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Situación interna PSOE Sánchez acrecienta su poder en el PSOE con cuatro nuevos "barones" totalmente afines

Barbón (Asturias), Torres (Canarias), Chivite (Navarra) y Andreu (La Rioja) siempre estuvieron al lado del secretario general.

Concha Andreu tras ser elegida presidenta de La Rioja.-EFE

Pedro Sánchez tiene un poder interno en el PSOE como muy pocos secretarios generales han tenido en toda la etapa democrática. Maneja una Ejecutiva Federal de "fieles"; la mayoría de los secretarios generales le son afines, lo que le garantiza una amplísima mayoría en el Comité Federal; y hasta la secretaria del PSOE de Andalucía, Susana Díaz, parece reconvertida al "sanchismo" en los últimos tiempos. Y, a todo eso, suma esta semana con la formación de un Gobierno socialista en la Rioja, a dos nuevos barones y dos nuevas baronesas que siempre estuvieron al lado de Sánchez en las primarias.

Que esté Adrián Barbón presidiendo Asturias; María Chivite, Navarra; Ángel Víctor Torres, Canarias; y Concha Andreu, La Rioja, otorga al líder socialista un contrapoder a los cinco barones que tenía el PSOE antes de las elecciones del pasado mes de mayo -todos han repetido en sus respectivos gobiernos autonómicos- que, en más de una ocasión, mostraron sus discrepancias con algunas de las decisiones que tomaba Sánchez.

Barbón (Asturias) fue la apuesta "sanchista" en las primarias a dirigir el PSOE asturiano y, con el apoyo de Adriana Lastra, ganó al candidato del entonces presidente del Principado, Javier Fernández. Torres (Canarias) siempre estuvo comprometido con Pedro Sánchez; Chivite, aunque apoyó en su día en las primarias a Eduardo Madina, se reconvirtió pronto cuando Sánchez le ofreció ser la portavoz del Senado allá por 2014; y Andreu es definida como "una sanchista en toda regla". Todos valores seguros.

Menos beligerancia

No obstante, es cierto que desde la victoria en las primarias de Sánchez y su posterior triunfo electoral, el clima es otro entre estos cuatro barones que mantienen su puesto en Extremadura, Castilla-La Mancha, Aragón y en la Comunitat Valenciana, más la presidenta de Baleares, Francina Armengol.

De hecho, Guillermo Fernández Vara (Extremadura) está colaborando muy de cerca con Sánchez y Ximo Puig (València) también ha limado las diferencias que les separaban. Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) y Javier Lambán (Aragón) son menos sumisos con las decisiones de Ferraz, pero tampoco muestran una actitud beligerante en la actualidad.

Con este escenario, Sánchez acumula un poder inmenso en el PSOE en donde, prácticamente, ha desaparecido la crítica interna o las opiniones divergentes con lo que decida el secretario general. Si dice primero que habrá sólo un Gobierno compuesto por socialistas, tiene la unanimidad de la Ejecutiva Federal; y si cambia en dos semana para ofertar un Gobierno de coalición a Unidas Podemos, también tiene unanimidad interna.

Para algunos, es contraproducente tanto poder en una persona y que ni se atisbe un contrapeso interno. Para otros, Sánchez tenía que buscar un PSOE unido en torno a su liderazgo y no permitir más divisiones internas, sobre todo tras lo ocurrido en su último mandato al frente de la Secretaría General del PSOE: Lo cierto es que es inimaginable ahora cualquier mínimo cuestionamiento al líder socialista, al menos, en público. Y Sánchez, a día de hoy, tiene el poder absoluto en el PSOE.

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