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El PP gobierna Sevilla bajo la sombra de Vox: crisis en la cultura, subida del agua y políticas feministas diluidas

Para la oposición el desembarco del PP, que gobierna en solitario y en minoría, supone una involución en ámbitos como las políticas de igualdad, la cultura y la memoria democrática. Vox presiona para entrar en el gabinete municipal.

José Luis Sanz, alcalde de Sevilla (PP), en una imagen de archivo.
José Luis Sanz, alcalde de Sevilla (PP), en una imagen de archivo. María José López / Europa Press

Las pasadas elecciones municipales devolvieron Sevilla al PP, que hoy gobierna en solitario y en minoría –con Vox en la sombra, que presiona para entrar en el Gobierno municipal, de momento, sin éxito, suma mayoría absoluta– una ciudad que los últimos ocho años estuvo en manos del PSOE, con Juan Espadas y Antonio Muñoz como alcaldes.

José Luis Sanz, el nuevo regidor, viene de serlo previamente en Tomares con amplias mayorías, una localidad vecina a Sevilla, y de momento, en cuatro meses de gestión, aunque es pronto para conclusiones, ha dado ya pistas de lo que pretende hacer en asuntos señeros: para la oposición, su labor supone una involución en ámbito delicados, de piel, como las políticas de igualdad, la cultura y la memoria democrática. Para Con Podemos-IU, además, pretende ejercer un "urbanismo depredador con el patrimonio verde".

Su gran eje político de actuación, por ahora, ha sido la crítica al periodo anterior, en una enmienda a lo elaborado. "Nos hemos encontrado con el detalle de que Sevilla es un paciente que necesita muchísimos cuidados y muchísima recuperación para que se pueda levantar de la cama. Y en esa fase estamos, en la fase de los cuidados y la recuperación, que requiere de un trabajo de excelencia y meticulosidad y ya llegará el momento de empezar a trabajar por los grandes proyectos", manifestó cuando hizo balance de sus primeros cien días al frente del ayuntamiento. 

Las políticas feministas y las de memoria han quedado "diluidas", lamenta la izquierda

Más allá de la crítica política, Sanz, cuyo partido no esperaba que fuera a ser alcalde hasta la última semana de campaña de las municipales, cuando en el PP andaluz ya se convencieron de que podían ganar la ciudad, ha entrado en Sevilla con un rumbo errático –haciendo y deshaciendo, sobre todo en la gestión cultural: tiene al sector estupefacto– y, al mismo tiempo, dando un viraje desde el minuto uno: la izquierda lamenta que las políticas feministas, de igualdad han quedado difuminadas, "diluidas", y también las de memoria democrática, que tuvo la pasada legislatura la exhumación de la fosa de Pico Reja como bandera.

"Ha tomado medidas muy parecidas a las que se han tomado en Comunidades Autónomas donde gobiernan PP y Vox. Para aplicar estas medidas no ha necesitado a Vox", afirma Antonio Muñoz, exalcalde y ahora portavoz del PSOE en la oposición, en conversación con Público.

Muñoz pone el ejemplo, por un lado, del "desmoronamiento de la agenda cultural: eso se llama censura". El Ayuntamiento ha provocado en este tiempo una crisis en el Festival de Cine, finalmente reducido, ha cerrado por obras el Lope de Vega, y ha criticado la Feria del Libro también. Por otro, afirma el exalcalde, "las políticas de igualdad han quedado diluidas: Sevilla, que era un referente, ha quedado diluida en una dirección general". Y, por último, "la oficina de memoria democrática no está funcionando: nuevamente se puede producir un retroceso", analiza.

En un Pleno reciente, el alcalde negó estas críticas de la oposición y defendió su gestión: "No hemos renunciado a nada. Hemos creado una delegación específica para potenciar la cultura; las competencias de memoria democrática están en el área de participación ciudadana y se está haciendo lo programado y vamos a seguir defendiendo la igualdad, una sociedad sin etiquetas y la lucha contra la violencia de género". Sin embargo, proclamó: "Hay un nuevo alcalde con otro organigrama y otras políticas".

Para la portavoz de Con Podemos-IU, Susana Hornillo, que también considera que "las competencias de igualdad están diluidas en el organigrama" y que "la oficina de memoria democrática también la han cancelado", además de tener en "pie de guerra" al sector de la cultura, "en general, Sanz parece que está siguiendo la estela del PSOE".

"No tiene un modelo propio y se quiere allanar la senda para dar pelotazos urbanísticos. En este tema ha recogido el testigo del PSOE. Sigue concediendo licencias para pisos turísticos en el centro. Es un urbanismo depredador con el patrimonio verde, está basado en potenciar el turismo y falta de protección del patrimonio verde", afirma Hornillo a Público.

