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"Si la independencia no mejora las condiciones de vida de los catalanes, es que nos estamos equivocando"

El presidente de Òmnium Cultura, Jordi Cuixart, defiende que se avance en el proceso de ruptura con un Estado español del que no contempla que llegue ninguna oferta para celebrar un referéndum de autodeterminación.

El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart./ M. F.

BARCELONA.- Jordi Cuixart, empresario de 40 años, recibe a Público en su despacho en la sede de Òmnium Cultural, que suma 55.000 socios y se ha convertido en uno de los grandes puntales del activismo soberanista. Tras ejercer un papel de mediador en la parte final de las negociaciones entre Junts pel Sí y la CUP, defiende que la independencia de Catalunya tiene que ser, por encima de todo, un instrumento para mejorar las condiciones de vida de las clases más desfavorecidas.

¿Qué papel jugó Òmnium Cultural en la recta final de las negociaciones entre Junts pel Sí (JxSÍ) y la CUP?

El papel que hemos intentado jugar ha sido el de ser exigentes con nosotros mismos, pero también con nuestros representantes políticos, en el sentido de actuar con sentido de estado, unidad de acción y generosidad. Todo con un perfil discreto, muy genuino de la entidad, de acompañamiento, y de intentar facilitar el encuentro de puntos de entendimiento. Pero todo el mérito y el esfuerzo se tiene que atribuir a los representantes políticos. Los partidos negociaron, se pusieron de acuerdo y hay un gobierno que entendemos que es fuerte y con un mandato claro a ejecutar en los próximos 18 meses.

Algunas voces han diferenciado el papel jugado por Òmnium, visto como neutral entre las dos formaciones, y el de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que a través de su presidente, Jordi Sánchez, se habría posicionado a favor de JxSí. ¿Se ha roto cierta unidad de acción entre las dos entidades?

No. Tenemos claro que debemos hacer muchas cosas con la ANC y queremos seguir manteniendo la unidad de acción. Pero nos gusta decir que Òmnium existe en tanto que es capaz de generar complicidades con la ANC, pero también con el mundo de la cultura o de la educación. Entendemos que nuestro papel es el de intentar ensanchar a través de muchas complicidades y ahora, por ejemplo, participamos en el tema del cierre de los CIE. Somos muchos pero en el proceso constituyente tenemos que ser capaces de ensanchar y esto significa generar las complicidades con todos aquellos colectivos que también defienden el proceso constituyente pero a lo mejor no tienen como meta final la independencia. Tenemos que ir mucho más lejos de nuestros espacios habituales de relación.

El nuevo presidente catalán, Carles Puigdemont, también ha hablado de la necesidad de ensanchar el apoyo social a la independencia. ¿Cómo lo haría Òmnium?

Por encima de todo somos demócratas y Catalunya será lo que quieren sus ciudadanos. Gran parte del soberanismo ha entendido que sólo puedes federarte con alguien que también quiera hacerlo y todas las propuestas que se han hecho en Catalunya en los últimos diez años, como el pacto fiscal o pedir el derecho de celebrar un referéndum, han sido negadas. Pero entendemos a la gente que cree que todavía hay una opción que desde el Estado llegue una propuesta de referéndum. Somos muy escépticos de que llegue, pero si lo hace la recogemos. Entre tanto, lo que decimos es que vayamos creando este proceso que nos une a todo, porque existe una situación de emergencia social y necesitamos un plan de choque. Nos toca tener claro que la fuerza de Catalunya está en garantizar su cohesión social, por encima del resultado final de este proceso de 18 meses. Tenemos que hablar de los problemas reales de la ciudadanía, por eso hablamos de plan de choque social. Y entendemos que el modelo de escuela catalana, que no separa a los alumnos en función de la lengua que hablan, es un modelo de cohesión social, y que un acto como el del 20-N de justicia contra los crímenes del franquismo es un acto de cohesión... Entendemos que Òmnium con su día a día hace mucho trabajo en el sentido de la cohesión.

“Lo que molesta es Òmnium Cultural y su capacidad de influencia, no su modelo de financiación”

¿Comparte la hoja de ruta del gobierno de Junts pel Sí que contempla sólo un referéndum para aprobar la Constitución catalana?

