Este artículo se publicó hace 4 años.
coronavirus volver a la normalidad¿Servirá de algo recuperar la normalidad si otros países no superan la emergencia?
Hay dos caminos abiertos tras la pandemia: el que insta a mirar la realidad como si no pasara nada y el que opta a echar el freno hasta que la medicina equilibre fuerzas contra el coronavirus.
Jose Carmona
Madrid-Actualizado a
No hay que esforzarse mucho para discernir el próximo cisma a causa del coronavirus. Mientras el FMI y el Banco Central Europeo proponen aplazar los pagos de las deudas de los países pobres, el vicegobernador de Texas quiere dejar morir a los mayores en favor de la economía y Trump alienta a recuperar la normalidad porque "la cura no puede ser peor que el problema".
La pandemia de la covid-19 ha despertado cierta conciencia internacionalista en varios puntos del mundo, mientras en otros ha avivado el instinto de supervivencia del que se nutre el capitalismo. ¿Sirve de algo que algunos países recuperen la normalidad mientras otros siguen confinados? ¿Se acabará con la pandemia si hay países que no cumplen las reglas de acuartelamiento?
"Si un país hace los deberes muy bien y el país vecino deja que la covid-19 se expanda a lo loco, el esfuerzo no sirve de nada. Es de esperar que, si rebajamos mucho el impacto de la epidemia el verano juegue a nuestro favor, y si en otoño hay un repunte ya deberíamos estar mejor preparados con algún tipo de medicamento efectivo", asegura Saúl Ares, científico titular en el Centro Nacional de Biotecnología del CSIC.
Nadie se atreve a augurar el futuro, cambiante con cada declaración política, con cada medida tomada y cada euro invertido. Sin embargo, todos los expertos consultados hacen gala de las frases de unidad propulsadas durante esta emergencia. Las medidas organizativas deben ser exhaustivas cuando el planeta quiera recuperar la añorada rutina.
"Imaginemos que para julio estamos más o menos con la situación controlada, que no resuelta, y empiezan a venir británicos de vacaciones que están empezando a pasar el coronavirus... Eso no puede pasar, deberá haber coordinación", clama Juan Ángel Fresno, médico del Instituto de genética médica y molecular (INGEMM) del Hospital Universitario La Paz. Bandazos como el de Boris Johnson, que se mostraba contrario a medidas estrictas para rectificar a los pocos días, no ofrecen un futuro halagüeño. "Si no se sincronizan ahora para contener, habrá que ver después, porque vamos a ritmos distintos. Italia va dos semanas por delante de España, mientras que España va por delante de Reino Unido... Y cuando tengamos controlada la curva, a saber cómo está EEUU", apunta Fresno.
"Hay que tener en cuenta que no estamos jugando a ganar el virus, estamos jugando a ganar tiempo hasta que consigamos tratamientos efectivos o una vacuna. A la gente vulnerable y con patologías se los puede proteger solo durante un tiempo", recuerda Ares.
En busca de la solidaridad económica
La vuelta a la normalidad requiere estabilidad económica. Si el sector médico y científico clama por unidad internacional para aplastar la curva, ¿cómo habrá que actuar en los mercados? Que la economía sobreviva requiere de una colectividad que evite el desplome.
"En Europa, al menos, vamos a necesitar unidad", advierte Sabina Chamorro, técnica en UGT Confederal. "Los países que más lo necesitan son los de la periferia, como Italia y España, porque nuestro carácter económico, endeudado y dependiente del exterior, es más débil".
Sin embargo, aunque nadie se arriesga a hacer predicciones concretas, sí parece que la solidaridad quedará para los balcones y no para los préstamos económicos. "Centroeuropa parece que se va a negar a aplicar los llamados coronabonos, porque sirven para socializar los costes de los tipos de interés de la deuda que se va a generar a nivel europeo. A corto plazo, que se rechace la propuesta no tiene importancia, pero a la larga tendrá un impacto negativo, porque el nivel de endeudamiento de estos países va a ser muy alto".
"Va a haber sectores que no van a recuperar la normalidad hasta pasado mucho tiempo. El turismo y el sector dependiente del movimiento de personas va a pasarlo mal, incluida la hostelería", arguye Nuria Alonso, profesora de economía en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).
El sistema al desnudo
Incluso esta emergencia, que puede desatar una nueva crisis económica, sirve, según las voces expertas, para desvelar una vez más las costuras del sistema: "El capitalismo, como su propio nombre indica, es un sistema basado en maximizar las ganancias. Así, solo le interesa la salud de las personas mientras sean fuerza de trabajo, gente sometida a la explotación del capital, que tiene que gozar de buena salud para poder trabajar. Esta pandemia solamente ha desvelado, de forma mas clara y global, la contradicción entre los mecanismos de búsqueda de máxima ganancia de parte de capitalismo y el bienestar de la población", arguye el politólogo brasileño Emir Sader.
La fragilidad del sistema, que en cuestión de un mes se ha visto colapsado desde Wuhan hasta Nueva York, es sintomático de algo mucho más profundo. "El capitalismo se ha quedado en cueros. Nuevamente nos encontramos con que, en situaciones de tensión, el mercado no es capaz de responder. Eso de que el capitalismo funciona eficientemente es una falacia", completa la docente Alonso.
Miren Etxezarreta, catedrática emérita en Economía Aplicada en la Universitat Autónoma de Barcelona, encuentra las mismas dudas en torno al liderazgo que sostenga al conjunto: "Los países ricos parecerían imprescindibles, pero acaban de demostrar que caen tanto como los demás y los países pobres son necesarios para tantas y tantas materias primas... Ya estamos en una nueva crisis, aunque le llamen recesión. La interconexión solo basada en la búsqueda del beneficio es la que nos ha traído hasta aquí. Necesitamos una interconexión basada en otros principios".
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