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Pedro Sánchez, el candidato que nunca llegó a la primera

En el 2012 estuvo muy cerca de abandonar la política activa al no conseguir el acta de
diputado por Madrid

Ilustración Pedro Sánchez/FRAN MARCOS

MANUEL SÁNCHEZ

En la trayectoria política del candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez (Madrid, 1972) hay un claro denominador común: nunca llegó a la primera donde quería llegar, pero más tarde siempre llegaba.

Y es que Sánchez siempre fue el “patito feo” en las listas del PSOE. En el 2003, no sin peleárselo José Blanco frente a la antigua FSM, fue en el puesto 23 de la candidatura al Ayuntamiento de Madrid, y el PSOE obtuvo 21 concejales. Fue la primera vez que no llegó, aunque año y medio después, tras la huida en desbandada de la magnífica lista que había conformado Trinidad Jiménez para presentarse a la Alcaldía, logró ser concejal.


En el 2008 le ocurrió otro tanto de lo mismo. Concurrió en las listas por Madrid al Congreso de los Diputados y, de nuevo, no estuvo en puestos de salida y se quedó fuera. Tampoco llegó en esta ocasión. Fue un año después, curiosamente por la marcha de Pedro Solbes, cuando pudo acceder al acta de diputado.

En 2011, cuando se quedó fuera del Congreso, se planteó dejar la política y dedicarse a la docencia 


Y la historia se repitió en el 2011. Con un gran enfrentamiento entre el líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez; y José Blanco, éste último impuso a Sánchez como número once de la lista por Madrid al Congreso, un puesto en teoría de salida. Pero la maldición se repitió. El PSOE se quedó en diez diputados, y Sánchez de nuevo fuera. Tampoco llegó.

En esta ocasión, Sánchez lo pasó peor. Él mismo no veía manera de que corriera la lista, y se dedicó a preparar su tesis doctoral. Se alejó de Ferraz y del PSOE e, incluso, confesó a sus más allegados que se planteaba dejar la política y dedicarse por completo a la docencia, otra de sus pasiones.

Sin embargo, en el 2013 Cristina Narbona fue a ocupar un cargo en el Consejo de Seguridad Nuclear, y Pedro Sánchez volvió al Congreso. Había sido el tiempo justo para acabar la tesis, y volvía recuperar su segunda pasión, volver a la política.

Así de significativos fueron los primeros avatares políticos de este madrileño del barrio de Tetuán que se afilió al PSOE en 1993, justo después de la victoria de Felipe González ese año. Por aquel tiempo estudiaba Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad Complutense, donde acabó los estudios en 1995.

Sólo un año después estaba ya en Bruselas como asesor de la eurodiputada Bárbara Duhrkop, donde conoció a Óscar López, uno de sus mejores amigos. No estuvo mucho tiempo, porque fue “fichado” como jefe de Gabinete del Alto Representante de Naciones Unidas en Bosnia, Carlos Westendorp, durante la guerra de Kosovo.

Pedro Sánchez, acompañado por José Ramón Gómez Besteiro (izquierda). / EFE

Pedro Sánchez, acompañado por José Ramón Gómez Besteiro (izquierda). / EFE

Su aventura europea la interrumpió Blanco, cuando formó su equipo de asesores en el año 2000 con tres desconocidos que se sonrojaban cuando el secretario de Organización les decía que ellos apoyaron a José Bono en el 35º Congreso del PSOE, en el que ganó José Luis Rodríguez Zapatero. Eran Pedro Sánchez, Antonio Hernando y Óscar López.

Sánchez se metió entonces de lleno en los farragosos trabajos de la Secretaría de Organización, donde hizo de todo. Contestar preguntas en la red que les formulaban a los candidatos correspondientes, elaborar decenas de folletos con contenidos temáticos del programa electoral, preparar actos, elaborar discursos o informes. Prácticamente fue así hasta que Blanco abandonó sus responsabilidades orgánicas en el partido en el 2011, aunque su trabajo lo compaginara cuando entraba o salía de sus cargos institucionales.

También el 2008, al volverse a quedar fuera del Congreso, decidió volver a la docencia, y hasta 2013 estuvo de profesor asociado de Estructura Económica en la Universidad Camilo José Cela. Las clases también las hacía compatibles con sus cargos políticos.

