BERGA
Alguien ha dicho alguna vez que el territorio catalán puede comerse a cada paso. Por eso, una buena manera de redescubrir Catalunya es acercándonos a la gastronomía, la cocina y los productos típicos y singulares de sus diversas comarcas. Así que en las próximas semanas repasaremos productos únicos de todo el territorio catalán, y algunos de los platos característicos.
Empezaremos hablando del corazón del país, a través de la veguería que ocupa la zona de la Catalunya Central, una zona marcada por la agricultura, las setas, la trufa, la caza, los embutidos, los productos cárnicos, los lácteos...
Pasaremos por las comarcas del Bages, Berguedà, Moianès, Lluçanès, Solsonès, Osona y Alta Segarra. El cigronet de la Anoia (garbancito), llonganissa de Vic (salchichón) y el resto de embutidos de la comarca de Osona o mató de Montserrat (requesón) son algunos de los productos más característicos, ¡pero encontramos muchos más!
Bages
La comarca está marcada por dos productos bien preciados: el aceite y el vino, a través de la DO Pla de Bages, que ha ido manteniendo el crecimiento en los últimos años. Por lo que respecta al aceite, el Bages pone en valor el tesoro que suponen sus variedades locales: corbella, verdal Manresa y vera.
Entre otros, encontramos productos del huerto como la berenjena blanca, la col verde manresana, la judía de Castellfollit del Boix o los tomates, con variedades locales como el rosa del Cardener, el de Montserrat o el espalda verde.
Y no podemos olvidarnos del típico mató (requesón) de Montserrat, un producto puramente artesanal que se elabora desde tiempo inmemorial en las masías del término de Marganell.
Berguedà
La caza, la seta o la trufa marcan claramente esta comarca. La carne y los embutidos, los lácteos, el grano, los productos de la huerta... son banderas del Berguedà. El cocinado de la seta en sus diversas variantes, las patatas enmascaradas o el alioli de membrillo son habituales en las mesas.
Disfruta de productos singulares muy apreciados, algunos de los cuales se han revalorizado últimamente. Hablamos, por ejemplo, del blat de moro (maíz) escairat, uno de los productos agrícolas más típicos del Berguedà, que empezó a cultivarse hace unos trescientos años y es uno de los ingredientes básicos de la escudella que se hace en muchas casas particulares y restaurantes.
El color blanco característico de este cereal y su nombre popular provienen del proceso realizado en un molino, mediante el cual se le quita la cascarilla, y lo convierten en una variedad única.
Otro de los platos locales son los guisantes negros (pèsols negres) con tocino o panceta. Cultivada casi en exclusiva en la comarca, y comercializada en almacenes de grano y tiendas especializadas, esta legumbre, también conocida como guisante de montaña, adquiere su característico tono marrón oscuro una vez secado. Finalmente, también cabe mencionar la patata de montaña de Peguera y Gósol.
Moianès
La producción agroalimentaria tiene un peso importante en el Moianès. Encontraremos explotaciones agrícolas y ganaderas, pasando por la gran tradición de tocineros, panaderos, pasteleros, chocolateros y queseros, así como elaboradores y distribuidores de productos ecológicos.
Setas, embutidos, carnes, queso... y, evidentemente, el típico baieton (o baiaton). Se trata de un plato similar al trinchado de la Cerdanya, a base de patata y col del Moianès o col de invierno del Baieton, en este caso con jamón, butifarra negra y/o tocino.
Lluçanès
La flamante comarca del Lluçanès tiene pocos días de vida oficial, pero el territorio disfruta de una gastronomía rica y con historia. La trufa, los lácteos o la carne y los embutidos son productos habituales en este trozo de territorio, pasando por las legumbres y los cereales, frutas y verduras, pan y tortas o mermeladas y conservas.
En cuanto a productos singulares, destaca el blat (trigo) forment, un producto recuperado por un agricultor de la comarca y que también se ha recuperado paralelamente en otros lugares como el Berguedà. El cigró (garbanzo) de Oristà también es una variedad muy especial, con características que lo hacen único. Los tomates verdes y la somalla (embutido) son otros productos con singularidad en el Lluçanès.
Osona
Osona es una comarca de cerdos, y que nadie se ofenda. Se trata de un puntal a gran escala y la cocina de este animal es la más característica de la comarca, junto con los embutidos y la carne de caza. Los quesos y lácteos o la pastelería -con el pa de pessic (un tipo de bizcocho) de Vic- son también grandes protagonistas en la comarca, con apuestas singulares, así como las setas y la trufa.
Entre los embutidos encontramos la butifarra, el bisbe, la somaia, el fuet, la baiona... Pero especialmente la llonganissa de Vic (longaniza o salchichón) reconocido como IGP. La judía del Collsacabra, la patata del bufet, la castaña de Viladrau, la cebolla de Vic o la calabaza de ferro son algunos de los productos singulares.
Solsonès
La carne, los lácteos y el bosque también marcan la comarca del Solsonès. Hablamos del requesón y del queso fresco y curado, o de las conservas de setas, tratadas, esterilizadas o desecadas, con especies típicas de la comarca.
La elaboración de vino también se ha realizado desde tiempos inmemoriales en la comarca y ahora hay iniciativas que quieren recuperar la cultura del vitivinícola.
También son típicos los embutidos, productos cárnicos elaborados con carne de cerdo y tripa natural como el donegal (blanco y negro), el salchichón o longaniza, el fuet y también la butifarra negra y la blanca cruda.
Evidentemente, no podemos olvidar las patatas del Alt Solsonès, llamados trumfos, y también conocidos como patatas de Odén. Gracias a las características climáticas y edáficas, se produce una patata de consumo con sabor y cualidades culinarias que la diferencian de las patatas de otros lugares.
Alta Segarra
Y terminamos con esta comarca natural que es la Alta Segarra, que ocupa territorio del Anoia, el Bages, el Solsonès y, evidentemente, la Segarra, pero con una gastronomía propia y productos típicos.
Hablamos de la cazuela de tros o de matanza, o el bacalao a la llauna. Setas, vino y cerveza, conservas, quesos y lácteos, o la tupina, un método ancestral para conservar la carne de la matanza del cerdo.
En cuanto a productos singulares, podemos hablar de los besos de Judas, unas pastas vinculadas a la representación de la Pasión de Cervera. Pero la verdadera estrella es el cigronet de la Anoia (garbanzito), también llamado de la Alta Segarra o de la Alta Anoia, uno de los cultivos tradicionales recuperados en municipio de Sant Guim de Freixenet y que ahora se ha extendido por la zona.
Es especialmente apreciado por la textura fina y nada harinosa, una piel imperceptible y un sabor destacado y agradable, además de por su tamaño, más bien pequeño.
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