Entrevista a Teresa Ribera"Es el momento de dar una batalla muy dura, confío en que no haya comisarios europeos de ultraderecha"
Madrid--Actualizado a
Lleva desde 2018 al lado del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Primero como ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España; luego fue también vicepresidenta cuarta y en la actualidad es vicepresidenta tercera. Desde hace semanas emprende un nuevo reto como cabeza de lista del PSOE para las elecciones europeas del próximo 9 de junio.
La recta final de la campaña se ha visto sacudida por la citación judicial a la esposa de Sánchez, Begoña Gómez. El objetivo de los socialistas es ser influyentes en la UE mediante la posibilidad de formar parte de la Comisión Europea como comisaria de Energía. Teresa Ribera (Madrid, 1969), responde en esta entrevista con Público sobre lo que se juega la ciudadanía española y europea en estos comicios frente a amenazas palpables como el aumento de representación de la extrema derecha.
La primera pregunta es obligada, por la noticia sobre la citación judicial a la esposa del presidente del Gobierno. ¿Cómo valora esta situación? ¿Le sorprende que aparezca esta información a escasos días de las elecciones europeas?
Yo diría tres cosas. Lo primero es que lo que hemos visto hasta la fecha es el informe de la UCO y la la dificultad para entender qué es lo que se está buscando desde el punto de vista delictivo. Lo segundo es que sí sabemos que hay una especie de estrategia de campaña, de obsesión, por parte de algunas fuerzas parlamentarias, algunas familias políticas, por identificar cualquier cosa que pueda generar desestabilización del presidente del Gobierno y de su entorno. Y la tercera es que, obviamente, no podemos sino respetar y confiar en los en los tribunales.
¿Cree que pueda afectar esto a la campaña de alguna manera?
No.
Entramos en la recta final de la campaña electoral. ¿Qué balance hace de estos días? ¿Qué sensaciones tiene? ¿Nota esa posible remontada que señalan en el PSOE?
Sí, sí noto esa remontada. Yo creo que la sociedad española es esencialmente progresista, europeísta, aprecia la democracia, la libertad, los derechos, y quiere seguir vinculada a proyectos positivos, propositivos, y a responder a los grandes desafíos que tenemos unidos. Y el ruido, el insulto o la polarización es una amenaza real a la democracia.
Obviamente hay quien ha ido alimentándola y haciéndola crecer en estos últimos años. Con la existencia del Gobierno progresista esto siempre genera preocupación en los partidos de derechas y ahora más, con una ultraderecha muy activa. Pero me parece que sí, que el mensaje va a ser muy claro, y aquello que no quisimos el pasado año, el 23 de julio, pues se volverá a repetir este próximo 9 de junio.
La participación en las elecciones europeas es habitualmente inferior a otros comicios. ¿Qué se juega la ciudadanía española el próximo domingo?
"Europa no tiene por qué ser democracia, estabilidad y progreso si no la cuidamos. Eso se hace en las urnas"
Es importante que la gente entienda que Europa no está garantizada para siempre. Europa no tiene por qué ser democracia, estabilidad y progreso si no la cuidamos, si no la alimentamos. Y eso se hace en las urnas. A los británicos les pasó algo parecido y se confundieron. Una muy buena parte de los británicos hoy se arrepienten. La democracia es algo que debemos cuidar y es claro que existe una estrategia internacional de desestabilización de la democracia y de los valores tal como los conocemos.
Eso nos afecta como españoles, como europeos, pero yo diría que tiene también trascendencia a nivel global. En este siglo XXI es importante apostar por ese papel, por ese referente de democracia que representa Europa. Así que confío en que los españoles digamos sí a más progreso, a más futuro, a más apuesta con justicia social, a más democracia, a más libertades y a más derechos.
¿Está en riesgo, entonces, la Unión Europea como la entendemos hoy si la correlación de fuerzas favorece a la extrema derecha en las urnas el próximo domingo?