En este asunto, el del urbanismo, el alcalde, tras tener desencuentros con el secretario municipal, ha pretendido nombrar uno nuevo "a dedo" (aunque después lo ha dejado en stand by), lo que para la oposición "hace sospechar que quiere un traje ad hoc para los informes urbanísticos".

El asunto de la urbanización de la Dehesa de Tablada, una añeja aspiración de la Sevilla eterna, donde en este momento está proyectado un parque periurbano, al que el alcalde pretende añadirle usos residenciales, ampliar la ciudad por esa zona, es un tema clave para comprender esta polémica.

La sombra de Vox

Además de estos temas, ahora Sanz tiene por delante la aprobación de sus primeros presupuestos, los del año que viene. No tiene mayoría absoluta para hacerlo, por lo que necesitaría algún tipo de pacto con alguna fuerza de oposición. Vox, de momento, ejerce como tal en diversos asuntos y quiere entrar en el Gobierno de la ciudad. Sanz, por ahora, se resiste a incluirlos. La negociación se avecina caliente.

"No me ha llamado en cuatro meses para nada. Parece ser que no llama a nadie. Podríamos pensar que llama a Vox, pero tampoco. El señor Sanz es consciente de que para aprobar un presupuesto necesita el apoyo de un grupo. Tiene que elegir compañero de viaje, no es lo mismo un presupuesto con un apoyo u otro. Si me llama, me siento, indudablemente. Negociaremos en aras de sacar el presupuesto, pero desde luego mucho tiene que rectificar el señor Sanz (para aprobarlo)", responde Muñoz a la pregunta de si se sentaría a trabajar las cuentas con el PP.

"Sevilla no es Tomares. Le viene grande. Actúa con soberbia", critica el exalcalde Muñoz

"Sevilla no es Tomares, le viene bastante grande", añade el exalcalde. "Actúa con soberbia –prosigue el portavoz socialista– como si tuviera mayoría absoluta. Vox ha manifestado claramente que quiere entrar. Si Feijóo hubiera sido presidente, hubiera entrado. Como el escenario nacional ha cambiado, no está claro. La prueba la vamos a tener con los presupuestos del año 24. O se apoya en la extrema derecha o se apoya en el partido que tiene la centralidad política [en referencia al PSOE], pero en ese caso los presupuestos serían radicalmente opuestos, en igualdad, en memoria democrática, en los barrios, en la desigualdad. Habrá que ver la elección que toma Sanz".

Hornillo analiza de este modo cómo afecta la sombra de la ultraderecha: "Desde el primer momento hemos dicho que tiene un pacto con Vox. Vox cada vez que tiene ocasión recuerda que si no entran en el gobierno, van a votar en contra. Los tienen en cuenta. Espero que no llegue al Gobierno. Hemos visto lo que hacen. Muchas no entramos en su idea de lo que es normal".

Los barrios más desfavorecidos

La oposición reprocha también a Sanz que existe una ausencia, desde que llegó al cargo, de discurso social en una ciudad de amplios contrastes, que tiene los barrios más desfavorecidos de todo el país.
El alcalde sí se fue a Bruselas hace una semana con la idea, según expresó, de explorar si había fondos para, entre otros temas, "afrontar una realidad: convivimos con seis de los barrios más pobres de España".

"No tengo noticia de ninguna propuesta para reducir la desigualdad", lamenta Hornillo

Más allá de eso, la oposición le reclama una política propia y, sobre todo, una sensibilidad. "No tengo noticia de que se haya hecho nada, ni una propuesta para reducir la desigualdad. No ha hecho absolutamente nada. Sí ha subido los sueldos, y las propuestas sociales que se le ocurren es subir los impuestos a las familias, las tasas municipales, el agua y las basuras, que vendrán detrás", afirma Hornillo.

La subida de la factura del agua, en una ciudad afectada por las altas temperaturas y la emergencia climática, será de entre el 18% para las familias que tengan un consumo normal y del un 40% para quienes tengan un consumo excesivo. La subida para los dos próximos años se mantiene en el 30%, pero el incremento será igual en 2024 y 2025, del 15%, según se decidió en el consejo de la empresa publica de agua, Emasesa, que agrupa también a municipios del entorno, gobernados por el PSOE.

Sanz manifestó hace unas semanas que la subida del precio del agua llevaba "año y medio" sobre la mesa y que la tarifa llevaba desde 2013 congelada. Y también acusó a los socialistas de "irresponsabilidad" por no explicar que debía subirse "para no perder calidad de servicio y no poner en riesgo los planes de inversiones".

"No han visto mejor momento para subir el agua que ahora. Sabemos todos cómo están los precios. Todo está más caro y los sueldos no suben en la misma proporción. Están instaurando una cultura de la austeridad, en la que tenemos que usar la calculadora todo el día. Apretarse el cinturón en las familias. Lo primero que hicieron fue subir el sueldo a los gerentes. No sé para qué ciudad creen que gobiernan", lamenta Hornillo.

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