El drama de ver morir a tu padre por falta de médicos de urgencias: "Me dijeron que le faltó una primera asistencia"
Ana Belén, vecina de Colmenar Viejo, perdió a su padre en 2021. Sufrió un infarto, pero en el municipio madrileño no había urgencias medicalizadas para atenderle. Tardaron media hora en llevarlo al hospital más cercano, pero una vez allí no pudieron salva
María Martínez Collado
Madrid-
La ausencia de servicios de urgencia medicalizados se ha cobrado ya varias víctimas en la Comunidad de Madrid. Primero fue el bebé fallecido en Paracuellos, luego se conoció el caso del vecino de Majadahonda y hace apenas dos semanas se supo de la muerte de un hombre en Colmenar Viejo. Todos en la misma situación: sufrieron una urgencia y en su municipio no había médicas de guardia para asistirlos. Se encontraron completamente desamparados, sin la opción de ser atendidos cuando lo necesitaban.
Desde hace años, no obstante, las sanitarias vienen advirtiendo de que estos no han sido los únicos casos. Hay más, aunque el dolor haya impedido a las familias contarlo. Así lo confirma el caso de Ana Belén, vecina colmenareña que, años después de vivir el daño en sus carnes, ha reunido el valor y ha hablado con Público para contar la tragedia que sobrevino a su padre.
El 24 de abril de 2021, Ana Belén y su familia vivieron algo que "no olvidarán nunca". Su padre, recién dado de alta del hospital y convaleciente en casa tras una operación, comenzó a experimentar un dolor agudo en el pecho. Por entonces, los servicios de urgencia extrahospitalaria estaban cerrados en la región debido a la pandemia.
Aunque fue una decisión tomada por todas las autonomías, el caos de la comunidad gobernada por Isabel Díaz Ayuso es incomparable. Ninguna otra cerró durante tanto tiempo un servicio clave. En Madrid, además, cuando se reabrió, fue sin equipos completos. Es decir, sin médica en buena parte de los casos. De hecho, así llevan viviendo en Colmenar Viejo desde entonces.
Era sábado y su ambulatorio no estaba abierto porque el horario ordinario es de lunes a viernes. Ana Belén explica que la zona norte de la comunidad dispone de una ambulancia UVI, pero atiende a varios municipios. Por lo que, "sí está en Soto, no puede estar en Buitrago. Y, si está en Buitrago, no puede estar en Colmenar". Así que, presuponiendo que iba a tardar en llegar, decidió montar a su padre en el coche y trasladarlo ella misma, junto a su hermana y a su madre.
"La idea era acortar los tiempos todo lo posible. Sabíamos que era importante", expresa. A pesar de los riesgos y las dificultades, Ana Belén condujo rápidamente hacia el hospital más cercano, La Paz, con su padre sufriendo un infarto en el asiento del pasajero.
La distancia hasta el centro médico se convirtió en una carrera contrarreloj, mientras luchaban por llegar antes de que fuera demasiado tarde. La angustia y el miedo se apoderaron de ellas mientras corrían hacia la ayuda que tanto necesitaban. Tras un camino angustioso por la carretera, finalmente llegaron al hospital, pero las médicas no pudieron salvarle.
Durante el trayecto, llamaron al 112. "Les dijimos que si podíamos encontrarnos en la carretera para que le viera una médica cuanto antes, pero emergencias nos dijo que le lleváramos nosotras. Entonces, les dijimos que fueran hacia La Paz, para atenderle nada más llegar, pero cuando llegamos allí solo estaba el guardia de seguridad que salió corriendo a ayudarnos", lamenta Ana Belén.
Cuando la médica de La Paz les comunicó que su padre había fallecido, Ana Belén solo pudo sentir cómo la culpa caía sobre sus hombros. "No sabía si había actuado bien, solo sé que no teníamos opciones. El propio facultativo se acercó a mí y me dijo claramente: A tu padre le ha faltado una primera asistencia sanitaria. De haberla tenido, le hubieran puesto una medicación, le hubieran asistido con la máquina de RCP, le hubieran subido a la ambulancia y le hubieran traído aquí volando, pero ya estabilizado, claro. Vosotras no habéis tenido opciones", recuerda.
La situación actualmente no ha mejorado. Solo 50 de los 80 centros de urgencias extrahospitalarias disponibles cuentan con facultativas, mientras que los otros 28 quedan en manos de enfermeras y celadoras. La reformulación impuesta por el Gobierno de Ayuso tras la reapertura se saldó el 18% de la plantilla de los antiguos servicios de urgencia de Atención Primaria y rural y dio lugar a un nuevo modelo basado en la Enfermería.
Tras sufrir esa terrible experiencia, Ana Belén y su hermana tratan de canalizar su dolor luchando por defender mejores servicios de salud públicos. Se ha unido a la plataforma de activistas locales que semana a semana defienden la reapertura de las urgencias y por una atención médica digna y accesible para todos. Su voz resuena con la esperanza de evitar que tragedias como la suya sigan ocurriendo.
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