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Un año de la entrada en vigor de la ley de la eutanasia: un proceso que piden los enfermos y que supone una "liberación"

En el primer año de aplicación de la norma muchos médicos celebran que ahora tienen "algo que ofrecer" cuando los pacientes con un sufrimiento extremo no quieren seguir viviendo.

Una enfermera del hospital bilbaíno de Basurto, trata este martes a un paciente infectado por covid-19, en la Unidad de Críticos del hospital vizcaíno.
Una enfermera del hospital bilbaíno de Basurto, trata a un enfermo en la Unidad de Críticos del hospital vizcaíno. LUIS TEJIDO / EFE / ARchivo

El primer año de aplicación de la ley de eutanasia ha supuesto una "liberación" para médicos que tenían pacientes con un sufrimiento extremo y que no querían seguir viviendo, y a los que no podían ayudar completamente: "Ahora tenemos algo que ofrecerles".

Así se expresa una doctora de un centro de atención primaria de la ciudad de Barcelona, que prefiere mantener su anonimato para proteger la intimidad de los dos casos de eutanasia que ha atendido. El 25 de junio se cumple el primer año de la entrada en vigor de la ley de eutanasia en España y, en este periodo, un total de 137 personas han pedido morir de una forma digna en Catalunya, de las cuales 60 han completado ya el proceso, acompañadas por un personal sanitario con escasos objetores de conciencia: solo 167 profesionales (0,15% del total).

"Profesionalmente, creo que es un privilegio atender casos que, de hecho, ya teníamos antes de la entrada en vigor de la ley, porque los médicos de primaria siempre hemos acompañado en el final de la vida, pero hasta hace un año a esos pacientes que llevaban tiempo diciéndonos que no querían seguir viviendo así no les podíamos dar respuesta", explica en declaraciones a Efe la facultativa de Barcelona.

"Como profesionales es una liberación"

"Como profesionales es una liberación, porque al fin y al cabo se ha legalizado una situación que ya pasaba antes, con la diferencia de que ahora tenemos algo que ofrecer a estos enfermos", añade. Dentro del sector médico existe un grupo muy concienciado con la eutanasia y una parte más escéptica, aunque, a su juicio, más por "desinformación o falta de formación que por una cuestión moral", por lo que queda aún margen de "maduración" de todo este proceso.

"En mi caso las eutanasias son procesos gratificantes"

"Hay de todo, pero en mi caso las eutanasias son procesos gratificantes, porque la persona te escoge, le ofreces una liberación y creas un vínculo muy potente con ella y con la familia, ya que compartes algo muy íntimo". Según la facultativa, no solo los profesionales de la sanidad tienen aún camino por recorrer -si bien 12.000 ya han se han formado en eutanasia en los cursos desplegados por el Departamento de Salud este primer año-, sino también la sociedad, pues no siempre los familiares toleran la eutanasia de un ser querido.

En el primer caso que atendió, que se culminó poco después de la entrada en vigor de la ley, la eutanasia estaba muy aceptada por la familia, lo que facilitó el proceso, pero en el segundo caso, que se pidió formalmente el pasado marzo y aún no se ha completado, había inicialmente familiares escépticos, no tanto por una cuestión moral sino por "vergüenza", relata la doctora.

"¿Qué diremos a la gente cuando pregunten de qué ha muerto?", le preguntaban inquietos los familiares a la médica. Una de las tareas de la asociación Dret a Morir Dignament (DMD) es intervenir y asesorar, tanto a pacientes como a familiares, en estas situaciones complicadas.

"Cuesta mucho dejar marchar a una persona que amas y en muchos casos nos encontramos que tenemos que atender más a la familia que al paciente, para hacerles entender que quien decide es el enfermo y que dejarlo marchar es un acto de amor", destaca en declaraciones a Efe la presidenta de DMD, Cristina Vallès.

37 solicitantes han fallecido esperando la eutanasia

Cada caso es un mundo pero, eso sí, todos ellos deben seguir unos protocolos fijados por la ley, en un proceso que DMD ve un poco lento -37 solicitantes han fallecido este año en Catalunya esperando la eutanasia- pero que, para el Departamento de Salud, debe ser así para ser garantista.

Todas las solicitudes, que deben presentarse dos veces con un intervalo de al menos 15 días de "reflexión", deben ser aprobadas por la Comisión de Garantía y Evaluación de Catalunya, tras una evaluación como mínimo de tres médicos y un jurista, en un proceso que de media dura 47 días.

El proceso "supone mucho tiempo y trabajo"

Más de la mitad de las solicitudes se tramitan en la atención primaria, pues lo más habitual es que el enfermo escoja a su médico de cabecera porque acostumbra a ser una persona cercana y de confianza, y esto se traduce en más volumen de trabajo e implicación emocional para unos profesionales de la medicina familiar ya muy sobrecargados y agotados por la pandemia de la covid.

La médica barcelonesa que ha intervenido en dos eutanasias admite que "supone mucho tiempo y trabajo, pero es un derecho a decidir sobre el final de su vida que se reivindicaba desde hace años y que, por mala suerte, ha llegado durante la pandemia de la covid". "¿Y quiénes somos nosotros -los sanitarios- para poner una trabas a este derecho?", reflexiona esta facultativa barcelonesa, que, eso sí, reclama más recursos.

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