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Acrofobia: Si te dan miedo las alturas, quizás la sufres

Entre las fobias más frecuentes que padecen las personas se encuentra la acrofobia. Relacionada con el miedo a las alturas, este tipo de fobia a menudo es confundida con el vértigo, pero tiene una serie de características particulares para poder ser considerada como tal. Vale la pena distinguir entre ambos para no llevarse a engaño, por si nosotros o alguno de nuestros seres queridos la padecemos.

De igual modo, es necesario identificar adecuadamente este tipo de fobia para aprender a gestionarla. Por ese motivo, si te dan miedo las alturas, puede que tengas acrofobia, y deberás conocer sus características para salir de dudas y saber cómo afrontarla.

¿Qué es la acrofobia?

Miedo a las alturas (acrofobia)
Persona en las alturas/Foto: Pixabay

El término acrofobia proviene del griego. Está formado por las raíces ἄκρος o akros, cuyo significado es altura, y φοβία (fobia), que significa temor. De tal modo, textualmente significa temor a las alturas.

El miedo a las alturas o acrofobia está considerado un trastorno de ansiedad. Este se revela en aquel que lo padece en un temor instantáneo e intenso cuando está en sitios con alturas elevadas, como pueden ser puentes, ventanas en pisos altos, balcones, precipicios o acantilados.

En cualquier entorno elevado, sin importar la seguridad que exista en él, quien la sufre comienza a encontrarse mal, presenta sudoración, taquicardias, dificultades para respirar, temblores, tensión muscular y un temor irracional a morir. El miedo a las alturas puede derivar en desmayos y pérdida del conocimiento.

Consecuencias de la acrofobia

Ansiedad
Mujer sentada en el suelo/Foto: Pixabay

Por todo ello, aquel que padece acrofobia evita los lugares altos y realizar todas las actividades en las que pueda verse expuesto a ellos. De tal manera, esta fobia termina afectando a la vida diaria, tanto a nivel laboral como personal.

Así, el acrofóbico evitará subir a ascensores, no querrá ir a miradores ni a precipicios ni subir escaleras de muchos peldaños, dará rodeos para evitar puentes y suelos de cristal, y cerrará los ojos con frecuencia en aquellas situaciones que considere de peligro por encontrarse en un lugar elevado.

Vale la pena señalar que los primeros indicios de padecer acrofobia suelen presentarse en la niñez, alrededor de los 10 años, cuando se expresa con pataleos, berrinches y gritos al estar expuesto a la situación que la genera. No obstante, también es posible que se desarrolle en cualquier momento de la vida, al igual que otras fobias.

Origen de la acrofobia

Mirador
Mirador/Foto: Pixabay

¿Cuál es el motivo por el que una persona padece acrofobia? Es necesario tener en cuenta varios factores. Se considera que hay predisposición biológica para desarrollar el miedo a las alturas, pero también es cierto que los factores ambientales externos tienen mucho que ver a la hora de que se convierta en una fobia real.

De tal manera, el miedo a las alturas o acrofobia suele estar relacionado con experiencias traumáticas, especialmente en la infancia, entre las que destacan maltrato, abusos, fallecimiento o pérdida de los progenitores, o alguna situación relacionada con las alturas.

Diferencias entre vértigo y acrofobia

Escalera
Escalera de caracol/Foto: Unsplash

En ningún caso debe confundirse la acrofobia con el vértigo, puesto que a menudo se habla indistintamente de uno u otro, aunque no tengan nada que ver. Y es que el origen del vértigo es exclusivamente físico.

De hecho, se experimenta como una sensación de mareo en el que todo gira alrededor de uno, ya sea al levantarse bruscamente de la cama, al estar acostado, al navegar o al poner un pie en tierra, entre las situaciones más frecuentes en las que se produce.


El vértigo es provocado por algún problema fisiológico concreto. Por eso es posible hablar de vértigo central, cuando se produce por algún problema cerebral, y vértigo periférico, cuando surge de alguna problemática vinculada al oído interno. Si crees que lo padeces o experimentas ataques de vértigo con frecuencia, lo mejor es que consultes a tu médico de cabecera.

Tratamiento para la acrofobia

Mujer
Mujer en Capilano Suspension Bridge, Vancouver/Foto: Unsplash

Pero el origen de la acrofobia es psicológico, así que el tratamiento para la misma es completamente distinto, al igual que sucede con el resto de fobias. De tal modo, es posible combatir la acrofobia y aprender a gestionarla para que no suponga un detrimento en la calidad de vida de quien la padece. Es necesaria así la ayuda de psicólogos o psicoterapeutas.

Por ese motivo, si crees que puedes padecer acrofobia es necesario acudir a profesionales. Estos suelen utilizar la terapia cognitivo conductual y la terapia de exposición para abordarla, siempre en función de lo que sea más adecuado para cada uno. De tal modo, se ofrecen al paciente una serie de estrategias y pautas que contribuirán a que pueda convivir con el miedo a las alturas sin tener que dejar de disfrutar al cien por cien de la vida. Sin duda, ¡merece la pena!



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