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Así es la "licencia para contaminar" que Europa otorga a los fabricantes de coches

La Comisión Europea permite que los coches del estándar Euro 6 dupliquen el límite legal de emisiones de óxido de nitrógeno.

Un coche pasa un test de emisiones. AFP/Thomas Kienzle
Un coche pasa un test de emisiones. AFP/Thomas Kienzle

alejandro tena

Los años pasan y las emisiones de gases de efecto invernadero no se recortan al ritmo que aconseja la ciencia. El cielo de las grandes ciudades sigue enturbiado y la calidad del aire no es del todo buena. Parte de la culpa la tiene el sector del transporte, responsable del 29% de la contaminación anual, según los últimos datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente.

El tráfico rodado, es decir, los coches y vehículos privados de combustión interna, es el principal emisor dentro del sector y, en parte, cuenta con cierta permisividad dentro de las normas europeas. Entre ellas, la llamada "licencia para contaminar" que permite que las compañías de automóviles puedan fabricar coches que emitan óxidos de nitrógeno (NOx) un 50% por encima de los límites legales.

Esta transigencia para con la industria del automóvil se remonta a 2016, cuando se establecieron las últimas homologaciones de los motores. La industria, en esta fecha, denunció que los test que se realizaban con Sistemas de Medición de Emisiones Portátiles (PEMS) no eran fiables y la UE terminó cediendo. "Al final se establecieron unos factores de conformidad que permitían homologar coches que emitan más gases de lo que se permite en la normativa", explica Nuria Blázquez, responsable de Transportes de Ecologistas en Acción.

En su momento, la Comisión Europea argumentó que esta flexibilidad era necesaria para poder contrarrestar las incertidumbres de las estadísticas de los laboratorios de pruebas PEMS. De esta forma, los fabricantes podrían superar el límite legal de NOx venenoso situado en los 80 mg por kilómetro recorrido (mg/km), hasta el tope de los 168 mg/km. Esta permisividad se rebajará a finales de 2020, hasta los 114 mg/km, lo cual seguiría estando por encima de los valores establecidos en el estándar Euro 6.

Esta "licencia para contaminar" no sólo es motivo de enfado entre los colectivos ecologistas, en tanto que existen organismos europeos que reclaman su eliminación. Este es el caso del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, que acaba de publicar una investigación en la que evidencia la inconsistencia de los reclamos del sector automovilístico. La investigación recalca que los resultados de las pruebas de emisión realizadas por el sistema PEMS son precisas, por lo que laxitud de las instituciones con la contaminación carece de justificación.

"Las leyes de la UE deben impulsar la movilidad de emisiones cero y no dejar que los fabricantes de automóviles sigan contaminando"

"La investigación llega tarde, debido a la presión de la industria del automóvil. Los resultados muestran que las pruebas de emisiones de conducción real son precisas y que no debería existir esa licencia para contaminar", declara Jens Müller, responsable de calidad del aire de Transport & Environment. "Los legisladores deben eliminar el privilegio ahora", sentencia.

La decisión de permitir que los nuevos automóviles del estándar Euro 6 superen los límites de contaminación fue declarada ilegal en 2018 por el Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea, ya que fue una decisión tomada por los Gobiernos y la Comisión Europea, sin contar con el Parlamento Europeo. Sin embargo, la licencia sigue en vigor.

Desde Transport & Environment –principal organización ecologista europea orientada al sector del transporte– reclaman que el permiso se elimine de facto y se empiecen a tomar medidas que sean acordes con la situación actual de crisis climática. "Las leyes de contaminación del aire de la UE deben impulsar la movilidad de emisiones cero y no dejar la puerta abierta para que los fabricantes de automóviles sigan contaminando".

Dentro del denominado Pacto Verde Europeo se anunció un Plan de Acción de Contaminación Cero, en el que la Comisión se comprometía a avanzar hacia un escenario de emisiones neutras en el sector del transporte a partir de 2025. Así, para las organizaciones ecologistas, la permanencia de la "licencia para contaminar" supone una contradicción con los principios del Green New Deal europeo.

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