El irreductible Orgullo Crítico ha tomado de nuevo las calles de Madrid. Lo ha hecho bajo el lema "¡Sin papeles no hay orgullo. Que ardan las fronteras del racisistema!", evidenciando así la incorporación de la perspectiva antirracista entre sus demandas. "Estamos hartes de este sistema racista y cishetero que excluye, persigue, tortura, encierra y deporta", añaden en su manifiesto.

La presente edición, debido a las restricciones provocadas por la cumbre de la OTAN, ha arrancado desde la Plaza Elíptica y desembocado en el Parque de San Isidro, en el distrito de Carabanchel. Las consignas en esta ocasión han tenido un claro corte antiimperialista al coincidir la marcha con la presencia de la Alianza Atlántica en Madrid. 

"Quiero reivindicar la presencia de las personas con diversidad funcional que estamos en el colectivo LGTBI, somos una minoría dentro de una minoría, es importante que se nos vea, que sepan que estamos aquí", ha explicado a Público Mayka Hidalgo, que ha querido también denunciar la invisibilización a la que el Orgullo oficial les somete. 

"No reivindican a las personas que se salen de la norma que dicta el Orgullo –prosigue Mayka–, me da la impresión de que sólo buscan ganar dinero a costa de nuestra lucha". Y es que el Orgullo oficial está presente sin estarlo. A fin de cuentas esta marcha alternativa subraya y da protagonismo a los grandes olvidados de la cita oficial. 

"Al final estamos en el Orgullo crítico desde el anticapitalismo, queremos luchar contra ese capitalismo rosa que rodea al MADO [Manifestación Estatal del Orgullo LGTB], aquí sentimos que se da reconocimiento a nuestras verdaderas identidades", denuncia Darko, del colectivo No Binaries España, para quien este Orgullo alternativo es una muestra de todo lo que adolece la cita oficial que acapara todos los focos.

Diversidad reivindicativa

Junto al antirracismo, otras causas integran también el nervio reivindicativo del Orgullo Crítico. Hablamos, por ejemplo, del pinkwashing o lavado de cara rosa, fenómeno que hace referencia al lucro que hacen las empresas privadas de los movimientos sociales como la lucha LGTBIQ+. Con el MADO ocurre desde el momento en el que se cede su organización a empresas privadas como AEGAL.

El manifiesto de los distintos Orgullos Críticos menciona rigurosamente el transfeminismo (la lucha feminista trans inclusiva) porque sus promotores consideran que la no mención es la invisibilización de una parte del colectivo. Así como el anticapacitismo, que incorpora entre las reivindicaciones la necesidad de repensar la lucha desde la visión de las personas neurodivergentes.