Sí, porque frenar es involucionar. Quien defiende recortes, ¿cómo va a pagar la Política Agraria Común? ¿Cómo se va a apoyar la inversión y la modernización de nuestro tejido productivo? Podemos alimentar un círculo virtuoso en el que, gracias a eso, atraemos inversión, ahorro, modernizamos nuestro tejido productivo, reducimos desigualdades, generamos derechos, hacemos realidad el sueño europeo. O podemos hacer lo contrario y vernos desplazados porque, obviamente, el resto del mundo sigue evolucionando con independencia lo que ocurre en Europa, y encontrarnos con que nuestra industria queda envejecida, pasada de moda, sin capacidad de producir lo que necesitamos.
Eso acaba generando quiebras, eso acaba generando paro, eso acaba generando pérdida de riqueza, de prosperidad, pero también mayores dificultades para los europeos. Desde el punto de vista económico, esto es así.
Desde el punto de vista de la reducción de las desigualdades, del Estado del bienestar, de los servicios públicos, también no se puede preconizar austeridad y recortes y pensar que eso va a perjudicar a todos por igual. No, perjudicará más a quien más lo necesita. Así que yo creo que es importante lo que votemos en la dimensión doméstica, europea, la apuesta por las Naciones Unidas y la apuesta por la democracia y la libertad que hemos hecho en Europa siempre.
¿Rechaza que estas elecciones europeas sean un plebiscito sobre Alberto Núñez Feijóo o Pedro Sánchez?
"A lo mejor lo que ocurre es que en el entorno de Feijóo lo que se está planteando es un plebiscito contra él"
Yo creo que el PP está empeñado en siempre hacer plebiscitos cuando no le gustan los resultados. Creo que los españoles ya se lo dejamos claro en las urnas y en el Congreso de los Diputados el pasado verano. Por tanto, hoy no estamos hablando del Gobierno de España, estamos hablando del Gobierno europeo.
Estamos proyectando dos modelos europeos diferentes y al Partido Popular no le hemos oído absolutamente nada sobre cuál es su modelo europeo. Nos ha dicho que tenía un programa oculto, nos ha dicho una cosa y la contraria, tolera con una permisividad pasmosa un crecimiento de la ultraderecha o tiene una doble vara de medir o una reacción contraria a los motores de modernización de nuestro tejido productivo.
Yo me pregunto si esto es confusión, mala fe o que a lo mejor lo que ocurre es que en el entorno de Núñez Feijóo lo que se está planteando es un plebiscito contra Núñez Feijóo. Pero desde luego, nosotros lo que pensamos, lo que queremos, por lo que estamos trabajando, es por lo que se nos pregunta a los españoles y a los europeos en las urnas: qué modelo de Europa queremos y cómo podemos proponer soluciones a los grandes desafíos, que son inmensos, en el orden internacional con grandes potencias que crecen, con grandes tensiones en un cambio muy importante del modelo productivo y amenazas ambientales de gran calado. Pero también con respecto a cómo queremos construir el modelo de convivencia y oportunidades para los europeos en los próximos años.
En esta línea de asimilación que señalan siempre del PP con la ultraderecha, este martes llamó la atención un discurso de Feijóo. Dijo que los migrantes tienen que firmar un compromiso de adhesión a los valores de Europa. ¿Cómo valora este tipo de discurso del líder del PP?
A mí no me gusta, me parece muy peligroso. Yo, evidentemente, entiendo que es un partido conservador. Pero hubiéramos esperado del PP un comportamiento democrático, institucional y coherente con la realidad; y no un partido que se vuelca, blanquea o normaliza discursos y expresiones propias de la extrema derecha y que persigue levantar muros en lugar de levantar puentes. Yo creo que es un enorme error. A la hora de repartir carnés de demócratas y de europeos, a lo mejor se introduce en un terreno peligroso.
"Hubiéramos esperado del del PP un comportamiento democrático y no normalizar a la extrema derecha"
Hemos estado viendo cómo ha hecho caso omiso a algo tan obvio como es la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), por tanto o más tiempo que un ciclo completo del mandato de un órgano constitucional como es este. Yo no sé si eso lo considera digno o no de firmar un compromiso de cumplimiento con la Constitución y con las normas de las que nos hemos dotado para la normalidad democrática, o si le parece que es solamente a los demás a los que se nos debe exigir una especie de examen público, una pulcritud con arreglo a sus premisas, a su entendimiento de cómo debe funcionar España. Como si esto fuera algo exclusivo de ellos, como si fuera terreno de su propiedad.
