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La soledad del PP fuerza a Feijóo a enterrar su cruzada contra el "sanchismo"

Dentro del PP están sorprendidos y preocupados por el aislamiento del partido para formar alianzas. 

Alberto Núñez Feijóo
Alberto Núñez Feijóo durante la tradicional ofrenda al Apóstol en Santiago de Compostela. César Arxina / Europa Press

Desde la noche del domingo una palabra se ha borrado del vocabulario popular: "sanchismo". El giro se ha hecho totalmente evidente este martes en la plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, a donde viajó Alberto Núñez Feijóo para celebrar el Día de Galicia y, según él, "dar las gracias" al Apóstol. Desde allí, en sus primeras declaraciones a la prensa tras el 23J, el presidente del PP puso de relieve que "los partidos de Estado han ganado apoyos y votos". Se refería al PP y al PSOE, con el que quiere intentar llegar a un acuerdo de gobernabilidad.

La hemeroteca es tozuda y Feijóo acumula críticas a Sánchez tan duras como que "perturba la democracia" o "abusa de las instituciones". Hace solo tres meses, en abril, aseguró que había "gente con sentido de Estado" que ahora "no cabe en el partido de Sánchez". Es más, toda su campaña giró entorno a un mantra, "derogar el sanchismo", que no ocurrió.

Porque el PP pronosticaba, y prometía, bajo lemas altisonantes —"moción de censura al sanchismo", "desalojar a Sánchez de La Moncloa" o "Sánchez o España" son solo algunos de ellos— un duro castigo electoral al presidente del Gobierno, pero, lejos de eso, el PSOE de Pedro Sánchez ha mejorado los resultados de 2019 con prácticamente un millón de votos más y dos escaños.

"Eso ha sido lo más llamativo", reconoce un presidente autonómico del PP. Otro de los barones populares apunta en la misma dirección. "Sánchez tiene un balón de oxígeno, aunque si consigue gobernar esta legislatura va a ser corta. Pero claro, hay cosas que se van a olvidar como lo de la ley del solo sí es sí", asegura, al tiempo que asume que el relato que creían ganador del 'antisanchismo' acabó sepultado por los errores de Núñez Feijóo en la última semana de la campaña. 

El "castigo" por su acercamiento a Vox

Así, al PP, con 136 diputados —tan por debajo de sus expectativas que han supuesto un fracaso— no le dan los números. Necesitaría, además de Vox, al PNV, Coalición Canaria (CC) y UPN y los nacionalistas vascos ya le han dado un portazo que sigue resonando en Génova. Andoni Ortuzar, presidente del PNV, le llamó el lunes para decirle que no van a ni a sentarse a negociar. CC tampoco le apoyará si está Vox en la ecuación.

Dentro del PP están sorprendidos y preocupados por este aislamiento. "Que ni siquiera quieran sentarse a hablar me parece fuerte", dice un barón del peso partido. "No sé qué ha pasado para que inmediatamente salgan todos diciendo que no quieren saber nada de nosotros".

Sí lo saben: las dos formaciones se plantan ante al PP por su acercamiento a la extrema derecha. En numerosas ocasiones durante la campaña Ortuzar, líder nacionalista vasco, ha criticado que Feijóo haya "normalizado" los pactos con Vox abriéndoles las puertas de la instituciones. 

Ahora, aislado aritméticamente en un Congreso fragmentado en el que el PP no se ha granjeado alianzas, Feijóo le pide apoyo al PSOE para gobernar. Pero la izquierda ya ha iniciado contactos para armar un nuevo bloque de investidura progresista y la única incógnita parece ahora si el líder del PP aceptará ir a una investidura fallida

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