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La nueva ley de educación afronta su mayor reto en Madrid: "Somos la comunidad con más alumnos por aula"

La comunidad docente trata de sacar adelante la Lomloe sin currículos definitivos, sin la formación requerida y con las aulas abarrotadas.

Los estudiantes se manifiestan en Madrid empuñando pancartas con lemas como 'En defenda de la Educación Pública, ¡Fuera Ayuso!', en una imagen de archivo
Los estudiantes se manifiestan en Madrid empuñando pancartas con lemas como 'En defensa de la Educación Pública, ¡Fuera Ayuso!', en una imagen de archivo. Juan Barbosa / Europa Press

El Congreso aprobó definitivamente la nueva ley de educación, la Lomloe, hace ya dos años. Una nueva legislación que llegó para acabar con la segregación y el clasismo de la anterior ley Wert y que levantó todo tipo de revuelo y polémicas.

La conocida como ley Celaá -por ser entonces ministra de Educación la actual embajadora de España en la Santa Sede, Isabel Celaá- entró en vigor en enero de 2021, pero la implantación de las modificaciones contempladas en ella está prevista que se realice de forma escalonada a lo largo de tres años.

Algunos ciclos ya han comenzado a introducir los nuevos currículos este curso escolar, pero su aplicación está siendo muy desigual, dependiendo de la discrecionalidad de cada comunidad autónoma. En concreto, la nueva normativa está encontrando muchas dificultades en Madrid debido a que el número de alumnos por aula es "desproporcionado", según confirman a Público los propios docentes.

"Nosotros creíamos que era absolutamente imprescindible derogar la ley anterior y los docentes eran conscientes de que había que hacer un cambio educativo porque la Lomce hizo bastante daño. Lo que ocurre es que la actitud de algunas administraciones educativas hace que se genere más tensión todavía entre los profesores", afirma Maribel Loranca, secretaria de Enseñanza de UGT-Servicios Públicos, al tiempo que pone de relieve el gran reto que supone implementar un cambio estructural tan enorme como es el plan de estudios. 

Mucho malestar en Madrid

Cristina L. F., profesora de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato, explica que particularmente en Madrid el grado de malestar en las aulas es superlativo debido al deterioro paulatino de la enseñanza pública en los últimos años: "Las condiciones de trabajo son infinitamente peores porque el esquema de los gobiernos del Partido Popular es fomentar la enseñanza privada y concertada, desviando los fondos de la pública".

Cristina L.F.: "Las condiciones de trabajo son peores debido al fomento de la privada y concertada por parte del PP" 

La Lomloe busca potenciar el aprendizaje significativo y por competencias, organizar una "adecuada y equitativa escolarización" a través de comisiones de escolarización permanentes y garantizar "el derecho de los alumnos y las alumnas a recibir enseñanzas en castellano y en las demás lenguas cooficiales en sus respectivos territorios". Además, prohíbe ceder suelo público a la concertada, pone fin a las reválidas, acaba con la arcaica segregación por sexos en la concertada y saca la nota de religión de la media, entre otras.

Unas modificaciones que, aún siendo necesarias, están generando bastante agobio entre los profesores. Tanto los sindicatos como la comunidad docente ponen de relieve la excesiva burocratización y sobrecarga que se está viviendo. Además, critican que "ahora que ya estamos en medio del curso les entren las prisas de las autoridades administrativas, cuando muchos de ellos han tenido que organizar sus clases en base a borradores y no a currículos definitivos".

De hecho, Andalucía, Catalunya y Euskadi todavía no han publicado los currículos oficiales de ningún ciclo, Canarias sólo tiene colgado el de Infantil y en Murcia faltan aún los de ESO y Bachillerato.

Esta tardanza, como es de esperar, dificulta la planificación de los programas, retrasa la organización docente y genera una gran incertidumbre. Añaden, además, que será difícil ser 100% eficientes en los nuevos objetivos que marca la lay si se sigue manteniendo el número de alumnos por aula: "Una cifra que ya de por sí resulta inmanejable".

