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Rajoy convoca elecciones con un balance triunfalista y hasta presume de su lucha contra la corrupción

El presidente cae en la autocomplacencia y evita cualquier atisbo de autocrítica al hacer balance de "una legislatura intensa": presume de haber "cambiado la cara a España", de salvar al país de la recesión y de haber preservado la unidad nacional, entre otros logros.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la rueda de prensa posterior a la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros, celebrada este lunes en en el Palacio de La Moncloa. / SERGIO BARRENECHE (EFE)

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MADRID.— Tras aprobar el Real Decreto de la convocatoria de elecciones generales para el próximo 20 de diciembre, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hizo un balance de la legislatura recién terminada, "una de las más intensas de nuestra democracia y en la que nuestro país ha demostrado energía y coraje para superar una situación muy complicada". El balance cayó en la autocomplacencia y el triunfalismo, sin un atisbo de crítica.  

Rajoy presumió de su gestión desde el primer segundo de su discurso. Desgranó durante varios minutos datos y más datos macroeconómicos en torno a su idea-fuerza: la recuperación de la economía y la salida de la crisis.

"Cuando llegué al Gobierno dije que iba a destinar todas las energía del Gobierno de la nación a detener la sangría del paro, estimular el crecimiento y recuperar la confianza. En 2011 España estaba en caída y había que cambiar el rumbo. En 2012 logramos parar la caída y en 2013 cambiamos el rumbo".

Rajoy soltó toda una retahíla de datos económicos, no menos de diez: desde la evolución de la prima de riesgo, al índice de confianza de los consumidores, pasando por el fraude fiscal, el nivel de ahorro de las familias, el ritmo de crecimiento de las exportaciones, o el precio de la luz.

Todos positivos, por supuesto, y para muestra un botón: Rajoy eecordó, por ejemplo, que en 2015 iba a ser el año en que más empleo se iba a crear de la historia. "Hemos pasado de la destrucción de 1.430 empleos diarios en 2011 a la creación de de 1.492 empleos al día". 

Rajoy también señaló que "España ha cambiado de cara": "Hemos pasado de la recesión a liderar el crecimiento junto a Estados Unidos de los países del G-20. Y no crecemos por la vía del endeudamiento, sino porque somos competitivos", señaló Rajoy. 

Rajoy se presentó poco menos que como el salvador de España, como el presidente que evitó el rescate del país y el que lo salvó de la ruina. Presumió de haber bajado los impuestos en 2015 pero sin mencionar que en 2012 los subió y que ahora están al mismo nivel de 2011.

Tras el autobombo económico, el segundo asunto al que se refirió el presidente del Gobierno fue Catalunya. No dijo nada que no hubiera dicho antes: "He cumplido con mi obligación", dijo para destacar su papel en defensa de la soberanía, nacional, "que sólo está en manos de los españoles". Ofreció, como otras veces, diálogo y respeto a la ley, pero no ahorró críticas a los independentistas catalanes: les acusó de desafiar la legalidad democrática que, según señaló, ha fracturado a la sociedad catalana y que "no tiene más fundamento que la deslealtad" del Gobierno catalán con la Constitución de 1978.

"Nunca me he negado a dialogar, a escuchar y negociar propuestas" de Mas, subrayó Rajoy, quien reiteró que siempre ha estado a disposición del presidente catalán cuanto éste le ha llamado o ha querido verle. Pero siguió sin ofrecer soluciones más allá del "respeto a la ley"

La corrupción fue el tercer asunto que sacó a relucir en su discurso. Otra vez más, presumió de luchar contra ella, de que su Ejecutivo ha arrinconado a los corruptos, pero ni una sola mención a los casos de corrupción que afecta a su partido: la 'caja B', Bárcenas, o 'Gürtel'. Defendió que durante su mandato se ha puesto en marcha la mayor batería de medidas para prevenir la corrupción y "castigarla con dureza". "Jamás se ha actuado con mayor autonomía y libertad por parte de las fuerzas de seguridad, de la fiscalía y de los tribunales" en la investigación y persecución de los casos de corrupción.

Rajoy afirmó a guisa de conclusión que esta que termina fue "una legislatura de cambio", cambio liderado por sus reformas, según se empeño en recordar una y otar vez. 

No habla de pactos

Una entrado en el turno de preguntas de los periodistas, el presidente Rajoy confirmó lo que ya era un secreto a voces: el PP no llevará en su programa ninguna propuesta de reformar la Constitución. 

Rajoy afirmó también que no es momento de hablar de pactos, pero ante la posibilidad de que partidos como Ciudadanos pongan como condición para pactar con el PP que él no sea presidente dijo: "Mi cabeza está bien situada y no pienso dejar que nadie la cambie de sitio".


"Yo pretendo seguir vivo una larga temporada y que usted lo vea. Mi cabeza está bien situada y no pienso dejar que nadie la cambie de sitio", aseguró el presidente del Gobierno.

Apuntó que es el mejor candidato para el Partido Popular ya que, ha señalado, si no lo creyera no se presentaría a la reelección como presidente del Gobierno.

Y, finalmente, dijo que trabajará para que el PP vuelva a merecer la confianza de los españoles y ha insistido en que

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