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Así operaba el 'Horsegate' español: carne de caballo enfermo a precio de ganga para el consumo en Europa

La jueza María Tardón concluye su investigación de cuatro años y propone juzgar como organización criminal a once personas acusadas de comercializar carne de caballos no aptos para el consumo humano, entre ellos a uno de los responsables del escándalo 'Horsegate' en Francia, sobre la venta de carne de equino como si fuera ternera.

Un caballo observa los aerogeneradores del Parque Eólico de Tronceda, en la Serra do Xistral, en Mondoñedo (Lugo)
Un caballo observa los aerogeneradores del Parque Eólico de Tronceda, en la Serra do Xistral, en Mondoñedo (Lugo). Carlos Castro / EUROPA PRESS

La detención de 65 personas practicadas por la Guardia Civil en España en abril de 2017, en el marco de la llamada operación Gazel por un presunto delito contra la salud pública, evitó que carne de caballo no apta para el consumo humano procedente de dos mataderos de León, procesada en una empresa de Toledo y comercializada a través de varias sociedades belgas, pudiera seguir llegando a supermercados europeos.

Los investigadores llegaron a tiempo para detectar varios lotes de hamburguesas tóxicas en dos supermercados de Italia, que contenían fármacos antiinflamatorios prohibidos en animales destinados al consumo humano. 

De los 65 detenidos, once van a ser procesados por delitos contra la salud púbica, falsificación y pertenencia a organización criminal. La jueza de la Audiencia Nacional María Tardón acaba de finalizar su investigación de cuatro años sobre una trama que falsificó, al menos desde octubre de 2016, la documentación de los caballos para blanquear a aquellos que no eran aptos para el consumo por presentar enfermedades, como tumores cancerosos. A sabiendas de la toxicidad de la carne, la trama introdujo carne de caballo tóxica en los circuitos comerciales europeos, en países con tradición de consumo de este tipo de carne, según el auto al que ha tenido acceso este diario. 

Entre los cabecillas de la trama figuran los dueños de los dos mataderos implicados en la provincia de León, uno en Astorga y otro en Toreno. Los equinos enfermos no contaban con documentación y en los mataderos duplicaban la de ejemplares muertos en la explotación que no se grababan en el sistema o bien creaban "documentos obtenidos a partir de la declaración falsaria de partos inexistentes en la explotación". 

Para proceder de esta manera, según la jueza, los acusados contaron con la colaboración de un veterinario oficial de la Junta de Castilla y León

Una vez sacrificados los caballos no aptos, entraba en juego el empresario holandéz Johanes C. F. que compraba la carne a través de varias de sus mercantiles a sabiendas de que era carne tóxica, según la jueza. Este holandés fue detenido nuevamente en 2019, estando en libertad condicional en España, por una euroorden emitida por Francia, acusado de ser uno de los cerebros del escándalo Horsegate, sobre la comercialización de carne de caballo como si fuera carne de ternera.

En 2013 saltó el escándalo al descubrirse que una importante cárnica francesa había vendido cientos de toneladas de carne de caballo haciéndola pasar por ternera y con la que se fabricaban platos precocinados. La trama, descubierta inicialmente en Reino Unido, extendía sus tentáculos en más de una docena de países, donde algunas reconocidas marcas de comida precocinada habrían utilizado esta carne en la elaboración de millones de platos.

Caballos con cáncer, carne barata

La carne adquirida por el empresario holandés a los mataderos de León era destinada a una empresa en Valmojado (Toledo), donde se procesaba para su comercialización a varios países de la Unión Europea.

Las muestras de la carne que se encontraron en esta empresa fueron remitidas al Departamento de Medicina y Cirugía Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, que certificó que presentaban "nódulos de melanoma maligno, probablemente metastásicos en diversas estructuras musculares". 

La jueza Tardón subraya el lucro de los acusados, "ya que el precio de los animales no aptos para consumo humano era mucho menor". Para poder cuadrar las cuentas de las sociedades y camuflar el estado real de las mismas --indica la magistrada-- se realizaron facturaciones ficticias con el objeto de cuadrar el IVA, los gastos no existentes de las empresas, "ocultando la actividad en unos casos y sobrevalorándola en otros. De esta manera se camuflaba el gran número de sacrificios o manufacturas de carne para evitar que pudiera ser investigado por las autoridades administrativas, manejando siempre el dinero en metálico". 

La carne procedente de la empresa de Toledo se llegó a vender a 1,5 euros el kilo, una ganga que escondía un secreto envenenado. Los diversos análisis encargados por la Justicia sobre las muestras de carne de caballo halladas en los mataderos y empresas implicadas han arrojado datos alarmantes: la presencia de listeria, por ejemplo, una bacteria muy peligrosa para las personas.

En una de las empresas implicadas en esta trama de Horsegate español, ubicada en una localidad belga, se encontraron 5 paquetes de carne congelada, de origen español, que la Universidad de Gante determinó como no apta para el consumo humano. 

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