Las ratios, el verdadero desafío

"El problema de esta reforma educativa no es la reforma en sí. El problema es que, si se quiere cambiar la enseñanza, que haya menos repetidores, que mejore verdaderamente el sistema, se tiene que bajar la ratio", narra Cristina, quien añade: "Y eso no lo hace nadie porque cuesta dinero. La ratio es lo que permite conseguir los principios de la Lomloe, que son maravillosos".

La especialista en Ciencias Naturales lamenta no poder ni siquiera llevar a sus alumnos al laboratorio para que aprendan experimentando porque son demasiados: "Yo les cuento e intento plantearlo lo mejor posible, los llevo a la feria de ciencia, pero eso no sustituye todo lo que se están perdiendo por ser 33 por clase".

Durante sus tres décadas como profesora ha vivido tantas reformas educativas que ya ni las recuerda y, al igual que el resto de sus compañeros, ha tenido que hacer enormes esfuerzos para adaptarse a las nuevas exigencias "del Gobierno de turno". 

"Mientras nos entretenemos en hacer una ingente cantidad de papeleo, ese trabajo, esas horas no las invertimos en cosas importantes. Todo esto de cambiar los nombres lo único que nos da es un trabajo brutal y nos impide dedicarnos a lo que nos gusta, que es dar clase, preparar nuestras clases", explica indignada. "Nos estamos metiendo en una burbuja burocrática para que todo siga igual. Que no nos cuenten milongas; o cambian la ratio o lo demás es ciencia ficción", añade.

"Hay una sensación de que el profesorado está abandonado a su suerte porque se ha impulsado una reforma educativa, pero algunas comunidades no han invertido los suficientes recursos", afirma Isabel Galvín, secretaria general de Enseñanza de CCOO en Madrid. 

"Si quieren impulsar una transformación de la práctica docente, no pueden hacerlo a coste cero, sin una memoria económica que lo acompañe, sin una normativa que obligue y les exija unos mínimos a las autonomías", detalla.

La representante no concibe cómo no se ha podido prever que, por ejemplo, "una comunidad como Madrid, la que más sobrecargado tiene al profesorado en ratios y en horario lectivo, con las peores condiciones laborales y profesionales", iba a entorpecer los principios de inclusividad y atención a la diversidad que persigue la Lomloe. Con todo, la sindicalista reivindica la fuerza, constancia y profesionalidad de los docentes, quienes -asegura- "siempre sacan adelante su trabajo".

Tras el confinamiento por la pandemia, estaban en el aula la mitad de los alumnos. Un protocolo que se estableció para disminuir la probabilidad de contagios y crear los llamados grupos burbuja para controlar los contactos si alguno daba positivo en covid, que puso de manifiesto un claro incremento en la productividad y el aprendizaje estudiantil.

Un efecto no buscado que dio la razón a las demandas que históricamente se vienen haciendo desde las aulas y que se resumen en que "la enseñanza individualizada no es posible con 35 o 37 alumnos en clase". Sin embargo, este año -concretamente en Madrid- no sólo se ha revertido completamente este modelo, sino que, para más inri, se han despedido a más de 800 profesores de secundaria que se contrataron como refuerzo.

"Ya no hay ningún grupo de apoyo de los que se contrataron que mejoraba el rendimiento académico, el bienestar de los alumnos y el bienestar del profesorado", apostilla Galvín.

Madrid, la comunidad que peor paga a los docentes por hora trabajada

De acuerdo con el último informe de horarios de docentes en la Educación Pública 2022 de UGT, el número de horas de enseñanza al año del profesorado español es superior a los promedios de la Unión Europea (UE) y de la OCDE en Primaria, y de la UE en Secundaria.

Asimismo, la proporción que representan las horas de enseñanza directa en el horario total de trabajo de los profesores también está por encima de estas medias (llegando a las 669 horas en nuestro país, frente a las 629 de Europa).

Una proporción alta de horas de enseñanza significa que el profesorado cuenta con menos tiempo para otras actividades docentes, ya que su trabajo también incluye "el tiempo dedicado a corregir, asesorar o revisar el trabajo de los estudiantes, preparar las clases, la formación personal, las reuniones del claustro, las tareas de gestión administrativas o la comunicación y coordinación con los padres y con otros profesores".