Los socios del Gobierno, Sumar, así como otros aliados parlamentarios han acusado al PSOE de formar una gran coalición junto al PP en Bruselas. Lo ejemplifican, por ejemplo, con asuntos como el Pacto Migratorio, que ha sido consensuado entre conservadores, socialdemócratas y liberales. ¿Rechaza este tipo de acusaciones que le hacen sus socios de la izquierda?
Nuestros socios de la izquierda, con quienes nos sentimos muy unidos en los grandes temas importantes, están en campaña. Y en la campaña a veces se dicen cosas que ni siquiera se creen. Creo que la gran desviación de los conservadores en temas tan importantes como los derechos reproductivos de las mujeres o la ley de restauración de la naturaleza ha sido paradigmática, clara y enormemente preocupante. La alianza, el voto entre las fuerzas europeístas y progresistas ha sido la constante más importante durante todo este tiempo.
Obviamente, construir Europa requiere integrar comportamientos europeístas con el mayor consenso posible. Pero insisto, me parece que responde más bien a movimientos de campaña electoral que a una convicción real. Yo me he alegrado mucho de poder contar con la izquierda española y con sus familias políticas en la defensa de cosas tan emblemáticas como la Ley de Restauración de la Naturaleza. Y lamento profundamente el no haber podido contar con algo tan importante como eso, con otras fuerzas europeístas que, por otros motivos, hubieran podido encontrar en esta una cuestión clave sobre la que Europa se debe posicionar.
Uno de sus objetivos es postularse a comisaria europea. ¿Cómo puede influir usted desde esa posición para las políticas comunitarias? ¿Por qué es importante ese cargo?
Nosotros hemos hecho una apuesta muy importante desde el primer momento, desde la convicción europeísta, sabiendo que los intereses españoles bien defendidos coinciden con los europeos. A veces no es fácil que 27 encuentren una posición común o que acepten cambios significativos. No es fácil porque podemos proceder de situaciones muy diferentes, pero merece la pena intentarlo. Lo hemos visto en ocasiones tan difíciles como las consecuencias económicas y energéticas de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, o de la emergencia climática y de la restauración de la naturaleza, en general, de la agenda verde.
Hemos hecho una gestión para defender una autorización de Bruselas, una modificación de las reglas europeas, de algo que llevábamos en nuestro programa electoral en 2016 y que formaba parte de las recomendaciones, de las conclusiones del Consejo Asesor para la Transición Ecológica de este partido que yo presidía en 2018. Ha sido el poder responder con cambios regulatorios en Europa al desafío energético que esto suponía, el disparado precio del gas y cómo eso marcaba el precio de la electricidad.
"Que desde Europa se nos autorizara a tomar medidas de intervención en el mercado ha sido un logro importante"
Ha sido un esfuerzo que hemos hecho solos, Pedro Sánchez y yo misma, en un escenario extraordinariamente complejo. Pero que ha contado, finalmente, con el respaldo de todo el mundo. Eso ha supuesto más de 5.000 millones de ahorro directos en la factura de la luz de los españoles, industriales y hogares. Y evitar un incremento de la inflación que se hubiera trasladado al conjunto de la economía.
El conseguir que desde Europa se nos autorizara a tomar medidas de intervención en el mercado, a tomar medidas de protección y de compensación a los costes energéticos de industriales y de consumidores ha supuesto un logro importante. Con respeto, porque simultáneamente, también hemos puesto de manifiesto que nuestra convicción, nuestra idea de Europa, es colaborar con aquel que necesita ayuda. Y en este caso la ayuda ha sido solicitada por los países del Norte y del Este, mucho más dependientes de esas importaciones de gas procedentes de Rusia. Y nosotros hemos dicho que por supuesto. Una comunidad, una familia debe estar siempre en condiciones de poder responder a la petición de ayuda, como no se hizo en la crisis anterior.
Ahora bien, no al precio de imponerme unas condiciones inviables en mi país. Yo voy a responder de forma solidaria, pero no voy a autoinflingirme un daño. Creo que este es el espíritu que se entiende bien en Europa, defender con razones, con argumentos, pero respetando los principios y esa idea de unidad y solidaridad a las peticiones, a las demandas, a las preocupaciones, a las crisis que puedan surgir en nuestro continente.
