Este artículo se publicó hace 2 años.
Las respuestas pacifistas a la guerra, un debate urgente ante la barbarie belicista
'Espacio Público' organiza un encuentro en el que distintos activistas e investigadores por la paz dibujan escenarios alternativos a la apuesta militarista. Advierten que las guerras solo generan beneficios para la industria armamentística.
Bilbao-Actualizado a
La paz es el horizonte. También el camino. La guerra es muerte, pero también negocio. Hay muchas formas de resistir; entre ellas, negarte a matar. A lo largo de sesenta minutos, activistas e investigadores por la paz han desgranado en el plató de Público las vías que existen para desviar a la humanidad de la locura bélica. Con Ucrania o Yemen de fondo, el pacifismo vuelve a reivindicar su voz.
"Muchas veces no se quiere escuchar", resumió Itziar Ruiz-Giménez, profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en un momento del encuentro organizado por Espacio Público y emitido por Público TV.
"Utopistas son ellos, que se creen que con una guerra van a resolver un conflicto", apuntó después Pere Ortega, un veterano activista por la paz e investigador del Centro Delàs de Estudios por la Paz. "Existe una cultura belicista porque hay una parte de la historia que se ha escrito en base a guerras", incidió el vicepresidente del International Peace Bureau (IPB), Jordi Calvo, quien también formó parte –en su caso vía videoconferencia– de esta mesa.
El encuentro ha sido presentado y moderado por la periodista Virginia Pérez Alonso, directora de Público. Nada más comenzar la emisión, la responsable de este medio incidió precisamente en algunas de las cuestiones que hoy atraviesan los debates e impregnan las decisiones políticas.
Pérez Alonso se refirió a ese "fervor belicista" que gana espacio y que resume todo "al ya clásico estás conmigo o contra mí". "Si no apoyas el envío de armas a Ucrania es que justificas los ataques por parte de Rusia", citó a modo de ejemplo.
Ruiz-Giménez tomó seguido la palabra, y lo hizo para poner de relieve esa "cultura profundamente belicista que impregna los distintos relatos". Frente a esos argumentarios en defensa de la violencia, la profesora de la UAM dibujó otra vía, otro camino. Otra apuesta. "La guerra –dijo durante el programa– nunca resuelve ninguna situación. Solo genera daño, dolor y muerte".
"¿por qué persistimos en tratar de resolver los conflictos entre los estados mediante la violencia?"
Ortega se hizo entonces una pregunta. "¿Por qué persistimos en tratar de resolver los conflictos entre los estados mediante la violencia?". Calvo dio una respuesta. "Hay una cultura belicista mucho más arraigada de lo que pensábamos, y no por casualidad". Esto ocurre, indicó, "porque se ha invertido en ello".
El encuentro de Espacio Público ha tenido lugar un día después de que el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) diera a conocer los datos sobre el gasto militar mundial en 2021. Las cifras son escandalosas: en el segundo año de pandemia, las partidas de los Estados en el ámbito militarista llegó a los 2,11 billones de dólares, lo que supone un nuevo récord.
España, con un gasto militar de 19.500 millones de dólares –un 5,6% más que en 2020–, saltó del puesto 17 al 16 de ese ranking, encabezado por EEUU. Esas cifras se encaminan ahora a engordar al calor de la guerra de Ucrania, que ha avivado aún más la llama militarista y el gasto bélico. De hecho, el Gobierno español forma parte del listado de miembros de la OTAN que han prometido subir el PIB destinado a Defensa hasta el 2%.
Ortega subrayó que esos guiños a la industria armamentística no empezaron con la guerra de Ucrania, sino que vienen de antes. "La inercia de aumentar el gasto militar mundial ya estaba sobre la mesa", remarcó.
Las vías del feminismo pacifista
Por su parte, Ruiz-Giménez llevó a la mesa otro elemento clave que, según recordó, forma parte de los planteamientos del feminismo pacifista desde hace décadas. "Se desvía dinero de los contribuyentes en lugar de destinarlo a la lucha contra la violencia de género, a la sanidad o a la educación", apuntó.
La profesora destacó que "en lugar de poner en centro la paz y los derechos humanos, se sigue naturalizando que hay que destinar ese dinero al beneficio de unas empresas y de una cultura de masculinidades profundamente violentas".
La decisión del Gobierno español de enviar armas a Ucrania tampoco escapó del debate. Jordi Calvo puntualizó que "hay que ayudar a la población ucraniana a resistir, pero la única manera de hacerlo no es la armada: resiste quien se esconde, resiste quien huye, resiste quien deserta del ejército o sale a protestar y se enfrenta sin violencia al ocupante".
"Claro que hay vías alternativas a la guerra y la violencia"
El investigador Pere Ortega precisó sobre este punto que "el envío de armas a Ucrania solo alarga el conflicto", al tiempo que "produce más dolor y muertes". Tal como ha defendido el Centro Delàs de Estudios por la Paz desde el inicio de los ataques rusos en suelo ucraniano, "este conflicto, como la mayoría, solo se resolverá mediante una mesa de negociación y diálogo".
"Claro que hay vías alternativas a la guerra y la violencia. Lo importante es una ofensiva diplomática", agregó el veterano activista. Las vías hacia la paz siguen abiertas.
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