Ya en el 2014, cuando todo se precipita por la dimisión de Alfredo Pérez Rubalcaba tras perder las elecciones europeas, y se abren unas primarias en el PSOE para elegir al nuevo secretario general, a Pedro Sánchez no son pocos los militantes que le animan a dar el paso para aspirar a liderar el partido.

Sánchez consulta, habla con mucha gente y tiene sus dudas. Pero en la presentación de su libro sobre economía basado en su propia tesis doctoral -acto que se celebró en la librería Blanquerna-, vio que no estaba solo. Numerosos e importantes dirigentes del partido le acompañaron en dicha presentación no tanto por el interés del libro, sino para dar una clara muestra de apoyo. Sánchez decidió entonces que daría el paso.

A los cinco meses de llegar a la secretaria general, Pedro Sánchez tuvo que enfrentarse a quien cuestionaba su liderazgo

En esta ocasión, por primera vez en su vida política, sí llegó a la primera. En las primarias del 13 de julio de 2014 Sánchez ganó la Secretaría General del PSOE con el 49% de los votos, muy por encima de Eduardo Madina, el gran favorito; y de José Antonio Pérez Tapias, el otro aspirante.

El triunfo de Sánchez se achaca a una traición de última hora a Madina de las grandes federaciones del PSOE, en especial de Andalucía, que dieron orden interna de apoyar al dirigente madrileño. Los motivos que se cuentan son que se fiaban menos de cómo podría dirigir Eduardo Madina el partido y de su supuesta radicalidad, y que Sánchez debería ser más dócil y moderado.

Pero ahí se equivocaron. Desde el primer momento Sánchez cogió las riendas del PSOE a su forma. Se rodeó de los suyos e hizo las cosas a su manera. Pero eso no le ha salido gratis. No pasaron ni cinco meses y desde las baronías se empezó ya a cuestionar su liderazgo y a lanzar el rumor de que Susana Díaz quería llevar las riendas del PSOE.

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y el secretario general del PSOE y candidato a la Presidencia del Gobierno de España, Pedro Sánchez, se saludan después de que la presidenta andaluza le presentara en el desayuno informativo, este marte

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y el secretario general del PSOE y candidato a la Presidencia del Gobierno de España, Pedro Sánchez, se saludan después de que la presidenta andaluza le presentara en el desayuno informativo, este martes en Sevilla./ EFE

Dicha amenaza ha acompañado a Sánchez permanentemente en estos dos años de mandato, pero Díaz nunca dio el paso y eso que tuvo varias oportunidades para hacerlo. Así, Sánchez no tuvo rival en las primarias para ser candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno en las elecciones del 20-D y fue el cartel electoral.

El líder socialista obtuvo el peor resultado de la historia del PSOE en la etapa democrática, noventa diputados, veinte menos de los que había sacado Alfredo Pérez Rubalcaba en el 2011. Sin embargo, el hecho de que la formación de cualquier posible Gobierno pasara por los noventa diputados del PSOE le colocó a Sánchez en una posición ventajosa y le mantuvo al frente del partido.


Uno de los momentos más tensos de su trayectoria fue el Comité Federal del 28 de diciembre, donde las baronías quisieron imponer las líneas en las negociaciones: nada con el PP, y ningún acuerdo con otros partidos que descansara por activa o por pasiva en partidos independentistas. Sánchez aceptó, pero devolvió el golpe: cualquier acuerdo que alcanzara sería sometido a la opinión de la militancia.

Dando un sorprendente golpe de efecto, y tras las primeras consultas que hace el jefe del Estado, Sánchez decide presentarse a la investidura para ser presidente del Gobierno sin tener garantizado los apoyos.

El líder de Podemos , Pablo Iglesias, estrecha la mano del secretario general del PSOE, Pedro Sanchez, al finalizar el último lpano de la XI Legislatura. EFE/Paco Campos


Logra un pacto con Ciudadanos que somete a la opinión de la militancia y es respaldado con el 80% de los votos, pero no logra en ningún momento que se sume al mismo Podemos. Así, Sánchez fracasa en su investidura, donde solo logra reunir 131 votos a favor, encontrándose con los votos en contra del PP y Podemos. De nuevo, el candidato Sánchez no ha llegado a la primera.

Pero el incombustible líder socialista no se cansa y tiene una segunda oportunidad en estas elecciones. ¿Llegará a la segunda oportunidad tal y como ha sido toda su trayectoria política? No está nada claro. De momento, Sánchez on the road, again.

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