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Trini, el adiós de la madrina de Zapatero

La exministra de Sanidad y de Asuntos Exteriores logró en el mejor resultado del PSOE en las municipales de Madrid con su “chupa de cuero”

Trinidad Jiménez, en el Congreso este lunes. EFE/Alberto Martín

MANUEL SÁNCHEZ

MADRID.- Si algo anuncia un cambio de ciclo en el PSOE es el adiós de Trinidad Jiménez a su trayectoria en la vida política. Por muchos motivos. Fue la madrina de José Luis Rodríguez Zapatero en su liderazgo en el partido, fue la alcaldesa imposible en Madrid frente a Alberto Ruiz-Gallardón -aunque obtuvo el mejor resultado de los socialistas desde la época de Tierno Galván-; fue la “de la chupa de cuero”; la ministra que impulsó prohibir fumar en los bares, la todoterreno para lo que hiciera falta.

Trini ha decido irse después de hacerlo todo en el PSOE. Se lo dijo a Pedro Sánchez hace tiempo, y no por tener discrepancias internas, sólo por lealtad le comunicó que se iba y que ya no era su tiempo. Sabía que era el momento de marcharse: “No me voy a jubilar de diputada”, afirmó a Público.

Como supo tras el desastre electoral de Joaquín Almunia que en el 35º Congreso del PSOE se tendría que abrir paso una nueva generación, ahora sabía que tiene que dar un paso atrás. No iba a ser un problema en las listas.

Trinidad Jiménez fue el nexo generacional entre Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero; la que lo inventó todo en el salón de su casa, la que estuvo creando una nueva generación del PSOE al filo del principio del milenio. Lo hizo siempre con prudencia, y dejando que otros se apuntaran los honores, pero ella estaba en la cocina.

Zapatero le dijo que se presentara a la Alcaldía de Madrid en 2003, y le dijo que sí. Le hubiera dicho lo mismo si fuese a la Alcaldía de León. La lealtad ha sido su seña. No lo consiguió, pero estuvo varios años de concejala peleándose contra una mayoría absoluta.

Cuando Zapatero ganó las elecciones, no tuvo prisa para nada. Estaba en todas las quinielas para ministra, pero no fue. Siguió donde la mandaban. Y, tras la segunda victoria del entonces líder del PSOE, tuvo las carteras de Sanidad y de Asuntos Exteriores.

Tuvo de compañero a Pedro Sánchez en el Ayuntamiento de Madrid y asegura radicalmente que “miente” quien haga una lectura de discrepancias con el actual secretario general del PSOE. “Creo que es el momento de hacer otras cosas”, afirmó. Lo más probable, es que su trayectoria profesional esté relacionada con la política internacional, que siempre es lo que más le ha gustado, aunque no quiere concretar en qué campo.

Asegura que no ha sido una decisión fácil, pero sí muy meditada y que era el momento de hacerlo. Aún guarda la “chupa de cuero” de aquel cartel electoral a la Alcaldía que nunca se llegó a ver en las calles de Madrid, al considerar el equipo electoral que aquella imagen era demasiado provocativa.

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