santiago Abascal a apenas unos metros, se escuchan gritos franquistas de "Una, grande y libre", o también "libre de comunistas". Mientras, un militante negacionista canario no dejaba de enseñar el cartel en el que pedía la dimisión del Congreso en su conjunto.
Esa misma tarde de finales de noviembre, el manifestante antivacunas venido desde Canarias volvió a encargarse de llevar en alto esa pancarta, aunque ya con otro fondo y otro contexto: ahora no estaba rodeado de policías de paisano y banderas de Jusapol, sino que le acompañaban algunos cientos de negacionistas de ultraderecha de los Chalecos Blancos. Las vacunas, el "globalismo" y el despiadado "gobierno socialcomunista" formaban parte del listado de reivindicaciones.
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