Ningún animal tiene tantos días en su honor como el gato. Esta especie, que se ha convertido para muchas personas en una compañía peluda muy querida, se celebra en tres fechas significativas. El 8 de agosto es el Día Internacional del gato, establecido así por el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW por sus siglas en inglés). El 29 de octubre se conmemora de nuevo al felino, y otra vez el 20 de febrero. Te contamos a qué se debe esta repetición.

8 de agosto

La celebración veraniega se debe a la decisión del IFAW, una organización sin ánimo de lucro a nivel global que rescata, rehabilita y libera animales en peligro y trabaja con distintos gobiernos y comunidades para asegurar el bienestar animal.

Este día se conmemora a los gatos para crear conciencia y aprender a proteger y a cuidar a estos felinos. La fecha concreta de la celebración, establecida en 2002, se debe a la fertilidad del animal, ya que esta época es en la que más propensos están los mininos a entrar en celo. 

29 de octubre

La periodista estadounidense Collen Paige, gran amante de los gatos, fue la que estableció esta fecha en 2005. Paige fue una defensora el bienestar animal y quería crear conciencia sobre la situación que sufren los felinos que viven en la calle para fomentar el rescate y la adopción de estos. 

Los gatos, aunque tengan una peor fama que sus compañeros caninos, pueden ser compañeros muy cariñosos y afectivos con sus dueños. Hay una gran simbología creada entorno a su imagen, y las leyendas y mitos les persiguen, aunque no siempre en su beneficio. Los felinos negros han pagado cara la superstición que se les dedica, ya que son los que sufren más rechazo y los que menos se adoptan. Por todo esto, el 29 de octubre es un día perfecto para crear conciencia y para, si existe la oportunidad, adoptar uno de estos animales que tanta felicidad pueden aportar a los humanos.

20 de febrero

La primera fecha del año en conmemorar a este animal se debe a Socks Clinton, la mascota del presidente demócrata de Estados Unidos Bill Clinton. El gatito vivía en la Casa Blanca y a la llegada de los Clinton, Chelsea, la hija del mandatario, decidió adoptarlo. La mascota cobró una gran popularidad y fama, y era habitual verla campando a sus anchas por los alrededores de la Sala Oval. 

Socks llegó a ser tan famoso que tuvo su propia página web, y recibía una gran cantidad de correo desde todo el país. También se crearon productos con su imagen, como peluches o postales, y es recordada por aparecer subida al hombro del presidente del país. Tristemente le detectaron un cáncer incurable y falleció el 20 de febrero de 2009, tras casi veinte años de vida.

Al ser una mascota tan querida por el pueblo estadounidense, y probablemente la más famosa de los años 90, varias organizaciones de protección animal decidieron rendirle homenaje póstumo en representación a todos los gatos del mundo.