Aun así, en España los profesores dedican un 61,14% en Primaria y un 46,98% en Secundaria de su tiempo total a la enseñanza directa, frente a un 48,3% y un 42%, respectivamente, de la media europea. Durante el boom de la gran recesión de 2008 se incrementaron el número de horas lectivas impartidas y pasaron de tener 18 a tener 21 en Educación Secundaria, en prácticamente todas las comunidades.

Según han ido trascurriendo los años, casi todas las autonomías han ido reponiendo su plantilla y esto les ha permitido reducir de nuevo el horario para regresar al anterior. Sin embargo, hay cuatro que han decidido mantenerlos, a saber, Aragón, Castilla y León, Madrid y Murcia.

Paradójicamente y pese a ser la región donde más se trabaja, Madrid es la comunidad que peor paga a sus docentes por hora de clase impartida, con un salario de 2.513,94 euros mensuales en Secundaria, frente a los 3.287,40 euros de Ceuta y Melilla o los 3.019,27 de Euskadi.

CCOO: "Madrid tiene un modelo neoliberal desde hace muchos años que traslada a la enseñanza"

"Isabel Díaz Ayuso está siempre presumiendo de que preside la comunidad más rica, pero no paga bien", sostiene Cristina. "La capital tiene un modelo neoliberal, ya desde hace muchos años, que traslada a la enseñanza. Persigue desregular, deslocalizar, mercantilizar y fragmentar la educación para privatizar y transferir el dinero público a fondos privados", comenta en la misma línea Galvín, que reclama mejorar las condiciones laborales de los docentes.

"Tenemos un Gobierno autonómico muy fundamentalista, muy fanático, que confronta permanentemente con el Gobierno central y la educación es uno de los elementos que instrumentaliza. Aprovechan aquellas regulaciones que sean más ambiguas, más abiertas, para hacer lo que quiere", añade.

España, el segundo país en abandono escolar de la UE

Uno de los desafíos del Ministerio de Educación que se pretende atajar con la nueva legislación es el abandono escolar prematuro. Según Eurostat, las cifras no son muy alentadoras en nuestro país. Si se compara con el resto de la UE, España es el segundo país con peores cifras de abandono: el 13,3% de los jóvenes entre 18 y 24 años no completan la 3 secundaria (el nivel mínimo obligatorio). Una tasa sólo superada por Rumanía, que lidera el ranking con un 15%. Estos datos todavía se encuentran lejos del objetivo marcado por la UE de reducirlo a menos de un 9% para 2030.

Sobre si la Lomloe logrará o no aproximarse a la media europea, Cristina L. F. responde con algunas dudas y argumenta que, si se quiere reducir el abandono, deberán pensarse nuevos itinerarios que amplíen las opciones de los estudiantes a la hora de completar su formación.

"Si hay buenos itinerarios, los chavales se van encaminando. Lo que no se puede es tener a todo el mundo estudiando lo mismo hasta los 16 años. A los 14, o a los 12 si me apuras, ya saben si quieren estudiar, si lo que prefieren es hacer una Formación Profesional (FP) o Bachillerato", apunta.

La profesional critica que en Madrid no haya plazas suficientes en la pública y que sólo la gente "que se lo pueda permitir" pueda progresar sin dificultades en su formación educativa. Asimismo, aboga por flexibilizar y ampliar el abanico de posibilidades, de tal forma que los alumnos que estudien FP "puedan reengancharse a la universidad con puentes y caminos facilitados desde las instituciones".

No obstante, -recuerda- "estamos en lo de antes, hay que invertir en la pública o la cosa no mejorará". Para concluir, Cristina espera que los futuros cambios cuenten con la perspectiva de los profesores y consideren "la realidad y los tiempos de las aulas".

La docente reclama, además, consenso político en uno de los ámbitos que más pueden influir e incluso determinar el futuro del país "por encima de la batalla personal de cada quien contra cada partido". Y pone también el foco en las familias y los jóvenes, que con cada nueva ley deben hacer un gasto extra en comprar libros porque los programas de préstamo "se van al garete hasta que consiguen reponerlos con el material nuevo". 

Por último, la profesional, pide que, en vez de reducir y hacer malabares con los horarios y las horas dedicadas a asignaturas fundamentales, se supriman las horas de religión católica: "No tiene sentido que se priorice este área en una escuela pública".

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