Queremos votar en la medida que sea posible, pero si al final de estos 18 meses no llega ninguna propuesta de referéndum del Estado español tenemos que tirar adelante ante esta situación de bloqueo. Pero también tenemos claro que todo esto no nos puede servir para no hablar de los problemas del día a día de la gente y no solucionarlos. La independencia no es un fin en sí mismo, es un instrumento y si este instrumento no nos sirve para mejorar las condiciones de vida, sobre todo de las clases más desfavorecidas, es que nos estamos equivocando. Sino sería como un capricho, una cuestión identitaria. Si desde el Estado no llega ninguna propuesta y los partidos están de acuerdo en celebrar un referéndum de estas características, nosotros no entraremos en el regate corto de los partidos. Entendemos que somos útiles si estamos en nuestro sitio, es decir, lengua, cultura, educación y cohesión social. Si tenemos claros estos ejes y trabajamos para ellos, entendemos que somos útiles a la sociedad. Si intentamos hacer de partido político, nos equivocaremos mucho.

¿Es legítimo que en 18 meses se quiere aprobar una declaración de independencia cuando no está claro que la mayoría de los catalanes la quiera?

Los datos fríos del referéndum que no se pudo realizar el 27-S dicen que los catalanes quieren la independencia como opción mayoritaria, pero es cierto que un 38% de las personas que votaron lo hicieron por partidos que no quieren la independencia y veo imprescindible que seamos capaces de compartir con esta gente las virtudes de tener un Estad propio. Y después hay un 10%, que son la gente de Catalunya Sí Que es Pot, que ha dicho por activa y por pasiva que no se le cuente ni con el sí ni con el no y que en todo caso se le cuente con los soberanistas. Creo que hay una mayoría social a favor del proceso constituyente y mayoritariamente el pueblo de Catalunya quiere un Estado propio. En todo caso si en el referéndum de la Constitución el pueblo dice no significaría que decide continuar en el Estado español como es hoy, porque la propuesta federal ni está ni se le espera. Cuando una ley es injusta hay que cambiarla o superarla y no apunta que en los próximos dos, tres o cuatro años venga ninguna propuesta del Estado español.

¿Cree que el papel político de Òmnium disminuirá próximamente o continuará muy activo en previsión del choque institucional entre los gobiernos español y catalán?

Este proceso nace de la base y lo que le da fuerza son las entidades, como la ANC, Òmnium y otras muchas de toda Catalunya y de los Països Catalans. Si hacemos un paso atrás estaríamos fallando. En 2012, dijimos que poníamos los activos de la entidad y toda nuestra capacidad organizativa al servicio de este proceso de emancipación nacional, porque también entendemos que lo que hacemos es ser fieles a la misión de la asociación, que es velar por la lengua, la cultura, la educación y la cohesión social. Como es probable que haya situaciones de más tensión que nunca con el Estado, prevemos que para que el proceso no pierda esta autenticidad las entidades estén presentes. Nosotros tenemos que estar al lado del pueblo. No somos un partido político y siempre hemos intentando medir donde somos más eficaces y entendemos que lo somos en la calle, pero también dando el Premi d'Honor de les Lletres Catalanas, el Sambori [un premio literario dirigido a alumnos de primaria y secundaria] o la Nit de Santa Llúcia [gala en la que se dan los principales premios de las letras catalanas].

“La independencia no es un fin en si mismo

¿Se ven promoviendo movilizaciones sociales en caso de choque institucional y apoyando acciones de desobediencia?

Tenemos claro que obedecemos a nuestras instituciones, a aquello que reconocemos como propio, que son el gobierno de la Generalitat y el Parlament de Catalunya. Esperemos que no se nos aboque a una situación de desobediencia civil, pero si tiene que pasar nuestra entidad el 1962 ya estuvo clausurada cuatro años por el franquismo. Estaremos allí donde se tiene que estar y pienso que no tendría mucho sentido que ahora nos arruguemos cuando estamos más cerca que nunca de que este pueblo se pueda expresar con voz propia en el mundo.

Hace unos días una información de 'El Mundo' intentaba vincular a Òmnium con el caso del 3%. La entidad desmintió rápidamente la información, pero ¿cómo se financia?

En un 90% con las cuotas de los socios, y el resto con pequeñas aportaciones de patrocinios o de personas que nos dejan su herencia o legados. Encontraréis pocas entidades en Catalunya o en los Països Catalans que tengan este porcentaje del 90% de recursos privados. Se atacó a una entidad que si por alguna cosa ha trabajado ha sido por esta independencia económica de los organismos oficiales y del gobierno. Cuando empezó la crisis la junta directiva rechazó la subvención plurianual que recibíamos desde [el departamento de] Presidencia de la Generalitat. Con un presupuesto de más de 4,5 millones de euros, que está auditado y al que todo el mundo puede acceder en nuestra web, nos parece muy frívolo que se nos quiera poner como culpables de un tema tan grave como la corrupción, cuando como sociedad somos víctimas. Lo que molesta es Òmnium Cultural y su capacidad de influencia, no su modelo de financiación.

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