Una pregunta que también ha sido recurrente hacia usted estos días es si formaría parte de una Comisión Europea con presencia de la de la ultraderecha.
¿Y de un Parlamento español con presencia de la ultraderecha?
Eso lo tendrá que contestar usted...
Yo creo que es el momento de dar una batalla que va a ser muy dura. Yo confío en que no haya comisarios de ultraderecha. Que los gobiernos envíen a formar parte del Colegio de Comisarios a candidatos enormemente europeístas. En mi caso, ya lo sabemos, porque el PSOE ha preferido decir desde el principio que el Gobierno propondrá mi nombre como integrante del Colegio de Comisarios. En los otros 26 Estados miembros esto no ha sido así. No sabemos quiénes serán sus candidatos a presidir o a formar parte del Colegio de Comisarios. Depende de cómo evolucionen estas reglas. Pero yo sí creo que ante esta ola de derecha y ultraderecha es muy importante dar las batallas para concentrar en los valores europeos la defensa de una Europa unida.
"Es muy importante dar las batallas para concentrar en los valores europeos la defensa de una Europa unida"
Lo que también pienso es que este es un debate que hay que jugarlo todos los días. Insisto, ese comportamiento también se ha de vivir en los parlamentos nacionales, en los ayuntamientos, en la construcción de una educación europea. En cada una de nuestras actitudes y nuestras políticas locales, para que cuando lleguen las elecciones no nos sintamos desamparados. Que la gente sepa, entienda, como ciudadanos críticos y bien informados, qué representa Europa y cómo puede haber distintas alternativas a la hora de entender y explicar con franqueza los problemas y los desafíos. Pero también hacer propuestas que sean más viables, más creíbles, más justas o más injustas.
En el programa del PSOE se propone trasladar algunas medidas fiscales que se han desarrollado en el Gobierno de España a nivel europeo, como el impuesto a las grandes fortunas o algunos impuestos medioambientales progresivos. Desde su experiencia en España, ¿cree que las empresas están concienciadas con este asunto, con la justicia fiscal o con la agenda verde?
Yo hay dos cosas que creo que son importantísimas. Los primeros perdedores de la parálisis de la agenda verde somos los europeos. Pero entre ellos, las empresas europeas. ¿Van a asumir ser ineficientes? ¿Tener un marco regulatorio que no favorece la credibilidad, la estabilidad, la apuesta por la modernidad y la actualización de sus sistemas productivos? ¿Que no diferencia entre un coste de capital más barato, si se toman decisiones compatibles con la agenda verde o con la agenda social? ¿Que un coste de capital igualitario se haga mal o se haga bien para el medio ambiente o para las personas? Yo sí creo que es muy importante que esto se traslade de forma transversal en el conjunto de la economía.
"Quien dice que se puede frenar la agenda verde está atentando contra las personas y contra la economía"
La agenda verde es fundamental para ganar esa capacidad de seguir proporcionando bienes y servicios importantes para el bienestar de las personas. Pero también para dar estabilidad y predictibilidad a cuál es el tipo de sociedad, de producción y de consumo que queremos favorecer. Yo creo que quien dice que se puede frenar la agenda verde, en realidad está atentando contra las personas y contra la economía. Frenar la agenda verde significa no invertir en en seguridad hídrica, en la agricultura, o significa no modernizar nuestro tejido productivo, y luego nos quejaremos, porque hay otro que encuentra otras soluciones. Ahora lamentamos profundamente que la industria del automóvil en Europa haya tardado tantos años en entender y asumir que debía responder al desafío del vehículo eléctrico. Y esto puede ocurrir en prácticamente cualquier frente, cualquier decisión en materia de materiales, en materia de servicios, en materia de producción de bienes.
Por tanto, yo creo que lo que tenemos que hacer es facilitar esas alianzas que nos hagan más sencilla una tarea de cambio que va a ser imprescindible. Porque, desgraciadamente, el sistema climático no espera que nos venga bien desde el punto de vista electoral o no espera que seamos más progresistas o más conservadores. El sistema climático necesita una respuesta organizativa e institucional que reduzca el origen del problema, que son las emisiones de gas este efecto invernadero.
