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“Llevamos en el Puerto de Benidorm casi 50 años y los nuevos quieren pasar por encima de nosotros”

Los viejos concesionarios del Puerto de Benidorm desde el franquismo mantienen su pulso con los nuevos empresarios aspirantes y la vieja guardia no está dispuesta a ceder privilegios, como Carlos Serrano, quien pone en valor su antigüedad, la legalidad de las concesiones recibidas y su gestión.

Carlos Serrano Balandrón.

JOAN CANTARERO

@JoanCantarero

VALENCIA.- “Tengo los papeles de llevarme bien con las empresas, y con las seis o siete que hay en el Puerto de Benidorm, como Excursiones Marítimas, como el Club Náutico, con los marineros, con el capitán marítimo, jefe provincial en persona, el presidente de la Cofradía, todas las instituciones habidas y por haber en Benidorm. Incluso me han dado hasta una placa de reconocimiento de buena persona que puedo acreditar. Yo no he regañado con nadie. Tengo acreditaciones y felicitaciones que no las tiene nadie, me atrevo a decir que nadie en el mundo. De capitanes, comandantes, alcaldes, concejales, las autoridades que puedan existir, de toda la vida hasta ahora”.

Carlos Serrano es uno de los empresarios que explota desde el boom turístico de la dictadura, la mayoría de las actividades lúdicas en el Puerto de Benidorm, desde que llegó procedente de Collado-Villalba (Madrid) allá por 1971, y que ahora se enfrenta a un buen número de denuncias presentadas por la Asociación Costa Blanca Marine -la mayoría empresas de actividades subacuáticas y náuticas- por amenazas y coacciones.

A las que hay que sumar otras en Capitanía Marítima y el Seprona (Guardia Civil) por infracción a la ley de Costas y por presuntos delitos ecológicos, ya que las actividades que desarrolla la empresa Carlos Serrano Deportes Náuticos SL -y que en la actualidad cuentan con permisos concedidos por funcionarios del Ayuntamiento de Benidorm y la Generalitat Valencia- se realizan al parecer en zonas protegidas del Parque Natural de Serra Gelada, donde rigen importantes restricciones medioambientales que se incumplen sistemáticamente.

“Tengo más armas en mi casa que la Guardia Civil”

Carlos Serrano, acompañado en todo momento de su abogado Luis Bajo, asegura a Público que tiene en regla todos los permisos y autorizaciones preceptivos para realizar sus actividades otorgados por la administración autonómica y el ayuntamiento de Benidorm “y esto siempre ha sido así, lo hemos hecho todo de acuerdo con la ley”. No obstante, su abogado reconoce que la empresa no presenta las cuentas en el Registro Mercantil desde 2006, por lo que también ha sido denunciado por la asociación empresarial Marine.

Lo que le comen los demonios a este septuagenario, hasta casi la alienación, es detectar que haya gente que pretenda poner en cuestión su veteranía y que pretenda arrebatarle su negocio surgido de los proyectos turísticos del Ministerio de Información y Turismo de Fraga.

Por eso, si a Carlos Serrano se le menta la bicha -como dirían los andaluces- tarda muy poco en deshacerse del control de su abogado: “Porque si yo me voy a Málaga o a Barcelona a trabajar yo me tengo que amoldar a la gente que lleva ahí 40 o 50 años. Este [Jorge Palacios, empresario presidente de la asociación] ha venido y nos ha querido pasar como una apisonadora. A mí y a la otra empresa [Excursiones Marítimas Benidorm SL de José Cervera] que llevamos casi 50 años en la concesión, y nos ha querido pasar por encima”.

Aunque Carlos Serrano asegura que nunca ha tenido problemas con nadie, y que incluso tiene “una placa por buen comportamiento”, lo cierto es que los conflictos con los “nuevos” están a la orden del día. En 2008 se repitió el problema con otro concesionario que tuvo la concesión de una caseta vecina a la del empresario madrileño afincado en Benidorm y tuvo que marcharse.

“Tengo una placa de buena persona concedida por autoridades de toda la vida hasta ahora”

“Le voy a explicar que pasó con la caseta. La caseta estuvo cerrada porque el marido de la señora -la señora era la marinera y el marido el patrón- se peleó con José Cervera [el otro empresario con concesiones desde el franquismo] porque decía que no sabíamos navegar”, asegura Carlos Serrano. “Fíjate, estábamos atracando el barco y decía ‘mira estos no saben atracar el barco, donde les habrán dado el título de tal’. Él tenía un título de Canadá o de Australia o del coño de su madre, que allí los dan sin ná. Yo tengo un título profesional y he estado en la Politécnica clavando los codos sin haber ido a la escuela”.

Según Carlos Serrano “el tío era un perro vago que no iba ni la mitad de días a trabajar. Bueno lo que pasó es que dijo que no quería más trabajar y se lo realquiló a otro para hacer el mismo trabajo. Y le dijeron en Puerto que no, que las concesiones están nominativas personales e intransferibles. Entonces se jubiló y lo dejó”.

Cuando se le pregunta al propietario de las salchichas neumáticas, paracaídas y demás artilugios marítimos del puerto de Benidorm por las denuncias de amenazas con armas con mira telescópica presentadas el pasado mes de junio ante la Policía, salta enseguida para negarlo.

Carlos Serrano Balandrón.

“Eso es mentira. Ese Jorge vino a provocarme para decirme que era un “delictivo” (sic) y ya me cabreé y salí y me enfrenté al buzo hasta que me paró uno de mis trabajadores. Pero por la muerte de mi madre que no le dije del rifle nada”.

Carlos Serrano atribuye esa denuncia a una fabulación, a una invención del empresario denunciante para hacerle daño, aunque sin nadie preguntárselo no tarda en reconocer que “tengo más armas en mi casa más que la Guardia Civil. Pero legales, todas legales, porque me gusta eso y yo nací en un coto de caza y me gusta eso. Yo por las noches de invierno, todas las noches, yo me voy a los jabalís. Yo mato 80 o 100 jabalíes todos los inviernos”.

Asegura Serrano que ha invitado a amigos a cazar y entre ellos a un empresario llamado Saval, policía local de Benidorm en excedencia, con el que ahora está enemistado. “yo le llevé, quería disparar y entonces como yo llevo un visor bueno para cazar y ver de noche, entonces le puse una lata ahí y le dije tira... y uyyy casi se me cae patas arriba”.

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