La extrema derecha ha hecho bandera del negacionismo climático, de este combate contra la agenda verde, contra la Agenda 2030. ¿Le preocupa? ¿Cómo se puede hacer pedagogía sobre esto? Especialmente, en las generaciones más jóvenes.
Sí me preocupa mucho. Creo que han adoptado una actitud de batalla cultural frente a las políticas de igualdad entre hombres y mujeres, de justicia social, una agenda verde que busca cómo en la alianza social y ambiental se puede generar prosperidad económica. La alternativa, en realidad, no existe. Porque la alternativa es asumir que, en el corto plazo, se pueden mantener grandes beneficios para unos pocos, pero no van a durar en el medio o en el largo plazo. Es decir, que tiene las patas muy cortas para ese para ese recorrido. Evidentemente, una vez que se ha depredado un sistema productivo X, no hay que ofrecer más.
Hay que generar un círculo virtuoso que permita trabajo decente, justicia social, crecimiento económico, reducción de deuda y progreso pero encajado dentro de esa limitación física que representa la agenda verde. Hacer bandera de esto, hacer bandera en contra de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que lo que defienden es reducción de la pobreza, reducción de la contaminación, búsqueda de educación para todos, búsqueda de acceso a energía o a agua y sanidad para todos, creo que no tiene sentido, la verdad.
Usted misma y la ministra de Defensa Margarita Robles han sido las únicas personas de la parte socialista del Gobierno que ha calificado como genocidio lo ocurrido en Gaza. ¿Cree que es importante el uso de este término también para para definir lo que está pasando?
Yo me siento muy orgullosa de lo que ha hecho este Gobierno. Creo que ningún otro Gobierno ha dado los pasos adelante que hemos dado en el reconocimiento del Estado de Palestina y en la defensa de la solución de los dos Estados. Y de aplicar los principios de la Carta de Naciones Unidas y la defensa de los Derechos Humanos como los elementos que deben vertebrar la respuesta de los países occidentales. Nos estamos jugando el orden internacional basado en reglas. La calificación de genocidio es, obviamente, algo que corresponde a los tribunales. Desde el punto de vista personal, el bombardeo, el sometimiento a una presión tan tremenda como la que estamos viendo, a una población civil indefensa, la desolación que se está viendo en Gaza es enormemente preocupante. Y sí creo que esta es una llamada de atención muy potente.
"Ningún otro gobierno ha dado los pasos adelante que hemos dado en el reconocimiento del Estado de Palestina"
Es muy difícil defender que se apliquen varas de medir diferentes en función de dónde se esté produciendo la agresión. Esto no es defensa propia, esto hace mucho que entró en un terreno que nos conmueve, pero generará, evidentemente, tensiones y dificultades en el tiempo por venir. Cuanto antes lo podamos resolver, y no es que hoy parezca que sea sencillo, mejor.
Eso sí, empezamos a ver otros movimientos, empezamos a ver cómo EEEU presenta otras propuestas, se posicionan inmediatamente en contra incluso algunos ministros del Gobierno de Netanyahu. Creo que la confirmación o esa expresión del Alto Representante, Josep Borrell, diciendo que iba a dejar de hablar de Israel, iba a hablar del Gobierno de Israel o del Gobierno de Netanyahu, es bastante razonable y bastante explícito.
Esta pregunta también se la llevan haciendo durante toda la campaña. ¿Cuándo dejará el Gobierno si llega a ser comisaria?
Cuando diga el presidente Pedro Sánchez y cuando veamos que sea el momento más oportuno. Este es un partido que, en general, aplica la regla de una persona, un cargo. Renuncié a mi acta de diputada en el Congreso para poder concentrarme en estas funciones. Creo que ya sabemos que esta es la propuesta que está haciendo el PSOE, que forme parte del Colegio de Comisarios. Así que espero, porque creo que a Europa le importa, que cuanto antes tengamos un Colegio de Comisarios nuevo funcionando, mejor.
Eso empieza por la elección de un presidente o presidenta, que esperamos cuente con el respaldo de un parlamento lo más progresista posible en el mes de julio. Y a partir de ahí, a la vuelta del verano, la designación y el examen de cada uno de los candidatos a comisario por parte del Parlamento.
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